Coronavirus en Cádiz: golpeados por el virus y el desempleo

"Todo comenzaba a ir bien hasta que llegó esto"

  • Gaditanos que se han quedado sin empleo cuentan su incertidumbre ante el azote económico de la pandemia

Una desértica calle San Francisco, en la capital gaditana.

Una desértica calle San Francisco, en la capital gaditana. / Jesús Marín

Varios gaditanos relatan a este periódico cómo la crisis del coronavirus les ha dejado, además de confinados, sin empleo, con todo lo que ello conlleva. Más incertidumbre a un panorama repleto de dudas.

David y Carlos, Puerto Real: "Regresamos del Norte cuando aquí se empezó a levantar cabeza"

David y Carlos son dos de los 1.002 vecinos de Puerto Real que han pasado a engordar las listas del SAE en el mes de marzo. Hasta que se decretó el Estado de Alarma trabajaban como soldadores en una empresa auxiliar del metal que ha cerrado sus puertas. Tenían contratos temporales, muy habituales en el sector, y no han podido acogerse a uno de los más de 11.000 ERTEs que se han presentado en la provincia.

Antes de que todo esto estallase habían iniciado una nueva etapa laboral en la Bahía de Cádiz tras más de dos años fuera de casa. “Estábamos los dos en el norte de España. Nos fuimos allí porque había mejores condiciones laborales y porque en nuestra zona la cosa no iba bien en materia de empleo, pero cuando vimos que aquí se empezaba a levantar cabeza decidimos regresar”, explica David.  Apenas tardaron una semana en incorporarse a empresas auxiliares  y todo comenzaba a ir bien hasta la aparición de la pandemia. “Mi empresa se vio obligada a cerrar porque el Decreto del Estado de Alarma no le permitía seguir  con la actividad. Entiendo que tuviesen que despedirme porque no había muchas opciones: este sector ha sido siempre muy inestable”, dice David.

Pero a ellos, más que el despido –que han aceptado con la resignación propia de todos los trabajadores- lo que más preocupa es la incertidumbre. “Quienes trabajamos en la industria del metal estamos, desgraciadamente, acostumbrados a entrar y salir de las empresas dependiendo de la carga de trabajo que haya. No es que me preocupe ahora un despido, no es el primero –matiza Carlos- , lo que más desconcierta es que no sabemos cuánto tiempo va a durar esto ni cómo nos vamos a recuperar”. De momento, la tranquilidad que ambos tienen es que sus respectivas empresas ya les han dicho que “cuando todo esto acabe” van a seguir contando con ellos. Y eso, de algún modo, resta preocupaciones en unos momentos complicados para la mayor parte de las economías familiares.

Carmen, gaditana en Inglaterra: "Me han echado estando de baja maternal"

Carmen García es una gaditana de 36 años que hace seis se trasladó a Inglaterra con un propósito claro en mente: mejorar su situación laboral. Licenciada en Filología Inglesa, recaló en Londres cansada de no conseguir un empleo estable en su ciudad natal, Cádiz. En la capital anglosajona conoció al que hoy es su marido, casualmente un vecino de Bornos, con el que ha tenido un bebé. El pequeño tiene ya 10 meses. 

Hasta el pasado 30 de marzo, Carmen trabajaba en el departamento de calidad de una entidad financiera que otorgaba préstamos a corto plazo. Llevaba ya dos años “echando raíces” en la empresa cuando, a causa de la pandemia del coronavirus, la despidieron. “La empresa se declaró insolvente y dejó en paro a unas 20 personas de la plantilla. Solo se han quedado los eventuales”, señala. 

“En mi caso en particular, me han echado incluso estando de baja maternal”, comenta la joven gaditana, que explica que en Inglaterra el permiso por maternidad es bastante más amplio que en España, ya que su duración se prolonga durante 52 semanas.

La forma en la que la despidieron a Carmen fue, cuanto menos, fría. “Nos avisaron de que el lunes 30 de marzo íbamos a recibir un correo electrónico con un enlace que nos derivaría a una llamada grupal. Ese lunes, a primera hora de la mañana, nos informaron  de nuestros respectivos despidos a través de esa teleconferencia conjunta”. 

La joven gaditana se toma este asunto con filosofía. “Ahora no es el momento de buscar un nuevo trabajo, tal y como están las cosas. Me dedicaré a criar a mi hijo. Afortunadamente, mi marido conserva su empleo. Intentaremos seguir adelante”.

Mariola, El Puerto: "Me lo vi venir porque somos una empresa muy pequeña"

La portuense Mariola, empleada de una start up que trabaja con hoteles y apartamentos turísticos, con sede en Sevilla, se quedó en paro nada más decretarse el estado de alarma, el pasado 16 de marzo.

“Yo me lo ví venir, porque es una empresa muy pequeña, con nueve trabajadores de los cuales tres son socios fundadores. Nosotros trabajamos con hoteles y ahora mismo todos están cerrados así que lo entiendo, aunque espero que cuando todo esto pase me vuelvan a llamar”.

Y es que durante este tiempo Mariola percibirá aproximadamente la mitad del sueldo que cobraba en la empresa, en la que llevaba trabajando algo menos de dos años, y con una hija a su cargo la situación es difícil de mantener más allá de un periodo aproximado de seis meses.

 “Me han dicho que una vez que pase esta situación tienen previsto volver a llamarme, pero la verdad es que no soy demasiado optimista porque creo que el sector turístico va a tardar mucho tiempo en recuperarse. Nosotros trabajamos sobre todo con clientes del extranjero y creo que vamos a tardar en tener confianza de nuevo para poder hacer viajes con seguridad”, explica.

Mientras tanto, confía en que esta crisis pase cuanto antes y podamos volver a recuperar nuestra vida normal.

Luis, San Fernando: "Entendí a mi jefe. Sin actividad, no puede pagar nóminas"

Luis trabaja en una pequeña empresa familiar de San Fernando que apenas tiene seis empleados. Nada más entrar en vigor el estado de alarma y suspenderse su actividad entró en un ERTE. “Lo entiendo”, dice este isleño al referirse a la decisión de su jefe, que se ha comprometido en volver a contratarle en cuanto todo vuelva a la normalidad. “Es una empresa pequeña, no tiene ingresos si no tiene actividad y no puede hacer frente a seis nóminas si no podemos trabajar”, apunta. 

El problema es que ahora ha cobrado medio salario “y el SEPE no nos asegura que vayamos a cobrar el próximo día 10”. Es más, le han dicho que es probable que tenga que esperar hasta el 10 de mayo -el próximo mes- para cobrar ya las dos mensualidades juntas.  

Luis es padre de dos hijos, uno de 10 años y otro de tan solo uno y medio. Su mujer hace tiempo que se quedó en paro y agotó la prestación sin encontrar un nuevo empleo. En cuestión de días, han pasado de ser una familia con una economía modesta pero que se defendía mes a mes a tener problemas preocupantes.  “Y los recibos los siguen pasando”, lamenta este isleño. “Lo llevo bastante mal, la verdad. Las medidas que han tomado son insuficientes, no llegan a quienes tienen que llegar. Entiendo que todo esto es algo sobrevenido, que no es culpa de nadie, pero no se está actuando bien y no se están tomando las decisiones que se tendrían que estar tomando”.

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