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Arte

Madrid. La feliz historia de cada febrero

  • La capital española vuelve a concitar todas las miradas de la creación contemporánea con la celebración de las cinco ferias que acogen a los artistas más representativos del momento

Obra de Okuda San Miguel en Urvanity.

Obra de Okuda San Miguel en Urvanity.

Una edición más de esa historia artística que comenzó en 1982, cuando a la genial Juana de Aizpuru se le ocurrió abrir caminos para que la luz de la contemporaneidad artística se hiciera presente en aquellos territorios con muchas sombras que era la España del momento. Nació ARCO, la feria Internacional de Arte Contemporáneo que agrandó los horizontes culturales de muchos y que sirvió para que la plástica moderna tuviera un hueco en la conciencia de unos españoles, todavía, muy desinformados. Tras ARCO llegaría mucho más. Todo para que Madrid, cada febrero, se convirtiese en el centro del arte mundial y peregrinación obligada para conocer de primera mano lo que existe.

Un par de días antes los medios de comunicación, como es habitual, se encargarían de anunciar al mundo la idiotez suprema de la obra que se ha convertido en el faro que alumbre la discusión estúpida de todos los años sobre lo que es y no es el arte. Este año ha sido la soberana pamplina de un ninot con la figura de nuestro Rey que debería ser quemada en un plazo de tiempo. Para los que, aún, no se hayan enterado, esa pieza expuesta con la imagen de don Felipe –como lo fueron los retratos pizzelados de los políticos, el año pasado, o la figura de Franco en una nevera de refrescos de otra ocasión, o la escultura de fieles de las tres religiones mayoritarias superpuestos– sólo es un reclamo publicitario para que, durante varios días, la mirada incida sólo en eso, en una anécdota informativa alejada de la absoluta realidad del asunto verdaderamente artístico.

ART MADRID. En caída libre

En esta ocasión empecé el recorrido por el maratón de ferias en el Centro Cibeles del antiguo palacio de Correos. Allí se viene celebrando desde hace unos años ART MADRID. Este año era la decimocuarta edición y debo decir, con toda la pena del mundo, que cada año se ve disminuido su interés. Muy poco había donde rascar. Si, ya, en la edición pasada asistimos a un flojo desarrollo, para este año, este declive se ha visto aumentado considerablemente. Pocas galerías con ofertas de peso y mucha igualdad de lo que es habitual y que, ya, llevamos viendo en todos los sitios. Puestos a rescatar de la aplastante medianía, las obras de la cordobesa María Ortega Estepa, con esos sugestivos y bellos jardines, presentes en la galería Luisa Pinto de Santiago de Compostela, compartiendo espacio con obras interesantes de Mariajosé Gallardo. También destacaban los retratos descontextualizados del portuense Daniel Sueiras, en Moret Arte de la Coruña. Tres pintores de muy diferente filiación estética y plástica llenaban de expectación pictórica el stand de Aurora Vigil Escalera de Gijón: la figura cuestionada de Rafa Macarrón, la excelsa mirada abstracta de Santiago Picatoste y el poderío extremo de los pigmentos de Ismael Lagares. Buena pintura abstracta de la mano de Rubén Martín de Lucas, en BAT Alberto Cornejo de Madrid. Y, así, los Castillos en el aire de Eduardo Vega de Seone en Espiral de Noja (Cantabria ), los Carmen Calvo en Art Lounge de Lisboa o el Stephan Balkenhol en 3 Punts de Barcelona. Muy poco puedo decir más. Una feria que tiene mucho que esforzarse para detener una más que apreciable caída libre.

