El peruano Roca Rey ha sufrido en la noche del sábado una cogida en la corrida de El Puerto de Santa María, ha pasado por quirófano y ha seguido toreando. Una cornada de 18 centímetros en el gemelo no ha sido suficiente para que abandonara el cartel y despedir a El Juli, al que acompañaba en el paseíllo.

Roca Rey llegaba a tierras gaditanas con dos costillas tullidas. En su primer toro, el animal lo levantó y una vez en el suelo volvió a por él. Pasó por el quirófano y, como si nada hubiera pasado, volvió a salir al ruedo, con el drenaje puesto y desoyendo a los médicos para completar así una actuación que ya es historia del toreo. 

Roca Rey tras la cogida

 El parte médico anunciado de la cogida de Andrés Roca Rey tras la corrida da la medida de la dimensión de su gesto que nos recordó aquel de hace muchos años de José Luis Parada con idéntica cornada en la plaza de Sevilla, en el ruedo hasta matar el toro mientras la sangre negra de la venta bajaba por la media anegando la zapatilla: “cornada de 18 centímetros de longitud en el tercio medio cara interna de trayectoria ascendente subcutánea que contusiona musculatura interna gemelar. Se le realizó una limpieza bajo anestesia, drenaje y a torear, recomendando traslado a centro hospitalario para control durante 48 horas.