Comparsa de Kike Remolino

Los faroleros que desvelan el enigma de 'La luz de Cádiz'

  • Los comparsistas de Enrique García ‘Kike Remolino’ se transforman en faroleros antiguos, con un tipo inspirado en ‘La noche estrellada’ de Van Gogh

El equipo de Sara Romero maquilla a los miembros de la comparsa 'La luz de  Cádiz'.

El equipo de Sara Romero maquilla a los miembros de la comparsa 'La luz de Cádiz'. / Julio González

La luz de Cádiz, qué tendrá la luz de Cádiz que todo foráneo la contempla y la resalta entre todas las virtudes de esta ciudad. Una luz resplandeciente sobre las olas del mar y entre rosada y violácea cuando va a morir el sol por la Caleta. Pues de la enigmática luz que nos envuelve habla la comparsa de Enrique García Rosado ‘Kike Remolino’, ‘La luz de Cádiz’, que transformados en faroleros de principios del siglo XX nos desvelan por fin este secreto.

“Esta idea se me ocurrió en Semana Santa que es un momento en que muchos hablan de esta luz debido a la afición a la fotografía, así que me inspiré para hacer una comparsa que lo contara, y lo hace justo en la presentación”, explica García Rosado de esta propuesta que disecciona a través del tipo de farolero antiguo del faro de Cádiz, “que con la llegada de la electricidad pues desaparecieron”.

El concepto lo materializa con un tipo inspirado en La noche estrellada de Van Gogh, que es el motivo de la chaqueta estilo casaca que portan, “pero gaditanizada”, añade. Cada uno de los componentes de la comparsa ha tenido la oportunidad de elegir el motivo que quiere reflejar en su espalda, “un motivo que sea significativo para cada uno de nosotros”. De modo que él mismo lleva el pórtico de Astilleros, por lo que supone para él, como otros llevan la silueta del Teatro Falla, de La Caleta y, en el caso de Tony ‘El piojo’, una escena imborrable en su recuerdo, “la silueta mía con mi padre cuando salía en la comparsa infantil ‘Agüita fresca’ , que para mí fue muy especial”, explica.

Las luces de esta noche estrellada se mezcla con la de Cádiz al atardecer, “y son los colores que llevamos, los de la tarde noche, que ronda entre los azules, rojos y anaranjados...”, narra Kike Remolino. Completa el tipo una camisa blanca, chaleco en tonos azulados, fajín dorado y unas botas altas con botonadura “que nos han hecho en Alicante”. Así como el faro pequeño que usaban para encender el gran faro.

El efecto lo bordan sobre el escenario, con una sorprendente escenografía en la línea de años anteriores que ha materializado Álvaro Ortega de Artevida Factory, explica el autor de la comparsa mientras se terminan de maquillar. Son las chicas de Sara Romero las encargadas de marcar sus rasgos, tostándole el tono de la piel y pintando de azul el pelo de la barba y las cejas.

Un tipo muy trabajado, como el repertorio de esta comparsa que el pasado año se quedó en las mismas puertas de la final. Ante esto, Kike Remolino siente el “vértigo” bajo sus pies, “ya me ha pasado con la chirigota y ahora tengo la presión con la comparsa, que va muy completa y con la que la gente tiene muchas expectativas. Espero que guste”.

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