Después de sufrir reiterados malos tratos por parte de su marido, una joven presenta una demanda de divorcio. Y ocurrirá que el proceso no será fácil precisamente, pues la mujer vive en la Sevilla de 1813, en una época, además, de pesadumbre para la ciudad, recientemente expoliada por las tropas napoléonicas y sometida además a los rigores de una epidemia de fiebre amarilla y a la escasez de alimentos debido a un año de malas cosechas. Son algunas de las claves de la nueva novela de Francisco Gallardo, Áspera seda de la muerte, con la que este médico y escritor sevillano, autor de El rock de la calle Feria y La última noche, ganó la última edición del Premio Ciudad de Badajoz. Hoy mismo, a las ocho de la tarde, esta novela se presenta en La Ratonera Librería, en Cádiz, y el día 26 de este mes en Chipiona.

Según cuenta Gallardo, un documento que le dio a conocer un amigo historiador, Bibiano Torres, fue el punto de partida para esta historia que plantea una abierta denuncia de los malos tratos. "Él -explica el autor- es un teniente ilimitado, de carrera, un héroe de guerra que contribuyó a echar a los franceses. Ella, por su parte, es una sevillana de clase media alta, que decide recurrir a los tribunales de justicia para separarse, alegando que su marido, como dice ella literalmente, le pega más de lo normal". "Un caso habitual en cuestión de malos tratos -dice Gallardo-, en el que se da un comportamiento social admirable, pero deleznable en el ámbito privado. Es la cara y la cruz de la violencia de género. Ella se refugia en casa de un abogado los seis primeros meses, pero después es depositada en un beatorio hasta que se resuelve su caso", detalla el escritor.

Los casos de separación matrimonial eran muy escasos en el siglo XIX, comenta el autor, que documentó tan sólo cuatro entre los años 1810 y 1830. "La estructura de violencia contra las mujeres sigue arraigada en la sociedad, aunque hoy en día no es igual que en el siglo XIX", observa. "Han pasado dos siglos, pero la violencia no se ha conseguido erradicar y, en aquella época, ella pertenecía a una familia de buena posición; de lo contario, hubiera sido imposible iniciar un pleito legal".

El autor dedicó mucho tiempo a conocer a fondo los aspectos legales del caso. "Ella cambió muchas veces de abogado, mientras que él sólo tuvo uno. Los distintos abogados que defendieron a la mujer fueron redactando distintos argumentos pero quien finalmente la defiende habla de la igualdad absoluta que debe haber entre un hombre y una mujer", comenta Gallardo sobre esta novela, dice, en la que abundan los diálogos y las escenas de composición casi cinematográfica.