El propietario de Aborígena critica las restricciones de Vejer a los chiringuitos
Carlos Pérez sostiene que ha renunciado a la licencia para instalar su negocio en El Palmar por lo avanzado del verano, los altos costes y las condiciones del Consistorio
El propietario del chiringuito Aborígena, Carlos Pérez, único adjudicatario en el concurso convocado por el Ayuntamiento de Vejer para la instalación de este tipo de negocios en El Palmar, justificó ayer a través de un comunicado la decisión de renunciar a la licencia, que fue notificada el jueves al Consistorio. Según el empresario, la temporada veraniega está muy avanzada como para empezar a montar un negocio que "termina en agosto", que requiere el pago de un canon municipal de "más de 15.000 euros", y que debe atenerse a las restricciones impuestas por el Consistorio en el pliego de condiciones, "más propias de un estado absolutista o dictatorial que de uno europeo".
El chiringuito Aborígena permaneció abierto en El Palmar entre 2000 y 2007. A mediados de la década, llegó a reunir a más de 2.000 personas al día -el doble los fines de semana- y propició el colapso de un núcleo rural con alrededor de 800 vecinos y sin servicios mínimos. En 2007, los macrobotellones y fiestas nocturnas obligaron al Ayuntamiento a prohibir los chiringuitos, un veto que se ha prolongado hasta ahora. Esta temporada, el Consistorio ha vuelto a ofertar cuatro ubicaciones para este tipo de negocios aunque ha subrayado que sólo permitirá la instalación de chiringuitos "tradicionales".
El propietario de Aborígena lamenta que la oferta de ocio de El Palmar se vea restringida "por el criterio de un alcalde [Antonio Verdú, PSOE] que no practica ni comprende la importancia de convivir en un marco democratico donde caben todas las ofertas de chiringuitos sin que sea un modelo determinado el que se imponga por decretazo". Entre las condiciones exigidas por el Ayuntamiento para conceder licencias de explotación para una sola campaña están la prohibición de poner música y de publicitar fiestas.
Carlos Pérez defiende los chiringuitos "como punto de reunión para festejar la grandeza de la puesta de sol" y recuerda que Aborígena "siempre apostó por fomentar el ocio a través del arte , la cultura y la música, "sin que esto signifique que esto sea una discoteca". "Ahora nos obligan a abandonar nuestra actividad por un botellón descontrolado que se instaló en la playa y lo único que hizo fue perjudicar nuestra actividad y contra el cual luchamos sin éxito", lamenta el empresario. "El Palmar ha crecido desmesuradamente y sin control y carece todavía de una red de saneamiento. En estas condiciones, Sanidad no otorga licencias para vender comida... pero el problema sigue siendo el Aborigena", critica Pérez, que confía que "en temporadas venideras alcancemos a comprender que en esta sociedad hay sitio para todos".
Pese a la renuncia del único adjudicatario del concurso municipal, el alcalde sostiene que hay otros dos empresarios que han mostrado ahora su interés por instalarse esta misma campaña en El Palmar. Las agrupaciones vecinales han expresado su rechazo al retorno de los chiringuitos y el PP vejeriego ha criticado que la única motivación del equipo de Gobierno es hacer caja.
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