DRAWING ROOM. Lástima de la nueva ubicación

Cambiaba de ubicación la feria que nació con una clara intención de dar protagonismo al dibujo y que en los últimos años la hemos visto avanzar hacia estamentos más generales. Del Círculo de Bellas Artes al palacio de Santa Bárbara. No creo que esta decisión haya favorecido al desarrollo de la feria. El recinto es más pequeño y la disposición bastante caótica. No era fácil entender la ubicación de los stand. No obstante, nos hemos encontrado con proposiciones de entidad que resaltaban en el marasmo expositivo. Muy significativo lo que presentaba el santanderino Juan Riancho de Siboney; obras de dos artistas de importancia en el panorama de los autores sabios de la creación contemporánea, Daniel Verbis y Sergio Sanz. Muy buen acercamiento a la obra dibujística con dos artistas levantinas de interés e intención plástica en el stand de Pepita Lumier: Nuria Riaza y Paula Sanz Caballero. Buenos, clásicos y con mucha dimensión artística las obras de Alberto Corazón en Ogami Press. El granadino Pablo Capitán del Río presentaba dos espectaculares instalaciones muy bien sustentadas conceptualmente en la galería Art Nueve de Murcia. Aunque echando en falta importantes artistas de la galería, lo presentado por la marbellí Yusto/Giner describía su buen proyecto artístico. Obras de Victoria Maldonado, Beatriz Ros y Enmanuel Lafont. Para terminar el recorrido por lo que se presentaba en el palacio de la calle Hortaleza, el stand de la galería Ruiz Linares, con obras inquietante de Cristina Ramírez y bellas historias mínimamente contadas de Simón Zábell. Magníficas las obras de la malagueña-granadina Irene González en la galería Silvestre.

URVANITY. Manifiesto avance hacia buenos argumentos

No me gustó demasiado la pasada edición de esta Feria dedicada al Arte Urbano. Se notaba que estaba en los inicios y que tenía mucho que madurar. Bien que lo ha hecho. Hemos encontrado en la sede del Colegio Oficial de Arquitectos muy buenos argumentos artísticos, pictóricos sobre todo; asuntos positivos de un arte que interesa cada vez más. Muy buena selección de galerías y propuestas que han conjuntado un encuentro altamente satisfactorio, además, muy bien aderezado con acciones que atrapaban y mantenían una expectación en todos los sentidos. Destacaban sabios proyectos que traslucían situaciones de un arte definido con una claridad idea sobre una sociedad que se mueve en un entorno urbano muy determinante.

Espectacular el proyecto de Okuda San Miguel, el artista santanderino que posee ese lenguaje singular, colorista y diferente que llena de ambientación una sociedad necesitada de proyectos entusiastas. Muy importante me ha parecido, asimismo, la sección SOLO SHOWS, que presenta mínimas exposiciones de artistas que proporcionan una significativa visión de artistas con lenguajes de muy especial significación –Miss Van, Dan Witz, Jan Kalab y Sam 3–. Como no podía ser menos en una feria con clara disposición hacia lo urbano, se ha presentado un proyecto de intervenciones murales en edificios del centro de Madrid: cuatro artistas han sido los elegidos, MARAT Morik, PRO176, PONI y ARTEZ. En el mismo sentido se han elegido a una serie de artistas que han realizado instalaciones, obras site-specific, en espacios madrileños: el italiano MONEYLESS (Calle Augusto Gigueroa), el artista de Vejer Juan Miguel Quiñones (plaza Alonso Martínez), el alemán 1010 (Calle Fuencarral), el gallego Isaac Cordal (patio del Colegio de Arquitectos ) y el madrileño SABEK (plaza Callao ).

En el apartado oficial destacar al granadino Paco Pomet (My name's Lolita de Madrid), el jerezano Matías Sánchez (Galería Manuel Ojeda de Las Palmas), Anna Taratiel (Sc Gallery de Bilbao ), Dilka Bear (Fousion Gallery de Barcelona), Eduardo Balanza (Yusto/Giner de Marbella), Marat Morik (Ruarts Gallery de Moscú), entre otros.

