Una promesa que nunca se rompe
Un año más la virgen del Carmen, que estrenaba escapulario, procesiona en una jornada marcada por la emoción y algunas novedades, como el paso de la imagen por la calle Nevería
Cuando Carmen se hace cercana...
Que El Puerto es marinero todo el mundo lo sabe. Y que la devoción que la ciudad profesa a la Virgen del Carmen es inmesa, también. Se desborda. La boca se llena a la réplica de “¡Viva la Virgen del Carmen!”. Y lo que se siente no se puede definir. Es algo igual de inexplicable que la expresión de sopresa de algunos turistas y visitantes que se quedan boquiabiertos cuando ven la alegría y el despliegue de su día grande. (”Y mira que la cosa ha venido a menos”). “Pues sí es verdad que se le tiene aquí devoción a la Virgen del Carmen”. Aunque la sociedad haya cambiado, aunque la gente ya no saque sus mejores galas, aunque la lista de ausentes a misa vaya aumentando paulatinamente, siempre habrá una cosa que permanece impedecera en el tiempo: el cariño y la devoción.
Como todos los días de procesión, el 16 de julio amaneció siendo un día especial. La jornada comenzó bastante temprano , cuando la Virgen Marinera, “la que va por el agua”, llegó al Gema Jesús II, la embabarcación donde este año la imagen realizaría su recorrido. Este en uno de los mayores honores que puede tener un marinero a lo largo de su vida. Mientras, en tierra, la celebración continuaba con varios eventos como la función principal en la iglesia del Carmen y San Marco, o la misa en la capilla del colegio de las Carmelitas. “Que yo sepa esto es la primera vez que se hace”, explicaba uno de sus costaleros. “Antes no sé si esto se haría, pero yo te hablo con más de 40 años conociendo esta procesión”. Y quizás eso sea lo bonito. No solo recuperar las tradiciones, sino crear otras nuevas.
Sea como sea, en esta ocasión, la calle Nevería (donde se ubica este colegio) se convirtió también en uno de los puntos más esperados -con permiso del tradicional encuentro de la imagen de tierra y la marítima en El Resbaladero- por el recibimiento de la imagen por parte de las hermanas concepcionistas, quienes acogieron a la imagen con el cariño que tanto las caracteriza.
La crónica de este año no puede acabar sin hablar de las novedades y detalles que la Hermandad ha llevado este año (¡Hombre por favor!). El primero de ellos el escapulario, donado por Jesús Peral y diseñado por Óscar Monís Gómez con bordado en hilo de oro, seda de colores salmón y celestes, perlas y pedrería, cordón mate y cadeneta de hojillas. El segundo el exorno floral, diseño de Vicente Patón, quien se ha inspirado este año en la bandera vaticana para hacer alusión al nombramiento del papa León XIV. Y por último, pero no por ello menos importante, el crespón negro que luce el paso en memoria de Sergio Alejo, el Policía Local fallecido tras resultar herido en acto de servicio, y que mantenía una vinculación muy estrecha con la Hermandad. “Este fue el último paso que cargó”, recuerdan algunos de sus compañeros.
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