Literatura

Carmen Moreno: “Viendo la mentira que eran sus hombres se ve la verdad que era Marilyn Monroe”

La escritora Carmen Moreno, con un ejemplar de 'Los caballeros las prefieren muertas'.

La escritora Carmen Moreno, con un ejemplar de 'Los caballeros las prefieren muertas'. / Lourdes de Vicente

La escritora Carmen Moreno (Cádiz, 1974) le agradece en el alma a Miguel Ángel Matellanes y a la gente de Algaida que hayan luchado por mantener el título -impactante, para qué negarlo- de su última novela y por los derechos de la bellísima imagen de la portada. Los caballeros las prefieren muertas se lee sobre la cabeza ladeada, de apariencia despreocupada, de Marilyn Monroe asomándose a la ventana en albornoz blanco, dejándonos una sensación agridulce, de incómodo contraste, que irá horadando en nuestras emociones a medida que avanzamos en la lectura de este libro donde Moreno nos acerca a uno de los grandes mitos del siglo XX a través de los hombres que contribuyeron a su destrucción.

Los caballeros las prefieren muertas se presenta este viernes 14 de octubre a las 19.00 horas en la Fundación Ory (calle Ancha, 16) en Cádiz en una cita donde la autora estará acompañada del escritor Francisco Gallardo. Además, la obra también se pondrá de largo en Sevilla (30 de octubre), Conil (5 de noviembre), Jerez (7 de noviembre), Málaga (10 de noviembre), Madrid (11 de noviembre), Medina (24 de noviembre) y Andújar (25 de noviembre)

–¿Ensayo disfrazado de novela, novela que coquetea con la biografía?

–Un biopic, ¿no? (ríe) A ver todo lo que se cuenta es real pero hacerlo como un ensayo era un aburrimiento y novelar me resultaba más atractivo. Además, se presta por la relación que tenían todo ellos entre todos ellos. Es una novela que ficciona sobre al realidad.

–Para acercarse a ella marca dos coordenadas. Una, la que separa a Norma de Marilyn (las dos partes del libro) y otra la de sus hombres (los capítulos). La ver a través de ellos, ¿por qué?

–Separarlas a las dos es porque Norma Jean era una superviviente, Marilyn Monroe, no. Pero, claro, es que Marilyn fue perdiendo a Norma Jeane por el camino entre operaciones, cambios de nombre y otras muchas cosas. Y verlas a través de los hombres que las rodearon es porque siempre se ha fijado la vista en Marilyn para decir que era una mujer con una moral difusa o una neurótica, así que me apetecía mucho verlos a ellos..

–¿Y qué ha visto?

–Pues que eran unos drogadictos, unos alcohólicos, unos ninfómanos, unos hombres que jugaban con las mujeres, que las veían como objetos, a los que no les importaba nada pegar a una mujer o matarla... Me apetecía que la gente pusiera los ojos en la mentira que eran todos ellos para ver la verdad que era Marilyn Monroe. Siempre se ha vendido a Marilyn como una mentira cuando, en realidad, fue una verdad muy verdadera. Y eso es lo que le pasó factura.

–Se dice que Joe DiMaggio fue quien más la amó pero usted también lo descubre, no como el peor de sus hombres, pero sí como un gran manipulador.

–Es que todos los hombres que se acercan a Marilyn piensan que la van a cambiar o piensan que es algo que no es, como le pasó a Arthur Miller. Y Joe DiMaggio, italiano, católico, que vivía con su madre, pensó que cuando se casara con Marilyn, obviamente, ella iba a dejarlo todo para dedicarse a la casa y a ser madre. Joe DiMaggio no era un mal hombre, era un hombre de su época, es decir, un machista. Era un hombre que no sabía hacerlo de otra manera y con una madre aún más machista que él. Pero es verdad que fue el único que iba a buscarla siempre, en el que Marilyn se refugiaba aunque ella tomara la decisión de divorciarse tras la última paliza.

