Vecinos y hosteleros de la zona colindante a la antigua Casa de la Aduana,  entre la avenida Micaela Aramburu de Mora y la avenida de la Bajamar (calle Maestro Domingo Veneroni) han querido hacer público lo que consideran "la dejadez por parte de sus dueños y en segundo plano de la Concejalía de Urbanismo, ante el deterioro más que visible de dicho edificio y el peligro que supone para el ciudadano” comentan.

Según los denunciantes "al estado cada vez más ruinoso del edificio se suman varios árboles que asoman ya por ventanas y balcones, que están provocando pequeños desprendimientos y grietas que van aumentando día a día a medida que siguen creciendo”, expone un hostelero de la zona.

Esta es la imagen que presenta la fachada del histórico edificio.

“Los vecinos no entendemos cómo nadie por parte del Ayuntamiento, y en concreto  nadie del Área de Disciplina Urbanística, ha intentado poner remedio a esta situación, más si cabe teniendo en cuenta que este edificio se encuentra a escasos metros de las oficinas de las concejalías de Urbanismo y Patrimonio y a dos manzanas de la oficina de Información y Turismo”, abundan.

“Por si fuera poco el peligro real que sentimos los vecinos y viandantes, a esto se suma el aspecto y sensación de dejadez y abandono que sufre el edificio, al igual que todo el casco histórico por parte de este equipo de gobierno”, lamentan.

 “Los vecinos y hosteleros de la zona somos testigos diarios de cómo se ha convertido en el edificio más fotografiado de la zona por todo turista que pasa por sus alrededores, fotografías que nos cuentan van a utilizar como testigo mudo ante sus amistades en sus respectivas ciudades para mostrar en la penosa ruina en la que se está convirtiendo todo el casco histórico de El Puerto. Son ellos mismos quienes nos incitan a denunciar ante el Ayuntamiento a los dueños herederos del citado edificio, dueños que están siendo identificados por los propios vecinos para poner nombre y apellidos a esta dejadez” comenta un vecino.

“El Ayuntamiento tiene capacidad para actuar, no sólo en virtud del Plan Especial de Protección del Casco Histórico (Peprichye) sino  también como mediador,  involucrándose en identificar a los dueños y negociando una salida adecuada a esta situación”, insisten.

“Nos vemos obligados a publicar estas líneas para ver si desde el Ayuntamiento sienten algo de vergüenza y hay alguien que se  ponga manos a la obra y subsane este mal antes de tener que lamentar una desgracia”, sentencian tanto vecinos como hosteleros de la zona.