pepe maestro. escritor

"Intento tratar a los chavales con la mayor seriedad posible "

  • El autor gaditano presenta hoy en el Baluarte 'El cazador de aerolitos', una historia ilustrada por Claudia Ranucci y editada en Barco de Vapor

El escritor gaditano Pepe Maestro, con su libro 'El cazador de aerolitos' en Diario de Cádiz.

El escritor gaditano Pepe Maestro, con su libro 'El cazador de aerolitos' en Diario de Cádiz. / lourdes de vicente

El escritor Pepe Maestro (Cádiz, 1964) presenta hoy nuevo libro, a las 19.30 horas, en la Feria gaditana. Con más de cuarenta libros publicados hasta la fecha, El cazador de aerolitos es su primera obra incluida en la colección Barco de Vapor, una historia de fantasía de un autor curtido en el género y que, ante todo, se muestra encantado de que se le dé "visibilidad" a la literatura infantil.

-¿Qué es El cazador de aerolitos?

-En principio, cuando escribí la historia, pensé que sería un álbum ilustrado porque es una historia breve pero intensa, muy visual y me imaginé que quedaría bien un álbum ilustrado. Cuando se la presento a SM y me dice que la va a sacar en Barco de Vapor, pues no le voy a decir que no. Es una historia para todas las edades. No me gustan los libros infantiloides, me gustan que mis libros, si los lee un adulto, le gusten también. Simplemente que el niño, al tener menos experiencia, necesitas adecuarte un poco a que lo entienda.

-¿Esa adaptación tiene que ver con el lenguaje o también con los personajes?

-Claro, no se puede hacer una trama muy enrevesada, que ellos se pierdan, tiene que ser más sencilla, más lineal. Aunque siempre digo que los adultos han perdido el niño, algunos lo tienen escondidos y otros lo conservan. A mí me gusta mucho escribir al niño adulto.

-¿Y qué cuenta esta historia?

-Como su propio nombre indica, el protagonista se dedica a cazar aerolitos. Cada noche sale y empieza a buscarlos. Pero un día, uno de los aerolitos que caza le arrastra y se ve orbitando por la Tierra a lomos de un aerolito. Es una historia de amor entre el cazador, Crispín, y su mujer, Lamberta, que cada tres noches lo ve pasar y le va haciendo la vida más agradable en el aerolito desde la distancia.

-¿Hay algún guiño al gaditano Ory al escoger los aerolitos?

-No, en principio no. Lo que pasa es que en Cádiz hablar de aerolitos es hablar de Ory. De hecho, en la presentación intento hacerle un guiño a Ory porque es inevitable. A mí me fascinan los aerolitos de Ory, y hay uno que me encanta para los niños: "Un gigante es un enano de goma".

-¿Cómo ha sido el trabajo con la ilustradora, Claudia Ranucci?

-En este caso le mostré el texto a la ilustradora, antes de presentárselo a SM, y Claudia Ranucci, una italiana que vive en Madrid, se enamoró del texto y me dijo que quería ilustrarlo. Me hizo un boceto, una ilustración que me encantó, y cuando se lo presenté a SM también les gustó. La verdad es que es un trabajo muy bonito.

-¿Es un paso adelante publicar en Barco de Vapor?

-Hombre, siempre te agrada porque quizás es la colección que tiene más prestigio, la que inauguró el boom de la literatura infantil en España. Además, mis padres vivían al lado de Manuel Barbadillo, el marianista que creó la colección Barco de Vapor, y una vez le dije que iba a publicar con ellos, y esto es como un guiño de aquello. Yo no me quejo, la vida me ha ido bien: he publicado con Anaya, con Edelvives, con SM, con otras más pequeñitas, y a lo que me dedico es a viajar por los colegios de España que me han leído, y eso es muy gratificante. Yo antes vivía del cuento, me dedicaba a contar historias, y ahora las escribo y voy a los colegios y me preguntan muchas cosas, y es muy agradable. El otro día, en el colegio público San Felipe, donde estudié cuando era de los marianistas, me dedicaron su feria del libro y me encantó: decoraron el patio con las portadas de mis obras y tuve un encuentro con todos los cursos, por todas las clases. Fue muy bonito.

-Ha conseguido entonces vivir de la literatura, y además de la literatura infantil. ¿Doble premio?

-Sí, hombre, la verdad es que sí. Es difícil porque hay que vender mucho para poder vivir. Es un mundo bonito y apasionante porque haces un trabajo que se hace con gusto, con cariño y cuando tienes el contacto directo con los pequeños y ven que se entusiasman... Porque uno se hace escritor leyendo e imaginando que algún día le gustaría hacer sentir a otras personas lo mismo que has sentido tú. El primer libro de todos, El circo de Baltasar, se lo debo en parte a un profesor, Pepe García Oliva, que fue el que lo recomendó a la editorial.

-Muchas veces se asocia la literatura infantil y juvenil a los cómics: ¿son incompatibles con estas pequeñas historias?

-No, no, incompatibles no, son complementarias y eso depende de los estados de ánimo. Los niños son como los adultos, a veces apetece algo de mayor profundidad, de más calado, y a veces algo más ligero o algo más visual. Es verdad que lo visual ha pegado un rebrote grande, los adultos se están incorporando a la novela gráfica, y los ilustradores tienen a veces casi más prestigio que los escritores. Lo que sí creo que hay que huir un poco es del libro preciosista, con unas imágenes bellísimas y que no cuenta nada, que eso también se estila mucho. Y lo que yo sí estoy en contra es de minusvalorar lo que se escribe para niños, como si para niños pudiera escribir cualquiera. Hay mucha gente que se acerca a la literatura infantil sin tener ni idea. Yo no es que sea un experto, pero me entrego en cada libro, intento tratar a los chavales con la mayor seriedad posible aunque esté contando un disparate.

-¿Pesa la responsabilidad de saber que uno se está dedicando a la literatura de iniciación?

-Pues el libro con el que más responsabilidad he tenido es El pequeño Noé, que me lo encargaron como libro de lectura, como el primer libro con el que se aprende a leer, y eso supone una responsabilidad. Pero luego yo, para sanarme un poco, me descargo de responsabilidad; intento hacer una historia que a mí me convenza, que yo la disfrute, y luego intento que eso se contagie al lector, pero no pretendo educar ni adoctrinar, eso es tarea de educadores y padres.

-Dicen que en sus cuentacuentos siempre tiene algún guiño para los adultos.

-Ten en cuenta que muchos de estos libros llegan a los lectores más jóvenes a través de los mediadores, que son los padres y los maestros. Y se procura también que a ellos les guste, y a mí me gusta como adulto y como niño incorporado que tenga guiños.

-¿Qué supone que esta Feria esté dedicada a la literatura infantil?

-Eso es importante, es un paso, que se reconozca, que tenga nombre propio e identidad. A través de la lectura hay mucha gente que disfruta, y la literatura requiere un hábito, requiere iniciarse.

-¿Estamos a tiempo de recuperar la lectura?

-Sí, sí, yo no creo que haya menos lectores. Quizás hay novelas que es muy difícil que se vuelvan a editar, esas novelas de mil páginas, de paso lento, pero yo creo que se lee. Hay parones, hay dudas, en la juventud se para un poco, pero es que ahí se para todo, ahí son las hormonas las que funcionan. Pero luego hay gente que lo retoma, y ahí es donde hay que incidir más.

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