Los hermanos Francisco y Fernando Flores Nieto, que a principios de 2008, disfrutaban ya del tercer grado pese a que habían sido condenados en el 2000 por un delito de homicidio, se organizaron como una banda para realizar delitos contra la propiedad con sus familiares Manuel Flores y Cristóbal Flores, este último, también en tercer grado. Todos estuvieron de acuerdo en cuál sería su modo de actuar: los robos serían en casas de zonas rurales o poco pobladas, preferentemente en sitios donde se celebraran fiestas patronales cercanas, en la creencia de que estarían vacías. Como la mayoría aún estaba en la cárcel, actuarían desde la tarde noche del viernes , cuando iniciaban el permiso de fin de semana, hasta la noche del domingo, en que debían volver al centro penitenciario. Y, por último y crucial, los cuatro estuvieron de acuerdo en otro punto: que realizarían los robos armados con escopetas y que las usarían contra todas las personas que encontraran en las viviendas.

Con esta genérica descripción de la peligrosa banda y su modus operandi, arranca el escrito de acusación del fiscal, que solicita para los hermanos Francisco y Fernando 255 años y 8 meses de cárcel. El fiscal considera a ambos, así como también a Manuel (Cristóbal falleció en agosto, en el tiroteo con agentes de Guardia Civil y Policía en la autovía Jerez-Los Barrios en el que al fin pudieron ser capturados), autores de 34 delitos en las exactamente 17 actuaciones que protagonizaron en los cinco meses que estuvo actuando la banda.

El delito más importante que se atribuye a los tres procesados es el asesinato de Tamara Leyton, la joven que murió tras ser tiroteada en su casa en El Marquesado, en Puerto Real, en julio de 2008. Por ello, el fiscal pide para los dos hermanos 19 años. Dos años menos, 17, es la pena requerida para su primo Manuel, para el que el escrito de acusación solicita penas algo inferiores, en total, 223 y 8 meses de prisión.

Esa madrugada del 5 de julio, Tamara y su sobrino escucharon ruido fuera de su casa. Salieron los dos fuera, la joven, con una escopeta de caza inutilizada, sólo con la intención de ahuyentar a los merodeadores. Y entonces, sostiene el fiscal, los cuatro Flores, amparados pro la oscuridad, abrieron fuego contra la joven y su sobrino. A diez metros , Tamara recibió tres disparos, cayendo fulminada mientras intentaba entrar en su casa. Sus padres y su hermano, que salieron para socorrerla, también resultaron heridos.

Pero el ánimo de los Flores era matar siempre a los que los sorprendían. Así lo considera el fiscal, que los acusa, también, de doce homicidios en grado de tentativa y de dos asesinatos fallidos.

La lista cruenta la habían abierto antes. En concreto, a mediados de junio de 2008, en un asalto a una vivienda de El Berrueco, donde dispararon al dueño, que a punto estuvo de morir desangrado, y a su hijo, tiroteando también a su perro.

La madrugada del 5 de julio de 2008, antes de llegar a la casa de los Leyton, también tirotearon a otro vecino de El Marquesado.

El cómputo de asesinatos y homicidios en grado de tentativa se cierra con los casos de los guardias civiles y policías heridos en las dos ocasiones en las que se enfrentaron. La primera, el 9 de agosto, en un control montado por la Guardia Cviil en Setenil, en el que dispararon, a cinco metros y a la cabeza, a un agente. Y la segunda, en la autovía Jerez-Los Barrios, donde murió un miembro de la banda y otros dos resultaron heridos, y donde dispararon a diestro y siniestro contra guardias y policías, que lograron parapetarse tras un guardarraíl de la carretera pudiendo capturarlos al fin.