Cierra sus puertas el último comercio de ultramarinos del barrio histórico de Vejer
Juan María Fernández es el tercero de los gerentes de este comercio familiar de toda la vida
Vejer vuelve a la esencia de la tierra

Este próximo 7 de junio, a las 14.00 horas, se cerrarán por última vez las puertas de Alimentación Juan María, situada en la calle Canalejas de Vejer, muy cerca del Arco de la Villa y la icónica fuente de la plaza de España.
En el mes de abril de este año 2025, esta tienda, más conocida como ‘La Tienda del Fino’, cumplió 85 años, desde que la abriera su abuelo Pepe Fernández ‘El Fino’, y la mantuviera su padre, Alfonso Fernández ‘El Fino’, hasta que él le tomó el relevo hace varias décadas.
Fue en 1940, cuando se tomaba la decisión de abrir en la esquina de la calle Canalejas un comercio en el que ofrecía de todo un poco.
Hasta allí llegaban los clientes del barrio, en una época de postguerra donde faltaban muchos productos y donde los sueldos eran escasos, ya que muchos de los maridos estaban desaparecidos en la guerra y otros se buscaban la vida haciendo picón para venderlo y poder sacar algo de dinero con el que llevar su casa adelante.
Fueron pasando los años y llegó el momento en el que Alfonso Fernández, que también heredó el apodo de ‘El Fino’, tomó el relevo generacional en la tienda. Seguían siendo tiempos difíciles, y ya que a los clientes les costaba ir a la tienda a ponerse al día en sus débitos, surgió la idea de la dita.
Tras la misa del domingo, Alfonso ‘El Fino’ y uno de sus hijos, tomaban distintos caminos, y se repartían las distintas zonas del pueblo. Llegaban a los patios y se hacían presentes con la frase mítica: “El ditero”. Algunas mujeres, para evitar el pago, se las ingeniaban para no salir, aunque no siempre lograban librarse de Alfonso que se las sabía todas.
En enero de este año 2025, el propio Juan María, anunciaba una efeméride en su perfil en redes sociales. Exponía que este año, el negocio que actualmente regenta, ‘Alimentación Juan María’ cumplía 85 años, en poder de su familia. Y que no hubiera sido posible, sin el respaldo de tantas, y tantas personas que siempre le han apoyado.

A las puertas de su jubilación ha decidido cerrar la tienda como tal. Asegura que no sirve para seguir y el estar esperanzado a que lleguen los turistas los fines de semana, o en el verano, así, asegura que “no se sobrevive”. Al final, dice que Vejer se ha convertido en un parque temático y con muchas puertas cerradas, ya que viven pocos vecinos durante todo el año en el barrio.
Con la llegada de Juan María Fernández, al frente del negocio, se ha vivido esa decadencia de vecinos, pero él ha sabido mantener el nexo de unión entre el barrio y su tienda. Ha propiciado reuniones, encuentros, degustaciones, todo para seguir manteniendo unidos a los pocos vecinos que quedan.
En ese transcurrir de los años, se incorporó Loli en 2003, y eso le permitió dedicarse a una de sus mayores pasiones, la artesanía. Así, pudo ampliar su negocio. Ahora en vez de vecinos son guiris los que pasan por su tienda.

Han pasado muchos años desde que en 1.528 se comprase ese local para convertirlo en una herrería, y después pasar a ser el último comercio de ultramarinos del barrio histórico de Vejer.
Ahora se dará paso a un taller para el aprendizaje de la artesanía local, mucha suerte en ese empeño. .
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