“En mi vida he visto algo como lo que pasó en Los Caños"
Algunos se han atrevido a bañarse en la playa de El Pirata entre banderas rojas y fuertes olas
Los locales continúan con su actividad normal tras el temporal
Dicen que después de la tormenta llega la calma. Pero no siempre los refranes se cumplen; al menos hoy no ha ocurrido así en la famosa playa de El Pirata, en Los Caños de Meca, donde las olas seguían impactando con fuerza contras las rocas y el chiringuito que el pasado martes quedó arrasado por la fuerza del agua.
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No obstante sorprendentemente, a pesar de la dureza de los vídeos y las imágenes que rápidamente inundaron las redes sociales, hay personas que no le han cogido (y tampoco lo conocen) respeto ni miedo al agua. ¿Valientes? ¿Atrevidos? ¿Quizás quieren aprovechar a toda costa el dinero invertido en las vacaciones de la última semana de agosto? “La gente es una inconsciente”, asegura un socorrista mientras la bandera roja ondea a su lado. “Nosotros hemos dicho que no se bañen, pero no podemos prohibir ni el paso a la playa ni que se metan en el agua”, asegura mientras a su lado quedan rotas y colgando las cintas de Policía Local que las autoridades utilizaron para impedir la bajada a la playa, cuando el cielo se fue a gris y las cosas se pusieron feas. “Pero esto de hoy no es nada para lo que vimos el pasado martes”, sigue relatando el socorrista. “Ahí sí que daba miedo de verdad. En mi vida he visto algo como lo que pasó en esta playa”.
Mientras se elabora esta crónica no cesa el cruce constante de curiosos que se acercan hasta la costa para ver cómo está hoy el panorama. También nos encontramos con algunos compañeros de profesión, con micro y cámara, cosa que llama mucho más la atención. “¿Ha pasado algo grave? ¿Ha ocurrido algo importante”, pregunta a pie de orilla un hombre embadurnado en crema, en bañador y con gafas de sol. “¡Ah vale! Que es lo mismo que ayer...”, respira aliviado.
Y es que de no ser por la fuerza de las olas todo parecería como cualquier otro miércoles de verano en la avenida de Trafalgar. Exceptuando el chiringuito del Pirata, con una de sus entradas destruida y toda su estructura golpeada por las olas, el resto de negocios de la zona siguen su ritmo habitual: música y fotito con vistas al mar (y seguro que directa para instagram) en la conocida Jaima Meccarola; cola para comerte un fabuloso pescaito al carbón en el restaurante de al lado, o una cervecita bien fresquita en cualquier bar... “Si no fuera por la bandera roja haría un estupendo día de playa”, se escucha decir a dos vecinos. Mientras, abajo, pequeñas sombras y siluetas siguen entrando y saliendo del agua, arriesgando la vida. “Ni en invierno he visto yo lo que el otro día se vio aquí”, repite el socorrista sin quitar la vista del agua.
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