La fuga de talento, una hemorragia imparable en Cádiz
Cientos de jóvenes formados en la UCA se marchan cada año a otros lugares de España y Europa en busca de oportunidades que no encuentran en su tierra
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Cada septiembre, las aulas de la Universidad de Cádiz y los institutos de la provincia se llenan de nuevas ilusiones. Sueños de ingenieros navales, médicos, biólogos, filólogos, músicos, informáticos… una lista extensa de futuros profesionales que apuestan por una educación de calidad. No obstante, la realidad laboral que encuentran al finalizar sus estudios dista mucho de sus expectativas. El duro escenario con que se topan es que en los últimos años Cádiz se ha ido consolidando como una de las provincias con mayores tasas de desempleo juvenil de toda España y ocupando, de hecho, posiciones de cabeza en los rankings nacionales de paro joven desde el cierre de 2024.
El fenómeno de la fuga de talento se ha acentuado especialmente en la última década, donde numerosos jóvenes egresados de la UCA y de ciclos formativos superiores se ven obligados a abandonar la provincia en busca de empleos acordes a su cualificación. El éxodo de capital humano afecta tanto a familias como al tejido empresarial local, marcando una tendencia estructural de pérdida de población activa joven, altamente formada y especializada.
Las consecuencias son varias y todas igual de tristes: por un lado, las familias se resignan a ver a sus hijos iniciar su vida profesional lejos de su tierra, mientras que por otro, el tejido productivo local pierde uno de sus recursos más valiosos. La desconexión entre la oferta laboral y el volumen de titulados que año tras año produce la provincia es un reflejo de la escasa diversificación económica y de la insuficiencia de políticas de retención de talento.
Radiografía de la despoblación joven
Los datos ofrecidos por el Observatorio Argos y el Instituto Nacional de Estadística dejan constancia de una tendencia preocupante en Cádiz: más de la mitad de los universitarios formados en la provincia en los últimos cinco años han terminado trabajando fuera, bien en otras comunidades autónomas o en el extranjero. La tasa de paro juvenil provincial, cifrada en torno al 43% en el cierre de 2024, duplica ampliamente la media española y prácticamente triplica la tasa de la Unión Europea según Eurostat.
El éxodo es pronunciado en titulaciones como ingeniería informática, medicina, enfermería, filología inglesa e ingeniería naval. Estas ramas, ampliamente demandadas a nivel nacional y europeo, encuentran en Cádiz una salida laboral limitada.
La estructura económica de la provincia genera escasas oportunidades de empleo estable para los jóvenes. Cádiz carece de tejido productivo basado en las tecnologías de la información, en la investigación avanzada o en la innovación biotecnológica. El entramado empresarial se concentra en el turismo, la hostelería y la industria naval dependiente de grandes contratos temporales, factores que limitan la absorción de graduados cualificados y aceleran la salida de talento hacia polos urbanos más diversificados.
Trayectorias que cruzan fronteras
Las historias personales ilustran la dimensión humana del fenómeno. Eva, enfermera natural de Chiclana y formada en la Universidad de Cádiz, resume el sentimiento compartido por muchos: “Llevo tres años en Londres. Gano el triple que en España, pero es verdad que echo mucho de menos a los míos, a la familia, a las amigas. No me gustaría quedarme aquí toda la vida, pero no quiero volver a Cádiz sin garantías laborales”.
Eva forma parte del volumen creciente de personal sanitario que ha migrado al Reino Unido desde 2022, ante la insuficiencia de ofertas públicas en Andalucía.
Nacho lleva más de dos décadas asentado en Cataluña tras estudiar Ingeniería Química en el campus de Puerto Real. Al finalizar la carrera no encontró ningún trabajo acorde a su capacitación a menos de 200 kilómetros de Cádiz y voló del nido. “Después de varios años trabajando en diversos sectores como el informático, automoción o alimentario, al final recalé hace 16 años en el sector que andaba buscando, el químico farmacéutico, en una empresa llamada AGC Pharma Chemicals Europe, situada en la localidad de Malgrat de Mar (Barcelona). Actualmente ocupo el cargo de Responsable de Mantenimiento. Mi decisión de emigrar se basó en la inquietud de resolver un futuro profesional que en esos momentos, a finales del milenio pasado, se veía negro como el betún. Tanta incertidumbre había, que la aventura a lo desconocido hizo desbancar todo lo que quedaba atrás, que es mucho. Para más inri, en esos tiempos los aviones todavía no eran low cost, los trenes no volaban, los móviles justo acababan de nacer e internet tenía pañales, por lo que las distancias aún eran reales, no virtuales”, nos cuenta.
Nacho ha echado raíces en Cataluña. Se ha casado y tiene tres hijos, por lo que su regreso a Cádiz parece harto improbable.