JUST MAD. Aplastante avance hacia mejor

El año pasado, JUST MAD cambió, para mucho peor, su sede. En un espacio pequeño del barrio de Salamanca se concentró una feria que, aunque había crecido en calidad, no ofrecía la dimensión que realmente tenía. Para esta edición, la décima, ha encontrado una nueve sede en la calle Cervantes; un edificio con infinitas mejores instalaciones y también muy buenas posibilidades para un encuentro artístico de este tipo. Su emplazamiento junto a la iglesia del Jesús de Medinaceli permitió, el viernes, curiosas imágenes de las puertas de la sede colapsadas de gente que hacían una kilométrica cola de fieles esperando entrar al templo.

También nos hemos encontrado con una feria de mayor entidad y con muy buenos argumentos expositivos. Norberto Dotor de Fúcares presentaba un cuidado stand con obras del gaditano Fran Ramírez, Alvar Haro, Patricio Cabrera, Jorge Julve y Javier Parrilla. La sapiencia del galerista aportaba calidad a un stand completo y de amplia estructura. Buena fotografía de Diego Opazo en Marisa Marimón de Orense. Interesante pintura en blanco y negro de Cristina Toledo en Pep Llabrés de Palma. Muy sobrios y con mucha inteligencia pictórica los paisajes de Gabriela Bettini en la Galería Silvestre. Una pieza suya ha sido Premio DKV. Tremendamente significativos los Santiago Picatoste en Aurora Vigil Escalera, compartiendo espacio con Jorge Hernández, con un desarrollo muy a lo pop de Hockney. Me gustaron las obras de Santiago Torres en Ruiz Linares de Granada; en ellas la naturaleza y lo humano convivían en una especialísima relación. De nuevo nos encontramos los sutiles relatos pintados de Simón Zábell en Eldevenir de Málaga Buena fotografía en la Cámara Oscura de Madrid, con obras de Ellen Kooi, Liza Ambrossio y Elina Brotherus. Muy curiosa la propuesta cerámica de la galería portuguesa Ratton, con artistas modernos que retoman esa azulejería tan clásica en el país vecino.

Las buenas iniciativas que empezaron en JUSTMAD vuelven a una Feria en la que siempre hemos creído.

ARCO. La madurez sensata y convincente

Qué bien se contempla una feria de arte sin mucha gente. Ni siquiera la comitiva real distorsionó la visión de unos stands apenas con visitantes. Por cierto, doña Letizia deslumbró por su justa elegancia. Parecía interesada en lo que le enseñaban. No sé si llegarían a mostrarle la tontería del Ninot gigante que remedaba a su augusto esposo. Si lo vio no me cabe duda que pensaría que la galería italiana que presentaba tan absurdo objeto y sus insensatos autores –no vale la pena nombrarlos– sólo acapararon la atención de los imbéciles, como decía el gran Cezanne de los que únicamente amaban los cuadros “muy terminados”.

Creo que puedo decir sin faltar a la verdad que ha sido el ARCO que más me ha llenado. Muchísimas obras de gran dimensión artística; pocos brindis al sol; muchas piezas pertenecientes a la verdadera Modernidad; creaciones abiertas, convincentes y clarificadoras de un arte que no deja dudas y que aporta mucha sensatez para poder seguir confiando en una plástica que proyecta lo mejor. Mucha buena pintura de todas las tendencias, la buena fotografía que ha quedado de épocas con nefastas proyecciones, acciones sin coheterías malévolas para tontos... y así un desarrollo artístico que interesa, que atrapa y que te hace confiar en una creación con criterio y solventes argumentos.

