No es fácil establecer una evolución clara de la contaminación por nitratos –es decir, de la contaminación del agua procedente de la actividad ganadera y agrícola–. No sólo el número de análisis al respecto varía notablemente de un año a otro, impidiendo un fotografía clara, sino que en 2022, por ejemplo, el mismo Ministerio de Sanidad señalaba que este parámetro sólo fue controlado en el 62,9% de las zonas de abastecimiento, en el 12,5% de las infraestructuras y en el 11,4% de los puntos de muestreo –con lo que sí es posible inferior que el número de municipios afectados es superior–. La falta de análisis es todavía peor en el caso de los nitritos, apunta Ecologistas en Acción en el último informe sobre Contaminación por nitratos, ya que únicamente se controló en el 58% de las zonas de abastecimiento, en el 11,9% de las infraestructuras y en el 11,4% de los puntos de muestreo. Para establecer las medidas, se ha tomado como referente el Real Decreto del 18 de enero de 2022, que establece el tope de presencia de nitratos en 25mg/l en aguas superficiales y en 37,5 mg/l en aguas subterráneas.

Según los datos disponibles, en el año 2020, el 6,1% de las aguas superficiales en la Demarcación Guadalete-Barbate se encontraba fuera de la marca estipulada;en 2021, un 11,8% y en 2022, un 6,2%. Unos resultados que son difíciles de calibrar debido al baile de muestras de control que se apuntaba al principio:si en 2020 el número de analíticas en aguas de la provincia fue 229, en 2021 se triplicó (615) y en 2022 volvió a descender (302).

En total, el porcentaje de agua superficial contaminada en la provincia de Cádiz en ese periodo se sitúa en el 5%. Por realizar una comparativa, a nivel nacional –según los datos del Miterd– aproximadamente el 11% de las aguas superficiales analizadas se encontraban contaminadas por nitratos. Un valor que se eleva hasta el 22% en el caso de la cuenca del Segura, el 24% del Júcar y del 27% de las Cuencas Internas de Cataluña; mientras que en la costa cantábrica apenas se registra contaminación.

Respecto a las aguas subterráneas, el 29,7% de las pruebas realizadas en 2020 en la cuenca del Guadalete-Barbate (91 en total) presentaban valores por encima de lo estipulado, circunstancia que marcaban el 24,6% de los 187 controles realizados en 2021; y el 24% de los 288 puestos en marca en 2022. El porcentaje total de aguas subterráneas contaminadas por presencia de nitratos en la provincia se calcula se eleva hasta un 37%, (29 de los 79 muestreos totales), una cifra que resulta sin embargo similar al porcentaje nacional. Nuevamente, las demarcaciones de la cuenca cantábrica apenas presentan contaminación mientras que las de Levante y Cataluña se disparan, con un 58% en la cuenca del Guadiana, un 53% en la del Segura, un 54% en las islas Baleares, y un 49% en la cuenca catalana, así como la del Duero.

Según los datos del Ministerio de Sanidad referentes a 2022, las zonas más afectadas por la presencia de nitratos llevan el nombre de la España vacía. Aun así, en la provincia, y dentro de las redes de distribución afectadas, salta el caso de El Cañal, en Vejer, con una población censada de 286 habitantes y valores cuantificados de nitratos de 61 y 55 mg/l.

Puntos más contaminados en la provincia

Dada la irregularidad existente en las muestras contrastadas, desde EA han realizado a lo largo de 2023 un muestreo a nivel nacional en fuentes públicas no tratadas de distintos puntos del territorio que presentaran valores por encima de los 50 mg/l.

En el caso gaditano, se detectaron valores particularmente altos en la desembocadura del río Guadiaro en Sotogrande (290 mg/l), un dato especialmente sorprendente teniendo en cuenta que es además Zona ZEPA y parque natural; también destacan los 270 mg/l de Rota, en un pozo cercano a una granja caprina y porcina; 250 mg/l en la Línea de la Concepción, en el arroyo Negro; 250 mg/l también en Rota, en un pozo cercano a Arroyo Chacho y 240 mg/l en Tarifa, en el Río del Valle (Duna de Valdevaqueros).

Para los ecologistas, este ejercicio de ciencia ciudadana pretende “informar a las administraciones competentes de aquellas localizaciones en las que se ha detectado una elevada concentración de nitratos, para que éstas lo verifiquen con los medios adecuados y en aquellos casos en los que se confirmen las mediciones realizadas por Ecologistas en Acción se tomen las medidas necesarias para la protección del medio ambiente y de la salud”.

Una de las conclusiones del trabajo realizado por el voluntariado de Ecologistas en Acción ha sido la elevada concentración de nitrato en fuentes públicas no tratadas y manantiales en los que la población, de manera tradicional, recogen agua para su consumo, por estimarla de mejor calidad que la suministrada por las redes de abastecimiento.

La presencia de nitratos en el agua de consumo humano es causa de preocupación, dada su toxicidad relacionada con la formación de dos tipos de sustancias: nitritos y compuestos N-nitrosos. La reducción del nitrato a nitritos puede ocasionar metahemoglobinemia, principalmente en los lactantes menores de 6 mes. Por otra parte, lo nitritos reaccionan con aminas formando nitrosaminas, de las cuales se sabe que tienen una actividad carcinógena. Por último, la formación de compuestos N-nitrosos se asocia con malformaciones congénitas.