La presencia de jóvenes gaditanos en centros de investigación y empresas tecnológicas europeas o nacionales es palpable en ciudades como Berlín, Bruselas, Milán o Barcelona. Músicos que ocupan plazas en orquestas internacionales, informáticos seleccionados por empresas punteras catalanas y biólogos que desarrollan proyectos en laboratorios de países nórdicos conforman la nueva diáspora gaditana. El denominador común radica en que, según sus relatos, Cádiz les formó, pero no fue capaz de retenerlos.
La opción del emprendimiento también se abre camino entre quienes encuentran limitaciones en el mercado laboral gaditano. En Jerez, dos informáticos menores de 30 años fundaron en 2023 una startup focalizada en el desarrollo de aplicaciones móviles orientadas a negocios locales. Por su parte, un grupo de músicos en Cádiz capital gestiona desde 2022 una productora que organiza talleres y festivales. El común denominador en sus trayectorias es la referencia a la falta de apoyo administrativo, la dificultad de acceder a financiación y un mercado de consumo interno reducido.
El impacto de quienes deciden quedarse es innegable para la economía y la sociedad provincial. Pese a las dificultades estructurales, su presencia visibiliza que es posible una carrera profesional desde Cádiz, aunque requiere sacrificio, adaptabilidad y una constante reinvención.
Empresas y retención de recursos humanos
El empresariado gaditano reconoce la dificultad de retener perfiles técnicos e innovadores. La Confederación de Empresas de Cádiz indica que “nos cuesta encontrar determinados perfiles técnicos porque, sencillamente, se van en cuanto tienen una oportunidad fuera. Aquí tenemos talento, pero la provincia no genera suficiente volumen de empleo cualificado”.
Las empresas locales han implementado medidas como el teletrabajo parcial y la formación continua para fidelizar a sus plantillas jóvenes. Sin embargo, la diferencia salarial y la falta de proyección dificultan competir con mercados como los de Málaga, Madrid o Sevilla. La movilidad laboral se incrementa tras uno o dos años de experiencia, especialmente entre titulados en ingeniería, informática y sanidad.
La Cámara de Comercio de Cádiz ha advertido en diversos informes recientes que la fuga de talento es una de las principales barreras al desarrollo económico provincial. El organismo plantea la necesidad de articular incentivos fiscales específicos, implantar políticas efectivas de empleo juvenil e impulsar la diversificación productiva como líneas estratégicas para frenar esta tendencia. “Invertimos en educación, en universidades, en formación profesional… y al final otros territorios son los que aprovechan ese esfuerzo. Es una paradoja que hay que corregir con políticas de empleo, incentivos fiscales y, sobre todo, diversificación productiva”, subraya la entidad.
La UCA, formadora y exportadora
La UCA se encuentra en el centro de la paradoja. Por un lado, cuenta con programas internacionales y de movilidad que permiten a sus estudiantes acceder a oportunidades globalizadas. Sin embargo, el Vicerrectorado de Estudiantes reconoce que el fenómeno Erasmus y los intercambios internacionales facilitan que muchos no regresen, una vez que descubren las posibilidades de desarrollo profesional y los niveles retributivos fuera de la provincia.
Los datos de movilidad de titulados aportados por la UCA confirman este perfil: el 60 % de los egresados en disciplinas STEM ha salido de la provincia en los últimos cuatro años.
La fuga de talento no responde a causas coyunturales, sino a problemas estructurales que vienen de largo. La transformación del modelo industrial desde la crisis de astilleros en los años 90, la sobredependencia del turismo estacional y la lenta adaptación a los sectores emergentes —como la economía digital o la investigación biomédica— han dificultado la generación de oportunidades sostenibles. La entrada de Málaga como polo tecnológico y la consolidación de Sevilla como enclave logístico refuerzan el desequilibrio territorial en Andalucía.
El diagnóstico de expertos y analistas subraya que el principal activo gaditano, sus jóvenes cualificados, es a menudo aprovechado por otras regiones europeas y españolas. Las estadísticas demográficas reflejan una reducción de la población menor de 35 años en la provincia del 13 % entre 2015 y 2025.
Diversas voces especializadas consideran posible revertir el fenómeno, aunque reconocen la necesidad de políticas integrales y ambiciosas. Las recomendaciones recurrentes incluyen la potenciación de la denominada economía azul —basada en recursos marinos, energías renovables, transporte y logística portuaria—, la creación de parques tecnológicos vinculados a la universidad, la incentivación para la instalación de empresas innovadoras y paquetes públicos de apoyo al emprendimiento.
Cádiz dispone de activos estratégicos como el puerto de la Bahía de Algeciras, el liderazgo en energías renovables marítimas y una posición geográfica privilegiada que, de ser aprovechadas, podrían situar a la provincia en el mapa nacional e internacional de la innovación.
Ejemplos para la esperanza en otros puntos de España
Hay ejemplos esperanzadores en Europa. Ciudades como Bilbao o Valencia han logrado revertir parte de su fuga de talento con políticas de inversión pública y atracción de empresas privadas. Cádiz, sostienen los analistas, podría aprovechar su ubicación estratégica, su puerto y su capital humano para impulsar un cambio de modelo.
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