Cultura

El Museo de Cádiz exhibe las razones que hacen excelentísimo a Murillo

  • La exposición itinerante que empieza en Cádiz y que ahonda en la relevancia de este personaje está integrada por trece reproducciones cuyos originales se exhiben en el Museo de Bellas Artes sevillano

Desde mucho antes de que Bartolomé Esteban Murillo falleciera ya se hablaba de la excelencia de su obra. Así lo reflejaba la primera biografía que se editó en Nuremberg en el año 1683, tan sólo un año después de su muerte y, ahora, todos los juicios vertidos durante estos cuatro siglos convergen en la muestra de carácter divulgativa Murillo, excelentísimo, en la que se analizan algunos de los factores que hacen único al genio sevillano.

Así lo contaba este martes Pablo Hereza, comisario de esta exposición itinerante que arranca en el Museo de Cádiz con la reproducción de 13 obras vinculadas a la muestra Murillo. IV Centenario que conmemora el nacimiento del pintor en el Museo de Bellas Artes sevillano, donde se encuentran las originales. Acompañado del director de la pinacoteca, Juan Ignacio Vallejo, el comisario explicaba a los numerosos asistentes que las piezas que reproducen las obras de Sevilla se exhiben retroiluminadas en bat light, mientras que el resto van en vinilo.

A través de ellas, el espectador puede acercarse al personaje “desde cuatro secciones como son la Vida y la memoria histórica que nos ha quedado del artista, el Ingenio y su capacidad para crear, sus Convicciones que son claramente religiosas y los Contextos en que se desarrolla su pintura”, explica.

En la primera sección enfocada a la Vida se observan los dos únicos autorretratos de Murillo, procedentes de The Frick Collection de Nueva York y de The National Gallery de Londres. En ellos “advertimos la intencionalidad en la utilización del engaño o trampantojo”, demostrando no sólo el alto grado de perfección técnica, sino su capacidad para crear ilusionismo. Estos autorretratos, puntualiza Hereza, “van generando grabados que van expandiendo su fama por Europa y el mundo”, como se aprecia en el catálogo editado para esta muestra, en el que uno de sus retratos se usa para un trampantojo de una pintura del XVIII.También se narra su horfandad, las ventajas de la empresa familiar barroca a la que tiene acceso, su matrimonio con Beatriz de Cabrera con la que tiene diez hijos –que apadrinan influyentes personalidades–, así como el gran poder adquisitivo que alcanza con los grandes encargos que recibe.

Otro de los pilares de su excelencia es el Ingenio, dada su gran destreza para el dibujo y que será la base de su éxito y el de algunas de sus grandes obras icónicas como El buen pastor. De ella se extrae “las composiciones que usó para este cuadro que están en el Museo del Prado”. A esta búsqueda de la mejor composición se añade “los diferentes arrepentimientos compositivos que se observan en la obra, mostrando una estructura mental que lo convierten en un gran dibujante, aparte de muralista y pintor”.

Su gran vínculo a lo religioso y la búsqueda “de una guía espiritual que le satisficiera” se advierte en la sección Convicciones, desde las que Murillo creó modelos devocionales “que llegan a revolucionar su concepción, como es el caso de La Virgen con el Niño sin ningún símbolo o sus famosas Inmaculadas”.

Y el círculo se cierra en los Contextos donde desarrolla su trabajo, “pues era una persona bien situada, que ganaba mucho dinero con la pintura e invertía en negocios americanos, y muchos de estos socios y comerciantes se convierten en sus clientes, solicitándole retratos”. Pero aparte de sus retratos realiza pintura de género, que se extiende por Europa, donde eran incluso copiadas, de modo “que más que una situación social pensamos que escondía algún sermón moralizante”.

En definitiva, una muestra “con la que el espectador se puede hacer y responder a preguntas y con la que puede emitir su juicio de quién era Murillo”.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios