Provincia de Cádiz

...Y la Iglesia siempre estuvo

  • La concertada es una herencia de un sistema que delegó la educación en la confesión católica y que entregó a la democracia una alta tasa de analfabetismo

El ministro de Educación del primer gobierno de Felipe González, José María Maravall, padre de la Lode que alumbró los conciertos escolares que ordenaban el sistema arbitrario de subvenciones creado en 1970 por Villar Mir para los colegios religiosos, ha relatado el momento en que los obispos entran en su despacho, al poco de tomar posesión, para continuar con la fórmula que ya habían utilizado con el gobierno de UCD: "Sacaron papeles cebolla donde reproducían los reales decretos ya hechos para publicar y algunas órdenes ministeriales sólo a falta de la firma del ministro. Conservo algunos papeles de ministros de la UCD con las peticiones de la Iglesia y simplemente anotado al margen: que se haga. Era total sumisión".

El papel de la Iglesia ha sido fundamental en la historia de la educación de este país por el mero hecho de que una escuela pública moderna no existió en España hasta la ley Villar Mir. La anterior es, sin duda, la más duradera. Si desde 1978 en España se han redactado nada menos que ocho leyes generales de Educación, la primera Ley de Instrucción Pública, la Ley Moyano, duró más de cien años.

es la fecha de la primera ley de educación que hablaba de escuela obligatoriaes el año en el que se promulga la lode y que consagra los conciertos con centros privadosalumnos de cada cien que iniciaban estudios en 1967 en cádiz terminaban la universidad andaluces están considerados a día de hoy analfabetos, casi todas mujeresleyes generales de educación se han redactado desde la llegada de la democracia

Aprobada en 1857, establecía escolarización obligatoria de los 6 a los 9 años. En esos tres años se enseñaba poco más que leer y escribir. De aquella época datan instituciones que han llegado a nuestros días y que nacieron por mecenazgos de la aristocracia o alta burguesía de la época y por el impulso de la Iglesia. El Estado les dejaba, como vemos, un enorme espacio para impartir sus doctrinas a través de la Educación. Salesianos, marianistas o lasalianos, por poner algunos ejemplos, son organizaciones más que centenarias. El papel de estas instituciones fue clave en la formación educativa de millones de españoles.

Y es que el sistema no era muy eficaz. Durante la II República, Luis Bello, periodista y pedagogo, diputado por Acción Republicana, se movió por todo el país y escribió su célebre Viaje por las escuelas de España. En él calculó que más de un millón de niños estaba sin escolarizar. Por entonces, un 30% de los españoles eran analfabetos.

El franquismo reforzó el papel de las instituciones escolares católicas. En 1945, la Ley de Educación Primaria, que daba formato legal a la purga de maestros, entrega la enseñanza a la Iglesia católica. Era la ideologización de la enseñanza en torno al nacionalcatolicismo.

A la educación secundaria llegaban sólo unos pocos y apenas existía n institutos, uno por cada gran localidad. Hasta la llegada del Alberti a finales de los 70, en Cádiz el único insituto (masculino) era el Columela y el femenino era el Rosario. En Jerez ese papel lo ejercía el Coloma. Convivían con los centros tradicionales: Salesianos San Ignacio, San Felipe Neri, San José La Salle, Compañía de María, El Pilar... Las zonas rurales estaban abandonadas por la educación pública. La igualdad de oportunidades en la educación era inexistente. Un estudio realizado en su día por el inspector de la delegación provincial Francisco Poveda analizaba que en 1967, en Andalucía, de cada 100 alumnos de primaria ingresaron en la enseñanza media 27; aprobaron la reválida de bachiller elemental 18 y 10 el bachillerato superior; superaron el "preuniversitario" cinco y culminaron estudios universitarios tres. Cualquier ejercicio de nostalgia sobre viejos sistemas educativos se contesta por sí mismo.

En cualquier caso, lo que hoy son las escuelas católicas concertadas, concentradas en las grandes ciudades y en lugares céntricos, lograron crear un estilo y un poso a través de sus asociaciones de antiguos alumnos y su presencia en la sociedad que llega con éxito a nuestros días, como demuestra la demanda que siguen teniendo para asistir a sus aulas. Su papel fue fundamental, pero no podía llegar a todo el mundo ni tampoco lo pretendían. No era su función. Además, la atención a la diversidad era nula en un método académico casi exclusivamente memorístico. Quien no podía seguirlo se quedaba atrás.

La democracia tuvo que crear, por tanto, una educación pública prácticamente de la nada y se hizo con la dotación económica liberada en los pactos de La Moncloa. Las infraestructuras se levantaron casi al mismo tiempo, bajo el mismo plano arquitectónico, por lo que casi todos colegios e institutos creados a finales de los 70 y principios de los 80 en la provincia, que fueron muchos, tienen similar estructura.

Al tiempo, el consenso de la Constitución incluyó el artículo que consagraba la libertad de enseñar y la libertad de elección de colegio. Si el Estado garantizaba esa elección, tenía, por tanto, que permitir que los padres pudieran hacer esa elección sin pagar por ello. Es la base de los conciertos y la renuncia de la izquierda a una educación pública y gratuita laica, contradiciendo la laicidad constitucional, si entendemos como tal que su texto, como indica el constitucionalista Andrés Ollero, no contiene, ni en su preámbulo ni en su articulado referencia expresa alguna a Dios, por tanto, " un diseño del Estado como absolutamente ajeno al fenómeno religioso".

Lo cierto es que ese consenso constitucional se interpretó como un mantenimiento del apoyo del Estado a la enseñanza religiosa, pero ahora conviviendo con un potente sistema educativo público en manos de las autonomías. Cuando esto sucede el legado del anterior sistema es el siguiente: en 1981, diez de cada cien andaluces eran analfabetos; entre los mayores de 35 años eran 18 de cada cien. En las andaluzas el dato era escalofriante: una de cada cuatro. Treinta años después, en 2011, sólo se consideraba que existían 2,3 analfabetos en Andalucía por cada cien, la mayoría entre los mayores de 60 años. Entre los menores de 15 años no existe hoy ni un sólo analfabeto. No es un dato, en cualquier caso, para regocijarse. En España hay 730.000 analfabetos. De ellos, 216.000 son andaluces.

Cómo se llevaron los primeros planes de escolarización a finales de los 70 es algo que narró la inspectora Elisa Rivera, una pionera de la nueva educación pública, en una entrevista en este periódico: "Ibamos a los cuarteles porque los soldaditos iban a la mili sin saber leer ni escribir. Y en la escolarización universal tuvimos que buscar fórmulas. Había que escolarizar a los niños, pero dónde. Hay mucho que agradecer a las órdenes educativas. Los pudientes enviaban a sus hijos a esos internados y estas órdenes hicieron un hueco para incluir nuevos niños. También se buscaron edificios de propiedad pública para acondicionarlos. Los inspectores nos lanzábamos a los campos en furgoneta a buscar a los niños. En Puerto Serrano, con un compañero, me pregunté si habíamos pasado por una casa y mi compañero me dijo que ya debía haber pasado otro inspector porque los padres estaban llorando. Era una revolución: los hijos de los humildes accedieran a la educación. Logramos muchas solicitudes, nos desbordaron y la filosofía era que donde comen dos, comen cuatro. Buscábamos ayudas, creábamos becas... He conocido a maestros en aquellos tiempos que eran auténticos héroes".

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