Carnaval | Un concurso de seis semanas

El calendario del COAC provoca un rechazo casi unánime entre los autores

  • Los responsables de las agrupaciones se muestran contrarios a una preselección con 24 funciones

  • Piden revisar el sistema de los cabezas de serie o volver al sorteo puro de esta fase

La comparsa 'Los mafiosos', de Juan Carlos Aragón.

La comparsa 'Los mafiosos', de Juan Carlos Aragón. / Manuel Esteves

Se preveía que el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas del Gran Teatro Falla de 2019 iba a ser un certamen tranquilo. La ausencia de varios de los grupos de más renombre no hacía presagiar una avalancha de inscritos. A esto se sumaba la fecha de la fiesta, en pleno mes de marzo, por lo que se contaba con un margen suficiente para el desarrollo del certamen. Sin embargo, la participación de 149 conjuntos en la categoría de adultos ha desbaratado estos planes. La decisión del Patronato del COAC de celebrar 24 sesiones de preliminares ha provocado el rechazo de la gran mayoría de los autores de nivel que han sido consultados por Diario de Cádiz.

Este sondeo permite contemplar, por un lado, que al Concurso se le vuelven a ver las costuras de tanto estirarlo y, por el otro, que vuelve existir una importante brecha entre los colectivos que se sientan en el Patronato del COAC y las agrupaciones por las decisiones que se toman. Un certamen de seis semanas hace necesaria una reflexión por parte de los protagonistas de la fiesta sobre el camino que se quiere seguir andando antes de que esta situación sea incontrolable por un aumento exponencial de las agrupaciones debido al crecimiento de la afición fuera de Cádiz. Varias son las claves que han llevado a una situación que ha generado controversia y que va a condicionar su desarrollo el próximo año.

EL NÚMERO DE FUNCIONES

En total, el COAC tendrá 36 sesiones el próximo año. Por un lado, está el aumento de la fase preliminar por la decisión de incluir seis grupos por día de lunes a viernes y siete los sábados y los domingos. Por el otro, habrá una función más en cuartos de final y en semifinales, aumentando también el número de grupos que superarán los dos primeros fallos del jurado.

Uno de los problemas que se presenta a las agrupaciones es la cantidad de días que van a pasar entre el primer pase por las tablas y el segundo. O lo que es lo mismo, si una agrupación que actúe el primer día de las clasificatorias se clasifica para la siguiente ronda no volverá a cantar hasta casi cuatro semanas después. Al revés, un grupo que cante el último día de la preliminar y llegue a la final tendrá que pisar el Falla en cuatro ocasiones en tan solo 16 días. Es decir, que el sorteo de la primera fase puede ser más determinante que nunca al obligar a concurrir de una determinada manera.

Asimismo, también esto se puede convertir en un problema para el jurado, que puede perder las referencias a la hora de puntuar en preliminares después de 24 sesiones. Además, los repertorios pueden llegar más quemados a las siguientes fases por las posibilidades que existen para volver a escuchar los repertorios. Ante esto, aparecen ideas como meter más agrupaciones por función o hacer una preselección fuera del Falla.

LAS CABEZAS DE SERIE

Ésta es la principal cuestión que ha llevado a esta situación. Cuando se aplicó esta norma por primera vez en 2003, se hizo con la intención de repartir la calidad entre las funciones. Se empezó con las agrupaciones finalistas del año anterior, lo que aseguraba el reparto. Sin embargo, el aumento del número de sesiones y que los coros tengan el privilegio de abrir siempre las sesiones hacen que este objetivo se haya desvirtuado, teniéndose que acudir a agrupaciones cuartofinalistas para contar con una cabeza de serie por jornada.

A esto hay que unir que, con la reforma del calendario que se empezó a ejecutar en 2017 –año en el que ya se aplicó el actual modelo–, las cabezas de serie deben cerrar la sesión. Esto ha llevado a que sean sólo seis o siete grupos por día.

Estos dos condicionantes hacen que ya no sea un privilegio el ser cabeza de serie. Además, también existen ciertos recelos con el hecho de que sean los coros los que abran siempre las funciones, lo que está provocando que se empiece a reclamar por muchos carnavaleros el regreso al sorteo puro, lo que haría que todos los grupos de las cuatro modalidades acudan al certamen en igualdad de condiciones.

LA ORGANIZACIÓN DEL COAC

Al final, esto es sólo una muestra más de los problemas organizativos que se llevan repitiendo desde la constitución del Patronato del COAC, que nació para frenar los anhelos que tenía la Asociación de Autores del Carnaval de organizar el Concurso del Falla. Este sistema entró en crisis en el previo del certamen de 2016 al no sentirse representados un buen número de autores por los colectivos que se sentaban por entonces en este organismo.Esto provocó la creación de las nuevas asociaciones de cada una de las modalidades y su entrada en este órgano de la fiesta.

Sin embargo, esta representatividad se ha vuelto a poner en entredicho. Como expresó el autor Fran Quintana en un artículo de opinión en las páginas de Diario de Cádiz, comienza a instalarse entre los autores la necesidad de que el Concurso vuelva a ser organizado por el Ayuntamiento exclusivamente, aunque después los colectivos puedan asesorar en las decisiones. Un movimiento al que habrá que estar atento, más si cabe al celebrarse en 2019 las elecciones municipales.

Con todo, se vuelve a constatar que todos los años se va tarde a la hora de tomar las decisiones y plantear las reformas necesarias para el Concurso del Gran Teatro Falla, por lo que es necesario realizar una importante reflexión para no comenzar a estudiar los cambios en el reglamento después del verano, sino que las variaciones se proyecten con calma y serenidad.

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