El saber te da un lugar de trabajo

Estudiantes de todas clases y edades se embarcan en cursos en busca de mayores competencias profesionales que les otorguen un empleo digno

Un grupo de personas en un curso de diseño web.
Marco Aracama/ Cádiz

17 de septiembre 2010 - 01:00

Con los pies en el suelo. Así entran cada uno de los estudiantes en los cursos de formación que ofrece uno de los centro más señalados de la capital gaditana, la asociación Cardijn.

La realidad se ve bien distinta por los que legislan y por las personas que tienen que realizar un curso tras otro para aumentar sus posibilidades de optar a un puesto de trabajo con una remuneración media.

Esta asociación, en colaboración con la Junta de Andalucía y el Instituto Nacional de Empleo (I.N.E.M.), realiza diferentes formaciones, este año con 90 alumnos, repartidos en seis cursos de nuevas tecnologías. Tres de ellos destinados a informática de usuario en los que hay 15 alumnos por clase y tres de diseño web con otros cuarenta y cinco alumnos.

Hay toda clase de personas: mayores desempleados que quieren ponerse al día en la red; una diseñadora de moda que quiere aprender a hacer su propia página web para dar a conocer al mundo sus creaciones; o jóvenes que quieren manejar las herramientas creativas. Con más hombres que mujeres, las aulas se llenan todos los días de comprometidos en busca de mejores competencias para luchar en un mundo laboral que requiere de constante reciclaje. El mayor problema está en la "lentitud burocrática". Ya se sabe, las cosas de palacio van despacio, dice el refrán y así las cosas no marchan en el empleo. María Ortega, coordinadora del área de empleo de la asociación, está segura de que un seguimiento constante de la demanda de los sectores con unas buenas previsiones daría mejores resultados de los cursos. "Si hoy aprueban unos cursos porque hay empresas demandantes de un determinado trabajo y cuando los que se preparan, terminan, y ya no existen tales ofertas, la cosa no funciona bien; muchas veces también tiene que ver con malas previsiones en las subvenciones que crean mucha demanda que después cae cuando desaparecen, dejando a muchas personas formadas de nuevo en la calle; hay que estudiar las cifras detalladamente". A pesar de todo, la asociación se compromete a sacar una media del 10% de los alumnos hacia puestos de trabajo. Una inserción laboral que esta coordinadora ve insuficiente y que achaca a que en muchos casos se hacen cursos que "se quedan anticuados y no ofrecen la posibilidad de crear trabajadores activos en un medio plazo; ahora, por ejemplo, se debería ofrecer algunos relacionados con los trabajos sociales como el cuidado de mayores y no se hacen" señala.

Además, en referencia a las palabras del presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en Oslo, sobre que "una persona, cuando está formándose, está trabajando para el país", María tiene su propia interpretación: "Los que vienen a hacer cursos orientados por el I.N.E. pasan automáticamente fuera de la lista de personas desempleadas; son trabajadores potenciales para el país, futuros activos, algo que debe regularse o por lo menos, explicarse a los que realizan los cursos, ya que la mayoría no saben que dejan de estar en esa lista y que pueden reactivar la tarjeta de intermediación de empleo, que ya no les llaman para trabajar; se están formando, pero muchos siguen necesitando esa llamada, una oferta, las aulas son sólo un paso intermedio".

Éste es el caso de Alejandro Carrasco que realiza un curso de diseño web para mejorar su conocimiento, pero que al mismo tiempo trabaja en su propia empresa, Veinti6.com, un auto empleo de diseño de páginas webs que creó junto a su socio Diego. Y es que en estos tiempos que corren o pones interés en tu futuro o éste avanza sin ti. En la clase son muchos pero como explica, "cada uno se tiene que buscar las papas , no se puede esperar a que el empleo te llame a casa mientras estás tirado en el sofá, como piensan muchos". Por ahora su trabajo no da para más empleos, pero espera abrirse a Andalucía pronto. "El nivel de diseño aquí no es alto, y con algunas cosas que he aprendido aquí y las que sé, podemos ponernos en marcha; hay otras empresas en la Comunidad que hacen grandes diseños, pero son muy caros, nosotros no podremos abrirnos a su altura hasta tener un nombre, en Madrid o Barcelona nos comerían" puntualiza.

En una senda similar se encuentra Emilio González, estudiante de ingeniería informática de último año. A Emilio la espera le supone una desventaja: "Quiero terminar la carrera y estar ya especializado en algo, hay que buscarse la vida para encontrar luego empleo, los cursos son buenos y eso luego se nota".

La asociación ha tenido también otros cursos, entre ellos uno que normalmente cuesta bastante dinero y que pudieron ofrecer, el de delineación industrial para el sector naval. Además, hoy en día siguen ofreciendo enseñanza en la escuela taller San Bartolomé Cultural 2012, donde tienen a 24 alumnos de tres especialidades de trabajo con madera que se dedican actualmente a reparar el seminario diocesano de San Bartolomé, de cara al Bicentenario y el cual ha dado nombre al taller, del que es coordinadora Rita Vargas.

Andrés Rodríguez es uno de los alumnos que se encuentra inscrito en el curso. Con una duración de dos años, seis meses teóricos y dieciocho de trabajo con remuneración, espera poder hacerse oficial pronto. "Me han comentado conocidos que trabajan con la madera que hay pocas personas especializadas y que dentro de unos años se van a jubilar muchos y que habrá demanda; quiero aprovechar y hacer lo que más me gusta". Considera que el curso está bien, "hay buenos profesores y se aprende". Lo malo, confiesa, son los estereotipos que se le ha puesto a la escuela, creados por unos pocos que van a "pasar el rato" y que desprestigian a los que muestran interés.

Unos y otros han depositado su confianza en unos cursos dirigidos a crear personas más cualificadas pero que en muchas ocasiones terminan desilusionando al que los acaba. Formarse y no obtener luego salida hunde, preocupa y desanima. Pero la esperanza, y menos cuando tienen que costearse la comida que se llevan a la boca, es lo último que se pierde. Ahora queda estar atento, formarse bien y tener suerte.

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