Patrimonio

Las mujeres que hicieron grande el Concurso de Agrupaciones del Carnaval de Cádiz

La autora de coros, Adela del Moral. La autora de coros, Adela del Moral.

La autora de coros, Adela del Moral. / Jesús Marín

Los tiempos convulsos, los tiempos de cambios y de, aparente, desubicación, como los que estamos viviendo en los últimos años dentro de la barriga de esta ballena azul del folklor patrio (enorme, longevo, un animal sorprendente) llamado Carnaval, también llevan aparejadas consecuencias positivas. Una de ellas es la mirada al pasado, una nueva mirada al pasado desacomplejada y con los ojos de hoy que ya no pueden levantar la vista sin las gafas violetas. Se repiensan (o se intenta) adecuar repertorios a la realidad de la mujer del siglo XXI y, parece, que en el seno del Concurso (siempre mucho más inflexible que la calle) el hueco hasta se ha ensanchado un poquito más para dar cabida a una mayor representación femenina con cierta normalidad. Si hace dos carnavales, una comparsa compuesta íntegramente por mujeres llegó a la Gran Final, en el pasado certamen de coplas una mujer dirigió una agrupación que conquistó el primer premio de chirigotas y dos lograron la gloria en los premios Lo mejó de lo mejón.

Y aunque las barreras traspasadas por Marta Ortiz, por Antonia Molina o por Alicia Trinidad y Alba González todavía son islas paradisiacas en un océano de homogeneidad, huelga decir que tampoco son accidentes únicos en la histórica topografía del COAC (muerte siempre a este acrónimo). Así, aunque vaya por delante, nuestro respeto a la pionera chirigota de Koki Sánchez (aquellas primeras niñas), la que le siguió en popularidad, la de las hermanas López Segovia, Tere Quintero y compañía (también heredaron eso de las niñas), a la propia Ana López Segovia como diosa Momá, a la simpar Lahito, a la mirada feminista de las Cadiwoman y, por supuesto, a aquellas valientes Molondritas que en 1980 actuaron en la Gran Final del certamen fuera de competición, este artículo opta hoy por enfocar exclusivamente hacia la pugna que cada febrero (o enero) tiene lugar el interior del Gran Teatro Falla.

Sirva de reconocimiento, sirva de aliento, sirva de abrazo cálido o de mano tendida que invita a pasar al salón de baile, estas líneas sólo pretenden bucear a vuelapluma en busca de la memoria de la mujer dentro del Concurso de la fiesta más grande de nuestra tierra donde, sin embargo, nos han hecho creer que no siempre cabemos todos.

Que si, que nos podemos remontar al pasado antidiluviano para mencionar a 'Las petit criollas' (1914), a 'Las trovadoras modernistas' (1928) o incluso a los más cercanos 'El show de Wald' (1969)... Pero, vamos a ponernos serios, todo comenzó con Adela.

Adela, Adela del Moral, es el gran nombre que a todo buen carnavalero y carnavalera se le pasa por la frente. Adela, que ha tenido que esperar estos tiempos mejores para su género e identidad para lograr el reconocimiento público que se le debía desde hace décadas. Antifaz de Oro (¡la primera mujer el pasado año!), una calle, el aplauso del graderío... La segunda década del siglo XXI le ha dado a Adela del Moral, autora del coro mixto, hacedora de tangos, ganadora de premios en el certamen, lo que negó el XX. El Antifaz de Oro (¡primera mujer en conseguirlo!), una calle con su nombre, el aplauso unánime del graderío. Adela, estamos contigo.

Está Adela, están las mujeres que integraron su coro, y tampoco olvidamos a las que formaron las filas del coro mixto de San Fernando, a autoras más recientes como Lucía Pardo, también con otros buenos hitos a las espaldas, o las coristas de Luis Rivero y del coro de los Estudiantes, que ya saben lo que significa saborear las miles del éxito y la responsabilidad de ser figuras ejemplificantes para los que vienen detrás.

Pioneras y herederas en el coro, sí, y, con todo, el camino hacia la igualdad en otras modalidades ha sido, y está siendo, mucho más duro en el carnaval contemporáneo. En la comparsa habría que remontarse a 1986 para dar con una mujer en las filas de una agrupación masculina. Así en 'Mi corazón por un pierrot', agrupación de nombre mejorable que resultó ser la primera en la que salió el reconocido Pacoli, encontramos a Pepi Reyes, hermana del cantaor Juan Reyes. 

Nombres más recientes como el de Tamara Beardo animó a toda una generación de jóvenes desde la comparsa de Juan Fernández a apostar por las voces femeninas en la comparsa: Quizás Tamara es la voz de mujer del Carnaval de los 90, esa que construyó lo que hoy es ya absoluta normalidad en la cantera, pero que no ha conseguido traspasar la frontera del Concurso de adultos. De hecho, el paso a la categoría reina se tragó, en cierta manera, el nombre de la carnavalera que, afortunadamente, de nuevo ha vuelto a encontrar su sitio en este Concurso que ya intenta dar pasos a la inclusividad.

