Tribuna Económica

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El Euríbor Plus

Carmen Pérez desvela los entresijos del cambio de nombre y el método de cambio del indicador, que se implantará en 2017 tras los escándalos de manipulación que lo rodean.

EURÍBOR Plus, ése es el nombre que tendrá el nuevo Euríbor, que entrará en vigor en 2017. El Instituto Europeo de Mercados Monetarios, EMMI, encargado de su gestión, lleva algunos meses trabajando para cambiar su método de cálculo. La reforma se inició tras los escándalos del pasado, cuando se descubrió que numerosas entidades financieras habían manipulado este indicador durante años, y por los que la Comisión Europea terminó imponiéndoles multas millonarias. Ciertamente, el procedimiento que se diseñó y que está funcionando actualmente peca de ingenuo, y no es extraño que hasta el Banco Central Europeo se haya involucrado en su cambio: la determinación de este índice es una cuestión de la máxima importancia.

El Euríbor es el índice que refleja el tipo de interés al que los bancos se prestan el dinero entre sí a distintos plazos en el mercado interbancario: desde una semana hasta doce meses. Como en cualquier mercado, el precio se establece de la confluencia de la oferta y la demanda. Así, el Euríbor es el precio del dinero que sirve de referencia posteriormente para las operaciones privadas: 180 billones de euros es el volumen de contratos ligados al Euríbor, en su mayoría operaciones con productos derivados.

El cambio fundamental que se ha propuesto reside en realizar los cálculos sobre las transacciones entre las entidades financieras realmente efectuadas. Actualmente, los bancos que intervienen en el panel de cálculo, si no han acordado operaciones en el mercado interbancario a alguno de los plazos, comunican, y se tienen en cuenta del mismo modo, al tipo de interés "al que lo hubieran hecho de haberlas realizado". De ahí la ingenuidad del método actual, porque en proposiciones así es complicado demostrar que sean verdaderas o falsas.

Sin embargo, el nuevo método también tiene sus inconvenientes. Puede suceder que algún día se realicen pocas o ninguna transacción a alguno de los plazos, y hay que dejar establecido qué valor se debe escoger en ese caso. De hecho, apenas hay cruces reales para operaciones a plazos superiores a tres meses. Por ello, una vez que se definieron con detalle los cambios, se viene calculando a la vez el euríbor antiguo junto con el nuevo para detectar posibles fallos.

Existe un temor generalizado a que el Euríbor plus a doce meses arroje un porcentaje mayor, que actualmente cotiza al 0,069%, encareciendo hipotecas y préstamos a empresas, que toman masivamente ese euríbor como indicador de referencia.

Pero hay una circunstancia que permite sospechar que pueda ser al contrario. Además del EMMI, paralelamente, el BCE puso en marcha el pasado julio un control propio sobre las transacciones que los 53 mayores bancos llevan a cabo en el mercado interbancario de la zona euro. Para el BCE, el Euríbor constituye el enlace entre su política monetaria y lo que sucede en la economía real: de nada sirve que establezca tipos oficiales al 0% o incluso negativos si no se trasmiten al mercado interbancario: el Euríbor a doce meses, desde marzo que se volvió negativo, no ha bajado del -0,074%, sin seguir la tendencia descendente tan intensa que ha experimentado el Euríbor al resto de los plazos.

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