Carnaval | V Premio Emilio López

El galardón más gaditano se consolida en tiempo récord

  • La imposibilidad de celebrar una ceremonia multitudinaria ha obligado a posponer el acto de entrega hasta que pase la pandemia

La familia de Emilio López junto a María del Mar Díez, directora de la Fundación Cajasol en Cádiz.

La familia de Emilio López junto a María del Mar Díez, directora de la Fundación Cajasol en Cádiz. / Julio González

Desde que aquel aciago verano de 2015 Emilio López nos dejara su figura ha seguido presente en la redacción del Diario de Cádiz. Una foto suya corona el grupo de wasap formado por los compañeros de la sección de Local, su puesto de trabajo sigue siendo el sitio de Emilio, aunque sea otro quien lo ocupa ahora. No somos tan ilusos para pensar que algún día volverá a entrar por la redacción y soltar con su voz ronca su clásico un saludo a la afición, pero a los que tuvimos la fortuna de conocerlo de cerca nos gusta preservar de este modo su memoria. Para ello, para mantener vivo su forma de entender el periodismo, de contar cosas, como él decía, el Diario, que fue su otra casa, su otra familia, instauró en 2016 el premio que lleva su nombre y que se ha consolidado en tiempo récord. Lo hizo con el apoyo de la Fundación Cajasol, que se mostró encantadísima de poder unir su nombre a la de un profesional tan reconocido y querido.

Pero ningún nacimiento es fácil. Y menos para premios carnavalescos. Sin embargo, en muy poco tiempo el Premio Emilio López que entregan Diario de Cádiz y la Fundación Cajasol se ha hecho un hueco hasta convertirse en uno de los más codiciados por autores y grupos. El motivo es claro. A Emilio López nadie le ganaba en gaditanía. Sin llegar al chovinismo, no me malinterpreten. No le hacía falta. No es que excluyera a nadie, no es que prefiriera a la Virgen del Rosario que a su querida Virgen del Rocío, no era un talibán de nada, simplemente explicaba a quien le quisiera escuchar que esto era lo nuestro, y que quien quisiera jugar tenía que hacerlo con nuestras reglas.

Por eso, a lo largo de todos estos años el premio que lo perpetúa es cada vez más apreciado como marchamo de gaditanismo. Además, en estos años la entrega del galardón se ha convertido en un acto social de calado. Cada primavera, el Baluarte de los Mártires acoge una ceremonia en la que no falta una amplia representación de la sociedad gaditana. El pasado año, sin ir más lejos, se decidió retrasar la ceremonia para poder aprovechar esa luz de los atardeceres caleteros de los que tanto disfrutó nuestro amigo Emilio.

Esta vez el coronavirus ha provocado que ante la imposibilidad de realizar una ceremonia como se merece el galardón su entrega se haya pospuesto. El jurado decidió otorgárselo a la comparsa de Kike Remolino ‘Los encaidenaos’. La idea que maneja el Grupo Joly en estos momentos es que el galardón de esta quinta edición se entregue conjuntamente al de la sexta cuando las condiciones lo permitan.

Pero antes de que Remolino se alzara con esta quinta edición, el premio Emilio López ha tenido otros ilustres vencedores. El primero de ellos fue Martínez Ares, que con un pasodoble de su comparsa ‘Los cobardes’ dedicado al cierre del bar Los Pabellones, y en el que hacía un repaso por ese Cádiz tan emiliano, obtuvo el respaldo del jurado del galardón. En aquella ocasión el autor recogió el premio en solitario y con una guitarra interpretó el pasodoble ante los presentes.

En la segunda edición fue el popurrí de la comparsa de Tino Tovar ‘El ángel de Cádiz’ el merecedor del premio por su gaditanismo y casticismo.

El cuarteto del Morera ‘El equipo a minúscula’ y su ya inmortal Tú no eres de Cádiz fue el vencedor en 2018 de manera rotunda. En aquel Carnaval fue sin duda la agrupación más buscada y seguida con ese humor tan gaditano.

Manolín Santander y Emilio López Vázquez en la entrega del pasado año. Manolín Santander y Emilio López Vázquez en la entrega del pasado año.

Manolín Santander y Emilio López Vázquez en la entrega del pasado año. / Lourdes de Vicente

Y por último, el acto de entrega de 2019 fue el más emotivo al haber recaído en la chirigota de Manolo Santander y José Manuel Sánchez Reyes ‘La maldición de la lapa negra’. Manolo, amigo de Emilio, ya no pudo ir a recoger el premio que tanta ilusión le hacía. Sí estuvieron allí sus hijos Manolín y Palmira, quienes, al recibir la figura conmemorativa, obra del artista Nando, la cedieron a Emilio López hijo, componentes de la agrupación. Allí nos emplazamos hasta este verano en que otra cosita ha cambiado nuestra forma de vida, amenazando la supervivencia de personas, costumbres y economías. Pero pasará. Todo pasará. Y el próximo año el Baluarte de los Mártires volverá a oír los brindis por la memoria de quien vive en ella: Emilio López Mompell.

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