El sprint del 'caso Holgado'

El ministro de Justicia pide a la Policía Nacional que remita las huellas y rastros de ADN a Madrid para intentar, en un último esfuerzo, hallar a los culpables del asesinato

Francisco Holgado, antes de iniciar su caminata reivindicativa a Madrid para pedir justicia por el asesinato de su hijo Juan Holgado.
Francisco Holgado, antes de iniciar su caminata reivindicativa a Madrid para pedir justicia por el asesinato de su hijo Juan Holgado.
Manuel Moure Jerez

21 de octubre 2015 - 05:01

Hoy (lo más probable) o mañana estará en Jerez. Francisco Holgado retorna a su ciudad tras ir andando hacia Madrid y entrevistarse con el ministro de Justicia. Vuelve saludando a todos los amigos que ha hecho en el camino de ida a la capital. Ayer se encontraba en Córdoba. Saludando. Dando gracias. Buscando esa bicicleta que se quedó allí arrumbada mientras hacía piernas para seguir adelante... En su retorno, al menos, hay un consuelo: emprende el camino de vuelta con una promesa bajo el brazo. Estos treinta y pocos días que restan para que el 'caso Holgado', el 'crimen de la gasolinera', pase a peor vida al alcanzarse los 20 años de la comisión del delito (22 de noviembre de 1995) "el Cuerpo Nacional de Policía hará un último esfuerzo para resolver el caso". ¿Cómo lo hará? Pues básicamente confiando en la técnica.

Y es que las técnicas forenses que se empleaban en 1995 no tienen absolutamente nada que ver con las actuales. Los resultados conseguidos tampoco. "Se ha avanzado años luz en apenas unos años", relataba allá por el año 2005 un veterano policía científico a este periódico. El 'caso Holgado', el 'crimen de la gasolinera', ya parecía un 'caso frío' desde entonces. Dos juicios sin pruebas concluyentes fueron demasiado peso para un caso condenado desde entonces a la prescripción. Ni siquiera la llegada de dos expertos en homicidios desde la vecina Sevilla pudieron sacar algo más de un caso que, dicen muchos veteranos, quedó condenado al fracaso desde el preciso momento en que se llevó a cabo la inspección ocular y la toma de pruebas.

Lo que se podrá remitir a Madrid será lo siguiente: huellas dactilares sin identificar halladas en el lugar de los hechos (la trasera de la estación de servicio de la gasolinera de Martín Ferrador donde Juan Holgado halló la muerte) y una cazadora con una mezcla de sangres ininteligible que nunca pudo ser desentrañada. En el lado del 'debe': una moneda de 500 pesetas con una gota de sangre que desapareció de un cajón de la comisaría para que alguien, presumiblemente, se comprara algo, un bote de tetrabrick con una huella encima...

Lo que dejó el 'caso Holgado' en Jerez fue una evolución. Poco queda de aquella comisaría aunque el local sea el mismo. Los agentes se han renovado, mucha savia nueva ha entrado y las formas de trabajar han variado radicalmente. A nadie se le ocurriría ir a la escena de un crimen con polvos de huellas dactilares caducados. Los nuevos agentes tampoco entrarían a saco en un lugar repleto de sangre donde cualquier huella de zapato puede resultar clave. "Juan Holgado -comentó hace años un policía- quedó con un hilo de vida, se le intentó salvar y el escenario se contaminó por todos lados".

A todo esto, Francisco Holgado, acertadamente bautizado como 'Padre Coraje' por un periodista jerezano, sigue albergando la esperanza de que al igual que en el 'crimen de Algete', más conocido como el 'crimen de Eva Blanco', "en este último mes que nos queda las nuevas técnicas nos aporten algo nuevo, algo que permita detener a los culpables".

Todo, a fin de cuentas, va a depender de que alguna de las huellas halladas en el lugar de los hechos revele la identidad de uno de los asesinos (no en vano siempre se ha dado por hecho que una carnicería semejante no fue obra de una sola persona). De otro, que la mezcla de sangres y ADN's permita encontrar un rastro claro de la sangre de Juan Holgado en una cazadora aún a recaudo judicial, lo que implicaría directamente a su dueño.

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