Lo de Rosario Guerrero, Rosario La Tremendita, (Sevilla, 1984) es cosa de estética y de ética. Cantaora de rompe y rasga, no rehúye de nada y lo aglutina todo. Viaja, experimenta, su cante sale y entra con igual naturalidad y solvencia por nudillos como por sintetizadores; por la guitarra que tanto ama, como por el bajo que la identifica, porque La Tremendita es de verdad. Es pura. “Al flamenco se le llena la boca hablando de pureza y, sin embargo, tratar de ser lo que uno no es, puede ser de lo menos puro que hay”, reflexiona la trianera, hija del cantaor José Tremendo, biznieta de Enriqueta la Pescaera (otra mujer grande y libre) y artista (cantaora, compositora, músico, arreglista, productora...) por derecho y talento propio. Una flamenca mutante –que diría don José María Velázquez Gaztelu– que este jueves 18 de agosto cierra el festival que su sobrino Curro Velázquez Gaztelu dirige en Cádiz, Flamencad, en una gala dedicada a los Nuevos Territorios donde también estarán Tomás de Perrate con sus Tres Golpes y Moneo.

“Desde luego en un concepto curioso... Yo a José María lo quiero mucho así que lo que diga él, será, pero a mí, desde dentro, me cuesta más verlo porque para mí, mi forma de entender el cante y el arte, es natural, es como lo siento”, balancea la cantaora que si nunca ha dejado de investigar tanto en las raíces como en las nuevas ramas de ese gran árbol que es el flamenco, se explaya en su último proyecto Tremenda: Principio y Origen, cuya primera parte, que salió publicada el pasado año, es la protagonista del recital de esta noche en Cádiz al que llega en formato trío.

Alfonso Aroca, a los teclados, y Manuel Reina, a la batería, con La Tremendita a la guitarra, al bajo, a la percusión, y a lo que le echen, serán los protagonistas de este “viaje por el cante a través del flamenco tradicional con unas texturas más electrónicas y contemporáneas”, tal y como define a Tremenda su autora que, además, está “encantadísima” de poder mostrarlo en Cádiz porque venir a esta ciudad “siempre es un regalazo” para Rosario “porque lugar me gusta mucho”, dice.

Además, esta primera parte de Tremenda se desplegará en el escenario del Baluarte de la Candelaria, un enclave mágico, tan lleno de contrastes como la propia alma cantaora de la Tremendita que, desde que se recuerda, siempre ha sentido esa comezón por ir un poco más allá.

“Yo es que, de carácter, siempre he sido muy inquieta, muy nerviosa y de niña, como mi padre no sabía ya qué hacer conmigo, pues nada, me dio mucha música y mucho instrumento para que echara ahí todas mis ganas de curiosear  y de investigar”, valora poniendo siempre en ese lugar privilegiado a la guitarra –“la que considero mi instrumento”– con la que comenzó “a juguetear” a los 4 o 5 años, sin menospreciar al piano – “estudié el Elemental de piano, es un instrumento muy bonito”– y, por supuesto, el bajo que, aunque llegó a su vida algo después, “siendo adolescente”, inmediatamente se enamoró y ya no lo pudo soltar. “Además, es cierto que lo he convertido en una seña de identidad. Aunque la guitarra es mi instrumento de base, creo que el contraste del bajo eléctrico con mi voz representa muy bien mi concepción de la música, habla mucho de mí, de mis dicotomías y bipolaridad, cuenta muy bien mi lenguaje”, arguye la artista abrazada en sus imágenes promocionales al rockero instrumento que rima a la perfección con su media cabeza rapada, sus tatuajes y piercing que palidecen cuando abre la boca para sentenciar con voz (y sapiencia) flamenquísima.

“Aparte del cante de mi casa, de mi padre, de mi bisabuela, me han influenciado mucho los discos de Manolo Caracol, de la Niña de los Peines, de Pepe Pinto, Camarón, Enrique Morente, Paco de Lucía, Tomatito, Parrita...”, va enumerando Rosario y caemos en la cuenta que no sólo enfila a grandes artistas flamencos sino a grandes creadores. “Efectivamente, el flamenco cuando más me gusta es cuanto más se acerca a la creación y a la personalidad. Me gustas los artistas creativos y con carácter fuerte, con personalidades marcadas y con cosas que contar”, confirma.

En esa misma estela se mueve la carrera de la Tremendita, “una carrera de fondo”, como ella misma ha definido en varias ocasiones. Una estrella y, no por ello, fugaz. “Eso de la moda y la velocidad nunca me ha interesado sin el arte. Me gustan las carreras como la de Morente, que se basan en un lenguaje, en un crecimiento, en un trabajo de investigación largo, de muchos años, siempre con un sentido y mirando más hacia dentro que hacia fuera. La música y el arte no es una moda o una canción sino un camino largo a recorrer pero fascinante si realmente te apasiona”, explica.

Un camino, no pocas veces arduo –“hay muy pocas ayudas a la creación para el cante, lo hacemos todo a pulmón”, reclama– y, casi siempre, de ida y vuelta – “de quinientas mil vueltas”, ríe– como el que está haciendo en Tremenda: Principio y Origen. “Cada uno de mis discos cobran vida propia y acaban mandando ellos, yo lo que hago es entregarme en cuerpo y alma al proyecto original desde el minuto uno, intentando sorprenderme a mí misma y llegado al fondo de la historia”, cuenta sobre el germen de este último trabajo que “comenzó siendo un sólo disco” pero que, “a la par que la electrónica iba conviviendo con la tradición del cante”, a Rosario se le metía el sonido de la guitarra.

“Tanto era mi empeño en pedir más guitarra que mi productor me dijo, mira, pues otro disco con guitarra. Y, en parte, eso es lo que he hecho, no un disco distinto, sino el mismo. El mismo viaje de ida con la electrónica, lo he hecho de vuelta acompañada por diez guitarristas maravillosos y a los que admiro mucho”, adelanta sobre esta segunda parte de Tremenda que sale a la luz el 16 de septiembre. “Loca por que lo escuchéis, si es que hay tiempo ya en el mundo que hemos montado  para sentarse a escuchar un disco doble...”