Y lo que Beardo no consiguió en su momento en el Concurso de adultos, pisar la Gran Final, ya atravesado el umbral del nuevo siglo lo logró Milián Oneto. Más aún, se coronó con un primer premio de comparsa con 'Los irracionales' de Jesús Bienvenido que sólo un año antes, en 2015, sumó a la cantante isleña a sus filas en 'La comunidad'. Otra mujer, Alicia Trinidad, está recorriendo (y ampliando) el camino abierto por Oneto y no sólo ya ha conocido Final (segundo y cuarto premio con 'Después de Cádiz ni hablar' y 'El embrujo de Cádiz'), sino que el pasado año se convirtió en la primera mujer en recibir el Premio Lo mejó de lo mejón a Mejor Contralto. 

Pero el evento que realmente hizo tambalear los cimientos del Concurso (y sus egos) hasta extremos inimaginables se produjo en 2022, cuando Marta Ortiz alcanzó la Gran Final con una comparsa compuesta, desde la autoría hasta la interpretación, íntegramente por mujeres y, lo más interesante, con una visión abiertamente feminista en su repertorio. El fenómeno 'We can do... Carnaval! removió lo mejor y lo peor de la flora y fauna carnavalera, para asombro y vergüenza de todos y para beneficio, siempre, del futuro del Carnaval.

Mujeres autoras de comparsa ya habían competido antes en las tablas -las sevillanas María Núñez y Cristina Calle, Mari Charo de Barbate...- pero nunca antes una había llegado tan lejos.

Mujer y humor

Y llegamos a la piedra de toque de la relación de mujer y Concurso. El humor. Y es curioso pues mientras en la calle el binomio funciona con fluidez, en las tablas del Gran Teatro Falla (siempre hablamos del Concurso de adultos) apenas encontramos mujeres que defiendan la modalidad. Con todo, también hay mujeres chirigoteras en el certamen de coplas que han roto moldes en la competición.

Así, aunque la chiclanera Antonia Molina, la directora este año de 'La ciudad invisible' se coronó el pasado año como primera mujer con un primero de chirigota con su participación en 'Amo a escuchá, chirigota callejera', unos años antes, la sevillana Alba González se convirtió en la primera mujer chirigotera, y bombista, en competir en la Gran Final del Concurso con 'No te vayas todavía', de Antonio Álvarez El Bizcocho, que obtuvo el tercer premio de 2017. Además, en este pasado 2023 ha roto otro techo de cristal también formando parte de la mejor pareja de percusión en chirigota en los Premios Lo mejó de lo mejón por su labor en 'Los mi alma'.

Otra Alba, Alba Gómez Ripoll, guitarrista e intérprete de carisma y empuje de la chirigota 'Los del Canal Sur', también está apuntando maneras en los últimos años para ser otra de esas mujeres que darán que hablar en un Concurso donde chirigoteras como Juani González y Lidia saben también lo que es competir formando parte de la chirigota del Cascana.

Y para dar que hablar, año 2007, 'Una locura, según las Escrituras', un cuarteto formado por cuatro mujeres (Aurora Martínez Bouza, Susana Ginesta, Patricia Gil de Reboleño e Inma Llorens) y con autoría mixta, pues junto a Fernando Casas Bati colaboró la propia Llorens, que también suscitó todo tipo de comentarios al ser pioneras en la modalidad y alcanzar la fase semifinal. Un cuarteto que repitió al año siguiente con 'Las malas malas que te cagas', ya con la participación de la hoy diputada Esther Gil de Reboleño

Muchos años, más de una década, de hecho, ha tenido que pasar para que el cuarteto volviera a contar con presencia femenina sobre las tablas del Falla. La artista Leo Power es quien ha asumido el reto y lo defiende, hasta ahora, con solvencia y dignidad. Y si alguien del público levanta la mano para nombrar a India Martínez, no, un cameo con voz no es ser miembro de una agrupación, que me disculpe la pregonera.

No cantan, no bailan, pero no se las pierdan

Pero sí, es cierto, existen otras mujeres que sin formar parte directamente de una agrupación en competición, con su labor y talento han hecho grande este Concurso. Son las maquilladoras, son las artesanas, y son las aficionadas fieles las que también han levantado el certamen de coplas a lo largo de los años.

Es imposible hablar de mujeres que han aportado brillo y lucimiento a este certamen sin recordar a la querida Pepi Mayo, recientemente fallecida, o a nuestra Aurora Marchante. Sin nombrar a la artesana Sonia Espinosa (también chirigotera callejera) con Achicarte. Sin nombrar a las maquilladores Pilar Arjona (Piarlé) o a Sara Romero. Sin nombrar a la periodista Ana Barceló, para todos Mari Pepa Marzo, que con sus descripciones radiofónicos nos hacía casi tocar los tipos que no podíamos ver. Sin nombrar a la fotógrafa Carmen Romero.

Sin mencionar a María la Hierbabuena, cuyo nombre está ligado a su palco del Falla para siempre, con su grito de ánimo, bien metido, en su sitio. 

Las mujeres que hicieron grande el Concurso. Que lo hacen. Año tras año. Hagan sitio.

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