–No es poco...

–A ver, era un maltratador, no le estoy poniendo excusas ninguna, pero es que el resto de hombres que la rodearon eran perversos. Y esa es la diferencia, DiMaggio era un hombre bueno que no supo hacerlo mejor porque era un machista, pero los demás, no. No eran hombres buenos.

–¿Cuál fue el peor?

–Fueron dos. JFK y Arthur Miller.

–Hábleme del primero

–Era un timador, un drogadicto. El segundo mejor presidente de los Estados Unidos era lo peor. No era un buen hombre, ni se lo hizo pasar bien a ninguna de las mujeres con las que estuvo.

–¿Cree que la mataron los Kennedy?

–No sé si los Kennedy, la CIA o el FBI pero sí pienso que no se suicidó sino que la asesinaron.

–Arthur Miller era un hombre brillante, sin embargo, se sintió inseguro con Marilyn

–Su problema es que creyó que se casaba con una chiquita tonta, ella jugaba a eso para tontear, está claro, porque sabía que a los hombres les encantaba sentirse más importantes. Y cuando logró estar con Arthur Miller, que a ella le encantaba la literatura, era un experta en literatura rusa, pues pensó que iba a poder ser ella misma por fin. Pero él se sitió absolutamente machacado por ella. Arthur Miller terminó trabajando para Marilyn Monroe en El príncipe y la corista, y eso es algo que humilla terriblemente a Miller que termina yéndose de la producción porque no soporta que esa chiquita tonta con la que se casó sea la que está llevando el peso de esa película. No le puede perdonar el éxito, no le puede perdonar que se hable más de ella que de él.

–Dice que todo es real, ¿cómo construye a sus personajes/personas? ¿Cuáles son las fuentes de información?

–Pues un montón de libros, documentales, películas, de las sesiones pquiátricas que Marilyn mantuvo con su médico, que se pueden comprar, y esa es otra cosa que me parece bochornosa, de Marilyn se ha vendido todo... Y ahí leyendo biografías también de otros actores pues van coincidiendo los perfiles de esos hombres. De todas formas, cada dato que leía en un lugar lo he buscado en cuatro o cinco lugares más para contrastar. No en vano, he estado trabajando en este libro durante 10 años.

–Sé que admira a Marilyn desde hace muchísimo tiempo. Pero, ¿qué fue lo que despertó su interés en que había algo más en ella que un icono?

–Pues leyendo Música para camaleones de Truman Capote. Él, que era muy satírico hablando de la gente, describe a Marilyn como una mujer espectacular, y eso es algo que me despertó curiosidad. También es verdad que la tristeza que tenía en los ojos pues siempre me habían hecho pensar que había algo más. La verdad es que nunca me interesó sexualmente, no es un tipo de mujer que me interese en ese sentido, pero cuando ibas leyendo cosas sobre ella pues descubría que eso me había pasado a mí, o que yo me había sentido así, con lo que terminó siendo una mujer más real de lo que yo creía a pesar de ser la gran, para mí la mayor, estrella que Hollywood ha tenido. Y eso fue lo que me obsesionó, que su sufrimiento lo reconocía.

–¿Cuál es el mensaje en la botella que deposita en este libro?

–Pues que el lector se dé cuenta de lo maravillosa que era ella, a pesar de todo. Ya luego si la asesinaron, si se suicidó, ahí cada uno que piense lo que quiera porque mi intención principal no va por ahí aunque no deja de ser curioso que en desclasificación de su expediente, ya sabes, en Estados Unidos a los 50 años se desclasifican los documentos, se extiende ese plazo para no hacer público el expediente Monroe. Se dice que se ha destruido. A mí me parece muy extraño que se pueda contar que Estados Unidos colaboró para cargarse al presidente (Allende) de un país democrático y no se pueda contar la muerte de una rubia tonta, ¿no?

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios