La gran viajera americana se afinca en Cádiz

Capaces de volar desde Canadá hasta México en su migración anual, la mariposa monarca ha encontrado refugio seguro en Los Alcornocales · Juan Tébar la retrata en su nuevo medio

Juan José Marqués / Cádiz

02 de mayo 2012 - 09:23

La noticia saltó a los medios de comunicación hace un par de semanas. Expertos de la Universidad de Córdoba que trabajaban en un proyecto de la Fundación Migres constataban la presencia permanente de la mariposa monarca (Danaus plexippus), una especie americana tan abundante como singular, en varios puntos del Parque Natural de Los Alcornocales. Entonces, ¿qué justifica ahora este reportaje? Algún secreto que nos desvela uno de los autores del estudio y, sobre todo, las imágenes únicas que lo ilustran. El prestigioso fotógrafo gaditano de la naturaleza Juan Tébar las captó en algún lugar del nuevo refugio estable que eligió en el Sur de Europa esta incansable viajera americana. Como en tantas otras ocasiones, Tébar no se contentó con una imagen fácil, sino que consiguió adentrarse en el fascinante mundo de la metamorfosis de este insecto, como puede observarse en la secuencia que arranca a pie de página y que culmina justo a la izquierda, con un imponente ejemplar recién eclosionado. Posiblemente, al lector la escala le parezca exagerada. No lo es tanto. Las mariposas monarca llegan a superar los diez centímetros de envergadura, según confirma al otro lado del telefóno Diego Jordano, profesor de Ecología y coautor del estudio sobre las monarca en Los Alcornocales, junto con Juan Fernández Haeger, con la colaboración de Mateo Léon.

"Ver cientos de ejemplares volando alrededor de un rodal es un espectáculo impresionante", asegura el investigador. Un rodal no es otra cosa que una agrupación de plantas, en este caso, de tres especies muy concretas, que son las auténticas culpables de la atracción masiva de estos lepidóteros americanos y de su naturalización en estas tierras. Una de ellas, el algodoncillo (Asclepias curassavica), es centroamericana y fue introducida en Europa a principios del siglo XVIII. Las otras dos (Gomphocarpus fruticosus y G. physocarpus), son africanas. Se trata de especies consideradas invasivas, pero de escaso impacto ecológico -advierte Jordano-, ya que sólo proliferan en suelos húmedos, pero muy degradados por la presencia abundante y constante de ganado. Las tres son tóxicas, salvo para estas mariposas, que incorporan a su propio cuerpo su toxicidad, protegiéndose así de sus depredadores.

Pero ¿dónde pueden verse las mariposas monarca? El estudio publicado por la Revista de Ecología de Migres aporta localizaciones. Los rodales se extienden por una superificie de unos 900 kilómetros cuadrados, en la parte sur del Parque Natural de Los Alcornocales, lindando al sur con el Parque Natural del Estrecho (en los municipios de Tarifa y Algeciras), al este con el de Castellar y al oeste con el de Vejer. No obstante, también se han detectado individuos y poblaciones en Torrox y Nerja, ya en la provincia de Málaga. En cualquier caso, hay puntos en los que la afluencia de ejemplares es mayor, como algunos de los localizados en la Sierra de la Plata, entre Tarifa y Zahara de los Atunes.

La investigación de Haeger, Jordano y León arrancó en el campo, hace unos doce años, pero prosiguió en bibiliotecas y bancos de datos, en busca de citas anteriores. Parece ser que el primer avistamiento de una mariposa monarca está documentado en Gibraltar, a finales del siglo XIX, pero no será hasta 1963 cuando la identificación de dos o tres ejemplares aislados se convierta en hallazgo científico. "A partir de los años 80, se empiezan a localizar colonias reproductoras efímeras en núcleos costeros, que no conseguían sobrevivir ni a los inviernos ni al avance de las construcciones", explica el profesor de Ecología.

El estudio sistemático en la zona gaditana no comenzaría hasta hace tres años. "A diferencia de otras especies de mariposas, los individuos adultos pueden vivir hasta cinco meses. Constatamos que la presencia de la monarca era ininterrumpida y que, a diferencia de las americanas, incluso estaba criando en pleno invierno". Vale. A las aves se las anilla. Pero ¿cómo se marca a una mariposa? "El dibujo de las alas está dividido en teselas de diferentes colores. Sin hacerles daño y molestándolas lo mínimo posible, marcamos algunas de esas celdillas con rotulador permanente, de manera que cada ejemplar tiene un código que responde a un número determinado". Duda resuelta.

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