Segunda sesión

Juicio en Cádiz por torturas, secuestro y asesinato: “¿Dónde están los 29 bultos?, preguntaban mientras nos apaleaban”

Uno de los acusados sale del furgón antes de entrar a juicio.

Uno de los acusados sale del furgón antes de entrar a juicio. / Lourdes de Vicente

El testimonio de las víctimas que fueron secuestradas y torturadas durante horas por, supuestamente, haber robado en septiembre de 2019 un alijo de droga a un narcotraficante centró este martes la segunda sesión del juicio con jurado que estos días se celebra en la Audiencia Provincial de Cádiz para tratar de determinar la responsabilidad penal de los seis procesados que se sientan en el banquillo por estos hechos y que se enfrentan a una pena de prisión de 87 años.

Cinco fueron las personas agredidas con palos de béisbol, cuchillos y armas de fuego entre el 21 y el 22 de septiembre de 2019 en un chalet en Chipiona, si bien sólo cuatro prestaron declaración ante el tribunal popular, pues una perdió la vida tras recibir una puñalada en el pecho y ser arrojada desde una furgoneta en marcha en la A-480, tal y como confirmaron este martes varios testigos presenciales que circulaban por la citada autovía en ese momento.

Junto a la víctima mortal, también fueron arrojados del vehículo otros dos hombres, quienes, a pesar de acudir a sede judicial, apenas sí pudieron declarar por sufrir importantes lagunas de memoria.

El primero de ellos explicó de manera escueta que no recordaba nada de lo ocurrido. “Me levanté en el hospital, no sé más. No me acuerdo de mi vida, me la han robado, me la han quitado”, se limitó a decir.

El segundo se pronunció de idéntica manera, aunque en esta ocasión se reprodujo en la sala de vistas la declaración que este perjudicado ofreció durante la fase de instrucción de la causa. De esta forma, el jurado pudo escuchar que ese 21 de septiembre el hombre fue junto a su primo (la víctima mortal) y una tercera persona (también damnificada) a un chalet a las afueras de Chipiona, propiedad de uno de los acusados, pues así se lo había pedido éste último.

Tal y como entraron por la puerta de acceso, explicó, unos hombres encapuchados y con guantes se abalanzaron sobre ellos con armas. “Nos dieron paliza tras paliza, era imposible defenderse. Nos vendaron los ojos con cinta y nos maniataron. En un momento dado, quedé inconsciente por los golpes recibidos, de hecho, no recuerdo ni que me tiraran de una furgoneta en marcha”, manifestó en la prueba preconstituida reproducida de este martes.

Asimismo, durante la segunda sesión de la vista oral también prestaron declaración los otros dos hombres secuestrados. Uno afirmó que el domingo 21 de septiembre de 2019 recibió un mensaje del dueño de la finca rural para que acudiese a ella. “Según entré, dos hombres encapuchados se me echaron encima, me tiraron al suelo y me maniataron”. Al igual que el resto de perjudicados, esta víctima coincidió en señalar que recibió golpes con objetos contundentes y puñetazos durante varias horas por parte de un nutrido grupo de personas a las que no pudo identificar porque iban con el rostro cubierto.

“Llegué a perder el conocimiento tras recibir un fuerte impacto en la oreja que me reventó el oído, chorreaba sangre”, indicó, para luego añadir que los atacantes le preguntaban continuamente por el paradero de la mercancía. “Yo no sabía de qué me estaban hablando”, apuntó.

Según el relato de los hechos de este testigo, al día siguiente volvió a la parcela tras ser amenazado. “Me quitaron las bridas y me advirtieron que si no regresaba, me matarían a mí y a mi familia”. En esa segunda visita al chalet, también fue apaleado al tiempo que pudo escuchar los lamentos de sus compañeros, que también estaban siendo agredidos. “En cuanto me dejaron libre, escapé sin levantar la cabeza. Antes de partir, me amenazaron de nuevo con matarme si daba cuenta de lo sucedido a la Guardia Civil”, aseguró.

Preguntado sobre si el dueño de la vivienda ordenó las palizas, aseveró que no lo recordaba, no obstante matizó que el propietario andaba libre por la casa mientras llamaba por teléfono a varias personas para que acudieran a ella.

Por último, el cuarto damnificado ofreció una versión similar a la del resto de perjudicados. Habló de palizas durante horas en el chalet por parte de personas extranjeras encapuchadas, del pánico y el terror que sintió, de las amenazas de muerte... “Nos preguntaban dónde estaban los 29 bultos mientras nos apaleaban”, ratificó ante el tribunal popular.

Testigos presenciales

En la sesión de este martes resultó especialmente relevante el testimonio de varios conductores que se encontraron a las tres víctimas arrojadas en la A-480. Una testigo, médica de profesión, narró que su marido paró el coche en la mencionada carretera y que ella salió de inmediato a auxiliar a los heridos pensando que había ocurrido un accidente. “Uno de los chicos me dijo entonces que le habían apuñalado en el pecho y que sus compañeros estaban igualmente malheridos. Me dirigí hacia uno de ellos y con él me quedé todo el tiempo hasta que llegaron los servicios de Emergencia. Tenía la cabeza sobre un charco de sangre y sufría paradas respiratorias”. La médico especificó que la víctima tenía cinta adhesiva alrededor del cuello y de las muñecas.

Otro conductor declaró que paró su coche tras “esquivar varios cuerpos ensangrentados”. “Iba con mis hijos y no quería que vieran esa escena. Uno de los heridos estaba prácticamente moribundo. Llamé a la Policía Nacional de Sanlúcar y pedí una ambulancia”, aseguró.

Por último, un tercer conductor confirmó que al menos una de las víctimas fue lanzada desde la furgoneta en marcha y que ésta circulaba a unos 80 kilómetros por hora aproximadamente. Asimismo, aseveró que había bridas por la carretera.

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