“Soy un enamorado de esta profesión”

Un joven portuense, cuarta generación de la misma familia al frente de la antigua barbería situada en la calle Ganado

Alejandro López

26 de marzo 2009 - 10:33

“De mi bisabuelo pasó a mi abuelo y éste se la dejó a mi padre. Ahora estoy yo al mando”. Así explica Rafael Poullet, portuense de 28 años de edad, cómo llegó a hacerse cargo de la peluquería situada en la calle Ganado esquina con Jesús Cautivo. Su familia adquirió el negocio a otro peluquero hace más de 80 años. Hoy sigue en el mismo local, siendo una barbería muy popular entre los vecinos del barrio.

De aspecto bohemio y elegante, su peluquería presenta una decoración tradicional y parisina que conecta con una clientela clásica y el pintoresco ambiente de la zona. Por ella han pasado personalidades tan conocidas como Manolo Caracol, Antonio Ordóñez o Jesús Quintero.

En las palabras de Rafael se aprecia verdadera pasión hacia su oficio. “Soy un enamorado de mi profesión”, argumenta, “me gusta que todo el que entre se sienta cómodo, que tenga confianza en su peluquero y se exprese como si estuviera en su casa. Al fin y al cabo, esto es un negocio familiar”.

Su clientela ha seguido fiel pese al paso del tiempo. “Muchos me cuentan que era mi abuelo el que les cortaba el pelo, ahora soy yo y me siento orgulloso de ello”, cuenta emocionado.

Rafael se encarga también de cortar el cabello a clientes jóvenes, que buscan un estilo “más juvenil y moderno”.

Recibió la formación familiar desde que era un adolescente, con apenas 14 años. Luego obtuvo el título de peluquero en la academia jerezana de Antonio Gálvez, trabajando posteriormente en varias peluquerías. “A los 18 años me quedé aquí definitivamente y hasta el día de hoy” , afirma.

Rafael es una mente inquieta que piensa cómo mejorar el negocio. Planea introducir novedades, darle un sello personal a su peluquería, un toque distintivo que la haga única y original. “Quiero incorporar unas botas de vino, y así poder ofrecer a los clientes algo diferente a una revista o el periódico. Mientras esperan su turno, podrán degustar una copita de vino. Sería una idea diferente y con mucha solera”, dice.

Se define como un peluquero “bohemio y romántico” que pretende “tener un estilo propio, personal y reconocible”.

Gran aficionado a los toros, recuerda que “cuando era joven quise ser torero, llegué incluso a torear una vaquilla. Pasé tanto miedo que me quedé aquí, en la peluquería, que es donde estoy a gusto. Aquí puedo hacer mis mejores faenas”.

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