Semana santa | exaltación de la semana de pasión portuense

Un pregón con el alma en la mano

  • Jesús Andrades puso ayer en pie al público del teatro Pedro Muñoz Seca con un emotivo recorrido por sus vivencias cofrades

  • Su intervención aunó la devoción con la actualidad

Con una exquisita puntualidad comenzaba ayer a las doce del mediodía el pregón de la Semana Santa portuense, a cargo en esta ocasión del joven cofrade portuense Jesús Andrades García.

Un escenario magníficamente exornado para la ocasión dejaba ya entrever que se trataría de una exaltación muy personal, ya que en una de las esquinas del escenario aparecían enseres relacionados con algunas de las hermandades en las que se forjó la fe y el compromiso del pregonero. En la esquina opuesta unas redes de pesca dejaban constancia de la relación del abuelo de Andrades con el sector pesquero portuense.

Uno de los pasajes más emotivos fue su referencia a la Virgen de la AmarguraEl pregonero llamó a perdonar los agravios contra la iglesia y contra los creyentes'El Wilo' puso al público en pie con su interpretación de una saeta durante el pregón

En un escenario dominado por el fondo de terciopelo rojo habitual en este tipo de actos solemnes se encontraban el alcalde, David de la Encina, con el bastón de mando en la mano, junto al presidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, José Manuel Castilla, y los miembros de la permanente del Consejo, junto al asistente eclesiástico de la entidad, Antonio Olmo, y la edil responsable de Fiestas, Ana María Arias.

El encargado de presentar al pregonero fue su amigo de la infancia José Antonio Zarra, quien glosó algunos datos de la personalidad y trayectoria de Jesús Andrades. Antes del pregón y en varios momentos del transcurso del mismo, la banda de música Maestro Dueñas fue la encargada, un año más, de poner la banda sonora al acto.

Andrades se encomendó para su exaltación a la Virgen de los Milagros, patrona de El Puerto, a la Amargura, al Señor del Olivo y a la Esperanza de Triana, en un pregón que como dijo "va por El Puerto".

El pregonero comenzó su intervención honrando la figura de una persona muy importante en su formación cofrade y personal. Se trataba de su primer profesor, en el colegio de La Salle, que más tarde sería también su capataz en la hermandad de la Veracruz, donde Andrades se estrenó como costalero. "Él encendió en mí la llama cofrade", recordó agradecido.

Allí, en la hermandad de la Veracruz, se sintió por primera vez costalero, aprendiendo valores como el sacrificio y el compañerismo. "18 años después me sigo sintiendo costalero, costalero para toda la vida", confesó.

Tras exaltar la figura de la Patrona de El Puerto, Jesús Andrades pasó a recorrer una por una todas las hermandades portuenses, sin olvidar tampoco a las agrupaciones parroquiales. Comenzó por la hermandad de La Borriquita, recordando pasajes del Domingo de Ramos, para hablar después de El Olivo, la hermandad en la que se inició como hermano y tuvo su primera papeleta de sitio. Costalero también y después capataz de esta hermandad, en ella siempre encontró refugio y cobijo, como recordó.

El público, al final del pasaje dedicado a la hermandad del Huerto, arrancó en aplausos premiando así el sentimiento que se desprendía de las palabras del pregonero.

Llegó después el turno del Prendimiento y los recuerdos infantiles de los Viernes de Dolores, momento que engarzó Andrades con una reflexión sobre la importancia del perdón para los cristianos y los ataques que hoy en día sufre la iglesia católica. El pregonero llamó analizar los actuales valores de la sociedad, dejando a un lado el materialismo y volviendo a valorar conceptos como la honestidad, el compañerismo, la responsabilidad, la paz, el amor, la tolerancia o el respeto. "Con la cruz por bandera, no debemos dejarnos atacar, pero usando siempre la bandera de la paz. No tenemos que avergonzarnos de ser cristianos", dijo.

En este punto del pregón el guitarrista Antonio Villar apareció sobre el escenario, acompañando con las cálidas notas de su guitarra el pasaje en el que el pregonero se centró en el Barrio Alto y en la hermandad del Cautivo. "Siguen siendo muchos los cautivos. A diario hay situaciones por las que se sufre", recordó, enumerando problemas como el paro, el hambre, el maltrato, los sinsabores... la cruda realidad. Por su trabajo en un centro penitenciario, el pregonero relató que se encuentra a diario con madres que sufren por sus hijos cautivos, comparando su sufrimiento con el de la Virgen del Dolor.

Quizás uno de los pasajes más emotivos fue el dedicado a la Flagelación. "Le debo mucho a esa hermandad, marcaron mi juventud, mis amistades, una forma de vida y de entender la Semana Santa", recordó.

Como dijo el pregonero, "madre solo hay una, pero en mi caso son tres. La que me dio la vida, Isabel, y como dolorosas mi Esperanza trianera y en la calle Cielo, la Amargura". Una petalada de flores cayó entonces sobre el escenario, creando un clima muy teatral sobre el escenario que puso en pie al público, mientras aplaudía con entusiasmo.

Llegaban después las referencias al Nazareno y a la Madrugá. Tuvo un recuerdo también para el mundo de la mar, tan devoto de esta hermandad, y en especial para su abuelo Pepe, uno de los rederos del muelle portuense.

La capilla de San Juan de Dios y el Lunes Santo estuvieron también presentes en el pasaje sobre Los Afligidos, y después vendría el turno de la Humildad y Paciencia, con un recuerdo además a las hermanas del Espíritu Santo, y de la Misericordia, de cuya cuadrilla también formó parte. La Veracurz también estuvo muy presente en su intervención.

Tampoco se olvidó el pregonero del Cristo del Amor y se preguntó si El Puerto se olvidará de su devoción por esta imagen como se ha olvidado del Vaporcito.

En su recuerdo a los saeteros portuenses no faltó una referencia a Paco Azotea, con una brillante intervención del cantaor 'El Wilo', que volvió a poner al público en pie. Las referencias a la hermandad de la Soledad y Santo Entierro tampoco podía faltar, lo mismo que a la hermandad del Resucitado.

El tramo final del pregón fue un canto a la primavera y a los preparativos para la Semana Santa, agradeciendo a sus imágenes más queridas que le hubieran iluminado para ofrecer este pregón "de todos los cofrades, para El Puerto y por El Puerto". Un pregón que dejó muy buen sabor de boca entre los asistentes y que abre las puertas a una intensa semana que comenzará en pocos días.

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