El teatro municipal Pedro Muñoz Seca se ha llenado este domingo con motivo del Pregón de Semana Santa, ofrecido por segunda vez por José Manuel Castilla Osorio, quien fuera presidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías y que ya pronunció esta exaltación de la Semana Mayor de la ciudad en 1999.

Tras el rezo del ángelus y los acordes de la marcha 'Siempre la Esperanza', de Jesús Joaquín Espinosa de los Monteros, a cargo de la banda de música Maestro Dueñas, el pregonero fue presentado por su hijo, José Manuel Castilla Gallardo, quien  destacó el ejemplo que para él ha sido su padre tanto en lo personal  como en el ámbito de la fe.

Tras relatar algunos pasajes de su infancia con su padre como referente, y tener un recuerdo también para su madre, padre e hijo se fundieron en un largo abrazo antes de que comenzara el Pregón.

Sonaba después 'Amargura' de Manuel Font de Anta, antes de de tomara la palabra el pregonero, que si en 1999  se centró sobre todo en las distintas advocaciones de Cristo, en esta ocasión realizó un pregón mucho más mariano.

El pregonero abraza a su hijo, que fue su presentador.

José Manuel Castilla ha pronunciado un Pregón plagado de vivencias personales, con recuerdos de su infancia y encomendándose a María Santísima de los Dolores.

El pregonero tuvo también unas bonitas palabras para Lola, su mujer y compañera de vida, y a lo largo de su intervención hizo alusión al honor que ha supuesto para él pregonar por segunda vez la Semana Santa portuense.

También recordó como referentes a su abuela, sus padres y muchos hermanos que fueron sus padrinos y maestros, “cofrades callados. Hoy el cielo está de fiesta, en este Domingo mágico que anuncia la Semana Santa. Será un Pregón de reconocimiento a los cofrades de El Puerto. Si somos lo que somos, es porque ellos fueron, y a ellos se lo debemos”, dijo.

Recuerdos, nostalgias y ausencias

En su Pregón ha habido espacio para los recuerdos, la nostalgia, las ausencias y guiños a los cofrades, al tiempo que hizo un repaso por las novedades que trae consigo este año la Semana Santa, con la nueva hermandad del Prendimiento y la nueva agrupación Parroquial de El Beso de Judas.

También quiso plantear su intervención como una continuación de aquel Pregón de 1999 en el auditorio del Monasterio de San Miguel.

Sobre la Cuaresma que está a punto de terminar, destacó Castilla que es “un tiempo de reconciliación con el hermano, de preparación espiritual. Tiempo de perdón, de trabajo generoso y gratuito, anónimo. Trabajo callado en la casa de hermandad o en la parroquia. Un tiempo en el que se respiran aromas distintos en la casa de hermandad, para que no falte un detalle”.

Con gran sentimiento, e incluso emocionándose al hablar de sus recuerdos de juventud, José Manuel Castilla ofreció de pie todo el pregón, a pesar de tener que trasladarse en silla de ruedas desde hace algún tiempo.

En otro de los pasajes el pregonero hizo referencia a la vida del cofrade, a la fe y la tradición, a la entregas sin esperar recompensas.

“La luna nueva de marzo habla del esfuerzo de los costaleros. Domingo de Pasión. La cera como sangre derramada. Los naranjos anuncian que llegó la primavera”, expresó.

Y es que como dijo Castilla “la Semana Santa son historias que se entrecruzan con otros cientos de historias, con ilusión, promesas y una fe que no necesita respuesta, un milagro de Primavera que año a año se renueva”.

Intercalando pasajes de su infancia y adolescencia, el pregonero recordó que “la fe todo lo vence”, transportándose a aquel Patio de la Aurora que fue punto de reunión de los cofrades portuenses.

También tuvo palabras para los desacuerdos u las desavenencias que a veces se producen entre los cofrades, recordando que “hay que saber perdonar”.

Otra imagen del Pregón.

La segunda parte del Pregón hizo un recorrido por todas las advocaciones marianas de la ciudad, concluyendo con la Patrona, la Virgen de Los Milagros, ya que en definitiva es María la que las reúne a todas.

También tuvo unas palabras  para la Madrugada, que como dijo “ya solo queda en el recuerdo de los cofrades”, con un sentimiento de añoranza ante una Semana Santa que se ha transformado.

Finalmente tuvo unas emocionadas palabras para aquel niño que fue él mismo y que quedó prendado del mundo de las hermandades, un niño que sigue viviendo en los que vienen detrás.

Sobre las dos de la tarde terminaba la exaltación, cerrándose el acto con los sones de los himnos de Andalucía y de España.

El pregonero fue premiado con un largo aplauso que recibió visiblemente emocionado.