Provincia de Cádiz

Cuando se supera el coronavirus pero no se recupera la salud

  • El director general de la Organización Mundial de la Salud recalca las graves secuelas que deja la covid-19 en algunos pacientes

Imagen de una UCI del Puerta del Mar durante los peores días de la pandemia.

Imagen de una UCI del Puerta del Mar durante los peores días de la pandemia.

Han pasado ya cerca de nueve meses desde que se detectaran los primeros casos de coronavirus en la provincia de Cádiz y la enfermedad, que en los primeros momentos se llegó a comparar con un resfriado común, se ha abierto un hueco a marcha forzadas en nuestras vidas.

Ya pocos desconocen cuáles son los síntomas de la covid-19 y en qué puede derivar desgracidamente la enfermedad. Fiebre, tos seca, dificultad para respirar y cansancio general se mezclan con otra sintomatología menos frecuente y que puede ir desde la pérdida del olfato y el gusto a los escalofríos, el vértigo, las náuseas e incluso las irupciones cutáneas.

El mes de octubre, negro en cuanto a número de contagios, cerró en la provincia con casi 6.000 gaditanos "recuperados" de la enfermedad, en la terminología que emplea la Consejería de Salud y Familias para ofrecer los datos del balance diario, pero en muchas ocasiones, esa recuperación no supone en ningún caso la recuperación de la salud, al menos la que se tenía antes de contagiarse con el coronavirus.

El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, recalcó el pasado sábado en Ginebra las graves secuelas a largo plazo que puede tener la enfermedad en pacientes, "con una preocupante variedad de síntomas que pueden cambiar con el tiempo y pueden afectar cualquier sistema corporal".

"Este virus no sólo mata a gente, sino que a un importante número de personas las aboca a graves efectos a largo plazo", advirtió el máximo responsable de la OMS en rueda de prensa.

Estas secuelas pueden oscilar "desde fatiga, tos, dificultad al respirar a inflamaciones y heridas en importantes órganos, incluyendo pulmones y corazón, o incluso efectos neurológicos y psicológicos", apuntó.

Tedros insistió en que la recuperación de la enfermedad en muchos casos "puede ser lenta, en ocasiones cuestión de semanas o meses, y no siempre es una ruta en línea recta".

El director general añadió que estos efectos a largo plazo en pacientes demuestran "la inviabilidad moral de la estrategia de inmunidad de rebaño", que algunos países intentaron en los primeros meses de pandemia, consistente en no intentar frenar la transmisión para intentar que grandes partes de la población desarrollaran anticuerpos contra la COVID-19.

Esa estrategia "no sólo llevaría a millones más de muertes innecesarias, sino que generaría un enorme número de personas abocadas a un lento camino hacia la recuperación total".

La inmunidad de rebaño "sólo es posible con vacunas seguras y efectivas que se distribuyan equitativamente en todo el mundo", concluyó Tedros.

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