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'Mi abuelo Manolo': el proyecto documental de Eva Mena que homenajea al campo andaluz

Manolo y Eva, abuelo y nieta, posando juntos en Prado del Rey. Manolo y Eva, abuelo y nieta, posando juntos en Prado del Rey.

Manolo y Eva, abuelo y nieta, posando juntos en Prado del Rey. / Eva Mena

Escrito por

· Pilar Vera

Redactora

Sin saber qué hacer tras haber dejado un trabajo en precario, Eva Mena (Prado del Rey, 1996) aún no había cumplido 25 años cuando llegó el coronavirus y decidió volver al pueblo. Para ella, tanto el confinamiento como el tiempo que le siguió resultaron ser una catarsis, ya que los pasó en el huerto del abuelo, redescubriendo la vida de sus mayores a la vez que hacía fotografías. Hasta entonces, el abuelo, Manolo, sólo conservaba una foto: la de su boda. “Así que al principio se ponía súper nervioso, pero ahora le encanta, le dan igual las cámaras, sale muy natural”, cuenta su nieta.

Toda aquella colección de fotografías terminó tomando forma en una serie, Pureza, y a partir de ahí, “me empezó a seguir en Twitter gente como Rossy de Palma, algo que para mí es asombroso porque, al fin y al cabo, sólo soy una chica de pueblo”.

El tema de las fotos se cerró con la idea de llevar todo ese material a lo audiovisual. Durante este último año, en el que ha estado trabajando de camarera, la intención ha seguido ahí: “Yo seguí haciendo muchísimas preguntas a mi abuelo, y descubrí que tenía una vida que merecía ser contada. Fue Unamuno creo el que dijo que nadie hablaba de las personas de a pie que se levantan de sol a sol para seguir luchando y para construir –explica–, pues uno de esos ha sido mi abuelo”.

Manolo se despierta a las cinco de la mañana –“sin despertador”– y, lo primero que hace, es encender una fogata mientras ve cómo amanece. “Luego, les abre a las gallinas, les da de comer a las yeguas, a dos burritas que ahora tiene en otro campo, cuida la tierra, recoge los huevos”, relata Eva Mena.

“Cuando sube del huerto –continúa–, pasa por la gasolinera y le lleva el cafelito a la chica que trabaja allí”. Una rutina que hacía con su abuela, que falleció durante la pandemia: “¿A quién le llevaré yo ahora el café?”, decía Manolo, cuando su mujer murió. “Es una forma de entender los cuidados de otra manera –añade su nieta–. Eso está arraigado en él, siempre lleva caramelos que da a todo el mundo, por ejemplo”.

Su modo de ver la vida, explica Eva Mena, se trasluce en la “pasión y dedicación que le pone a sus plantas, cómo le gusta ver su huerto lleno de flores: hace que tú también lo veas desde otra perspectiva, desde la tranquilidad. Por eso –prosigue–, la película tendrá por fuerza un ritmo pausado, que es el que marca su existencia”.

Manolo hace vida en el huerto hasta que se acuesta, “pero luego, llega a su casa y está solo, como tantos de su generación, y eso también me gustaría que la gente lo viera”, indica Eva Mena.

A lo largo de esa rutina, en el documental, Manolo irá contando también los recuerdos de su vida. Una vida en la que –dice– no ha tenido ningún día especial, “ni Navidad, ni Reyes, ni cumpleaños... Alguna vez que le hacían un regalo, una camisa, una pelota, la iban reciclando todos los años. Antiguamente, se valoraban las cosas de otra manera. Por un lado, se vivía más tranquilo, pero tampoco se estaba muy informado de lo que pasaba”.

"Me fui enterando de cosas como que se había sacado el carné para llevar camellos en Sidi Ifni"

Especialmente, en el caso de Manolo, que sólo sabía escribir su nombre. Y es que, con toda la enseñanza vital que arrastra, la historia del abuelo no es fácil. Aprobó el carné de camello en Sidi Ifni pero, al mismo tiempo, no fue hasta entonces cuando puedo probar por primera vez los plátanos, una rareza.

Ahora, sin embargo, Manolo ve “mucho las noticias, y piensa que el mundo está fatal –explica Eva Mena–. Pero luego tiene cosas como, por ejemplo, mirando los documentales, que aparezca una cebra y te diga: “Mira qué burra más bonita”.

Todo eso no podía perderse en el tiempo, y esa es la razón de ser de Mi abuelo Manolo, el documental que Eva Mena ha lanzado a una campaña de crowdfunding en Verkami. Para sacarlo adelante, necesitan unos 4.500 euros pero, a 22 días de que finalice el plazo, ya llevan el 90% de su financiación: “Hacienda se quedará unos 1000 euros y la web se queda también otro porcentaje –añade–. Lo que queda se va en alquiler de material audiovisual y en contratar a una distribuidora que le dé aire, porque mi intención es llevarlo a festivales”.

Todos los que se han implicado en el proyecto lo han hecho “por amor al arte: Lou Wellwar, la directora de producción; Ignacio Bascón, director de fotografía, y el sonidista, Paco Romero, que es también de Prado del Rey”.

La iniciativa tiene distintas formas de colaborar: cinco euros, con agradecimiento en los créditos; diez euros (agradecimiento y visionado exclusivo); veinte (agradecimiento, visionado y lámina fotográfica); treinta (agradecimiento, visionado y lámina de 30x30); 50 euros (agradecimiento, visionados, dos láminas firmadas por Eva y por Manolo y una bolsa de tela) y cien euros (mención, invitacion al estreno, cuatro láminas firmadas y la bolsa). La intención es entrar en fase de posproducción a principios de 2024, y el estreno se llevará a cabo en el auditorio de Prado del Rey.

“El objetivo –desarrollan en la ficha– es homenajear y dar voz a todos los abuelos, a los que trabajan en el campo. A los que se encuentran en peligro de extinción. Esto va para todos esos abuelos desconocidos que con sus manos han abierto caminos, sembrado olivos y sombras, dando vida a lo natural”.

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