Mucho y bueno para recordar. Va a suponer una buena despedida de Carlos Urroz al frente de una feria que, entre otras muchas circunstancias, ha servido como locomotora para tirar de ese carro artístico que supone el febrero madrileño y sus muchas proposiciones. La lista de obras excelentes se puede hacer interminable. Toca resumir. No podemos, por menos, que empezar por la escasísima presencia de galerías andaluzas. Las dos mostraban buenos proyectos. Absolutamente redondo el stand de Rafael Ortiz. Entre todo, lo más sobresaliente y rezumando pintura grande las obras del Equipo 57; inquietante la instalación de José Miguel Pereñíguez; de descarada sobriedad la espectacular pieza de José María Báez; magnífica la obra modular de Manolo Barbadillo; creando la expectación de siempre las obras de Carmen Calvo. Junto a ellos obras de Dalila Gonçalves, Graciela Iturbide e Inmacula Salinas. La galería de Carolina Alarcón y Julio Criado nos dejaba constancia de lo mucho bueno que plantea desde su sevillana calle Velarde. Preclara la fotografía del granadino José Guerrero, más trascedente artísticamente su último trabajo con un sabio reduccionismo representativo; apabullantes los vídeos de José Ignacio Restrepo, inquietando más que cuando los vimos en el suelo de la galería; muy acertada y marcando un sensato juicio escultórico la pieza de los Mp Rosado deconstruyendo una mesa. Jugando con lo mediato del concepto lo propuesto por Pedro G. Romero y, así obras de Nicolás Grospierre, Jorge Yeregui, Bernardo Ortiz, Ira Lombardía y François Boucher.

En el concierto general de la feria obras sobresalientes de Guillermo Pérez Villalta, con su rigor clasicismo, en la Miguel Fernández Brasso. Muy buenos los Esteban Vicente en Marc Domenech de Barcelona: exultante La Familia de Rafa Macarrón en Juan Silió de Santander. Amplitud de miras artísticas en la americana Edward Tylor Nahem: un Roy Lichtenstein, un Tapies superior, un imponente Barceló del 2000 y un pequeñito Jackson Pollock del 46, cuando todavía su pintura estaba mucho más contenida. Muy curioso el trabajo pictórico de Richard Serra, Federal Plaza, en Carreras Múgica de Bilbao, donde se podían ver, asimismo, obras de Pello Irazu y Txomín Badiola. Extraordinario el Lucio Muñoz de la Marlborough. Lección de arte en los stands de Joan Prats, Leandro Navarro y Guillermo de Osma. Entrañable Mitsuo Miura en Cayón, compartiendo espacio con las estructuras coloristas de Imi Knoebel. Apasionantes e intrigantes, como siempre, las obras de Pilar Albarracín en la portuguesa Filomena Soares; magníficos su bordados y genial El Trapío. Junto a ella, nada más y nada menos, que Markus Oehlen y Rui Chafes. Muy buenos los José Pedro Croft y Nico Munuera en la Caja China. Feliz encuentro con una gran obra de Ana Barriga en el stand de la galería T20 de Murcia. Encontramos varios Plensa, tanto escultura como dibujos. Como es habitual desde hace años, la galería Espacio Mínimo oferta importantes manifestaciones de lo mejor del arte contemporáneo. Magnífica la expansión de Liliana Porter; convincentes las acuarelas y óleos de Nono Bandera; jugosa la obra textil de Teresa Lanceta y dos espléndidas piezas del granadino Antonio Montalvo, Piel de oveja y El huevo roto. Un buen Alejandro Botubol, Tapes, en Ponce + Robles de Madrid. También fue emocionante encontrarse con la pareja Fuentesal y Arenillas, con sus esculturas laberínticas, que se presentaban en el espacio de Luis Adelantado de Valencia, junto al magnífico pintor sevillano Rubén Guerrero y al gran Darío Villalba. En el stand de la gran Juana de Aizpuru, muy buena fotografía de Cristina García Rodero y Alberto García Alix. Con ellos tres artistas de manual contemporáneo: Alicia Framis, Doukoupil y Art and Language. Elvira González presentaba obras maestras de Esteban Vicente, Elena Asins, una pieza ejemplo del minimalismo clásico de Donald Judd y una espléndida colección del gran Chema Madoz.

Mucho me he dejado en el tintero. Lo que demuestra la importancia de una feria que sigue manteniendo el hálito, ya, con una madurez y una sensatez sabiamente condicionada.

Han sido unos días intensos, de búsqueda y análisis. Un tiempo de experiencia que nos complace y nos sitúa en los medios de la creación más inmediata; esa que nos interesa y nos da vida para seguir creyendo.

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