La huella de Isaac Peral en la Bahía Gaditana

El empresario que llevó la luz eléctrica a El Puerto

  • El inventor del submarino fundó una sociedad que trajo por vez primera la electricidad a la localidad portuense; su memoria da nombre a una plaza situada frente al Ayuntamiento

El edificio de 'La fábrica de la luz', que se conserva aún en un lateral de la Plaza de Isaac Peral.

El edificio de 'La fábrica de la luz', que se conserva aún en un lateral de la Plaza de Isaac Peral. / Andrés Mora Perles

Aunque no se conoce mucho de la vida personal que pudo tener el descubridor del sumergible en la ciudad de El Puerto de Santa María, al no haber sido todavía objeto de ningún estudio específico, sí se puede afirmar que la figura histórica que da nombre al moderno submarino S-81, botado recientemente en Cartagena, dejó huella en la ciudad portuense.

No son pocos los que piensan que el teniente de navío de la Armada e inventor del primer submarino torpedero llegó incluso a vivir en la localidad (lo cual forma parte de lo posible), donde su figura resulta muy familiar y su nombre no ha quedado en el olvido desde aquellos lejanos años de finales del siglo XIX, cuando a bordo de su revolucionario artefacto realizó con éxito las pruebas de mar en la Bahía de Cádiz, demostrando que el sumergible no era el sueño de un visionario Julio Verne, sino que podía navegar, llevar un rumbo fijo y permanecer bajo el agua durante un tiempo prolongado.  

No obstante, entre los vecinos de El Puerto la memoria de Isaac Peral no está vinculada tan sólo a la invención del submarino, un artilugio que por causas oscuras y desconocidas fue desprestigiado por los poderes de la época, sino por haber sido el principal promotor de una curiosa factoría denominada 'La fábrica de la luz'.

La céntrica plaza portuense de Isaac Peral, donde está ubicado el Ayuntamiento. La céntrica plaza portuense de Isaac Peral, donde está ubicado el Ayuntamiento.

La céntrica plaza portuense de Isaac Peral, donde está ubicado el Ayuntamiento. / Andrés Mora Perles

La relación más estrecha de Isaac Peral con El Puerto, al menos en relación a los estudios históricos que se conocen, se produjo por lo tanto en la segunda etapa de su vida, cuando a causa de la campaña de desprestigio que las más altas instancias conservadoras habían lanzado contra él, solicitó su baja en la Marina y se dedicó a la vida empresarial, logrando fundar varias sociedades de éxito, relacionadas con el aprovechamiento de la energía eléctrica.

La destreza para conseguir la producción de electricidad de forma eficiente la había logrado durante la construcción de los motores y generadores del submarino, y aprovechó esos conocimientos para crear iniciativas empresariales para introducir la energía eléctrica en distintas ciudades de España. En El Puerto de Santa María encontró el apoyo de algunos empresarios y accionistas de ideas avanzadas para crear la empresa Electra-Peral Portuense.

Con dicha empresa llegó la electricidad a El Puerto, y según apunta el historiador Javier Maldonado, lo hizo en 1894, es decir tan sólo quince años después de la creación de la lámpara incandescente de Thomas Alva Edison y su equipo. Esto da idea, según el historiador, de la predilección que sentía Isaac Peral por esta ciudad, donde contaba con buenos amigos que colaboraron en la puesta en marcha de esta fábrica de electricidad, cuyas instalaciones (cadenas con ganchos y rieles para mover y reparar los generadores), se conservan en la nave donde estuvo ubicada la fábrica, enfrente del Ayuntamiento, en la esquina de las calles Diego Niño y la propia Plaza de Isaac Peral.  

Detalle de la nave que albergó los grandes generadores de electricidad de la empresa Electra-Peral. Detalle de la nave que albergó los grandes generadores de electricidad de la empresa Electra-Peral.

Detalle de la nave que albergó los grandes generadores de electricidad de la empresa Electra-Peral. / Andrés Mora Perles

Cómo funcionaban estos generadores en las postrimerías del siglo XIX es algo que se desconoce, pero debió ser espectacular a juzgar por las crónicas de la época, en las que se describe la puesta en marcha de la fábrica de alumbrado eléctrico. En dichas crónicas se explican las pruebas que se realizaron en la ciudad para testar este nuevo sistema de iluminación, coincidiendo con la celebración de la velada de la Virgen de Agosto. Se instalaron en el Paseo de la Victoria 19 arcos voltaicos, que se fueron iluminando uno detrás de otro, al igual que todo el tramo de la calle Larga hasta la misma plaza Peral, donde estaban la factoría de generación lumínica, causando la admiración general del público.

A partir de ese gran ensayo, las farolas de gas tuvieron sus días contados y la modernidad llegó a El Puerto produciéndose el enganche progresivo al nuevo nuevo sistema de alumbrado de hoteles, casinos, colegios y otras instituciones. "El alumbrado eléctrico comenzaba a correr a la velocidad que le es propia", apunta de forma ilustrativa Javier Maldonado.

'La fábrica de la luz' fue un proyecto doblemente beneficioso para El Puerto, ya que con él la ciudad se dotaba de una moderna forma de energía, mejorando la calidad de vida de sus habitantes, y contribuyó a aliviar el paro obrero existente en la época. Se puede afirmar que la ciudad portuense fue una de las primeras de la provincia y de toda España que tuvo alumbrado eléctrico y eso ha permanecido en la memoria colectiva hasta la fecha actual.

Pero además de esta dedicación empresarial, es destacable en el Isaac Peral portuense su faceta política. Fue en el año 1890, coincidiendo con la campaña de desprestigio que dio al traste con el proyecto del submarino Peral. En esas fechas quedó vacante en el Congreso de los Diputados un escaño correspondiente a la circunscripción de El Puerto de Santa María, que estaba compuesta además por las localidades de Rota, Puerto Real y Espera. 

Un grupo de portuenses notables ofreció a Peral la posibilidad de encabezar una plataforma electoral para llegar a ocupar dicho escaño. Peral aceptó, ya que desde la inmunidad de un escaño en el Congreso podría defenderse de la injuriosa campaña desatada contra él y poner al descubierto los manejos que habían malogrado el proyecto del submarino. Se constituyó entonces el Comité Peralista, que fue muy activo en El Puerto. Se encontraban entre ellos el bodeguero Ramón Jiménez Dávila, y Dionisio Perez, fundador de la Revista Portuense, un diario local que actuó "como portavoz de la candidatura y el movimiento peralista portuense", apunta Javier Maldnonado.

La Plataforma electoral se presentó al menos en dos ocasiones a las elecciones, pero a pesar de las victorias obtenidas, en un contexto de profundización de los mecanismos caciquiles para manipular el voto, "se sucedieron varios pucherazos y otras arbitrariedades y atropellos contra los peralistas, que se tradujo en una derrota del célebre inventor, que no se pudo enmendar en un proceso judicial que se extendió durante varios años". 

 

  

   

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