De la fiebre del ladrillo a la del oro en el Campo de Gibraltar
Las ofertas proliferan pero las dificultades siguen cerrando la puerta al negocio inmobiliario
Suculentas rebajas en los pisos sin vender, facilidades de pago para nuevas promociones y regalos son los ganchos de las inmobiliarias para animar unas ventas estancadas en la ciudad de Algeciras, en la que el alquiler tampoco parece ser la opción para capear el temporal. Las inmobiliarias reconocen las dificultades por la restricción del crédito y la venta de un piso se alarga ya más de un año.
Los precios, como en cualquier ciudad, dependen de las zonas. Las áreas más modestas cuentan con inmuebles cuyo precio oscila entre los 60.000 y los 90.000 euros para tres habitaciones. Es el caso de El Saladillo o La Piñera. Comprar un piso en el centro sigue suponiendo un desembolso por encima de los 180.000 euros aunque no resulta difícil ver rebajas de 40.000 ó 50.000 euros en los precios más elevados, una imagen tan impensable hace dos años como la palabra embargos junto a las fotos de las viviendas.
Los corredores de fincas subrayan que poca gente se refugia en el alquiler a la espera de comprar un piso. "La gente aguarda a que baje un poco más para comprar, sin saber cuándo será el momento en el que se alcance el fondo, y no gasta en alquiler salvo casos puntuales", admite un empleado del sector. Y es que el alquiler medio de un piso supera los 600 euros sin dificultad y el frenazo en la compraventa no ha incentivado la alternativa del arrendamiento.
La crisis también deja fenómenos curiosos en el panorama algecireño. Varios locales dedicados hasta hace escasos meses a la compraventa de pisos están ocupados ahora por negocios de adquisición y empeño de objetos de oro, elemento considerado desde tiempos inmemoriales como un valor seguro ante cualquier recesión. Podría decirse que Algeciras ha pasado en pocos meses de la fiebre del ladrillo a la fiebre del oro.
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