Picotazo

‘Los gallitos’ de Nene Cheza y García Argüez levantan al Falla con dos enormes pasodobles y presentan su candidatura a todo en el Concurso. También rinden Martínez Mora, Rivero, el Selu, Alvarado y ‘Los quintero’

Los gallitos de Nene Cheza pusieron un broche de oro a la función. /Fito Carreto
Diego Marchán /Cádiz

21 de febrero 2014 - 03:30

Dos picotazos como dos puñales, dos picotazos que erizan el vello y se clavan entre las costillas, directos al corazón. Dos picotazos en forma de pasodoble fueron las armas de Los gallitos para presentar su candidatura a todo en este COAC 2014. Letras potentes, directas y con mucho mensaje para redondear el mejor repertorio de la noche en una cuarta función de cuartos en la que también lucieron los coros de Martínez Mora y Luis Rivero y las chirigotas de Alvarado, el Selu y el Toté.

Dulce comienzo de la mano del coro de Paco Martínez Mora. Supo mejor el primer tango, al banco de alimentos, que el segundo, al diferente rasero de la justicia. Finalmente un popurrí delicioso en cuanto a música e interpretación hizo olvidar unos cuplés algo insípidos, excusa para paladear su bonito estribillo. Muy raro sería que La boutique no llegue a abrir de nuevo sus puertas en el Falla al menos una vez más.

Los shuténticos chunguitos de Alvarado mejoraron ligeramente su primer pase ofreciendo dos buenos pasodobles, a la Lomce y al peaje Sevilla-Cádiz, y unos simpáticos cuplés, mejor el primero por lo original a las luces automáticas que hay en los baños de las discotecas. Pequeños cambios a mejor en el popurrí para aspirar a las semis, aunque está difícil. A continuación Los musicantes disfrutaron de su segundo pase destacando en interpretación por encima del repertorio.

Creíamos que el Selu se había quedado con todos en un primer pase en el que no convenció, pero su actuación de preliminares, aún mejorando respecto al debut, tampoco despuntó. De calidad los pasodobles, el primero muy surrealista en el que pescan una sirena, y segundo, mejor, a las ausencias en el Concurso, tirando de ironía. Simpáticos a secas los cuplés, el primero para la de alcaldes que hay en prisión y el segundo para el Balón de Oro. El popurrí saca la sonrisa, pero Pepe Trola sigue lejos del altísimo nivel al que nos tienen acostumbrados.

Cerró la primera parte la comparsa de Barbate Los coco, agradable para el oído aún bajando en letras respecto a su primer pase. Tras el intermedio, toda una reválida para El orfeón de Luis Rivero, que superó el examen con buena nota. Notable mejora el letras, al respeto que las agrupaciones del Concurso le deben al Carnaval en la calle y para las familias que sostienen la economía de muchos hogares. Sus tangos, junto a un grupo de voces compacto y potente como pocos que explota al máximo sus cualidades en el popurrí les coloca como claros candidatos a las semifinales.

La comparsa de Raúl Villanueva se estrenó en esta fase dando la talla, especialmente en cuanto a pasodobles. Muy bueno el primero, necesario y certero, a la amenaza de cierre para los hospitales de Santa María y San Rafael de El Puerto y Cádiz, un tema que les toca de cerca. El segundo fue para Andalucía, correcto como todo su repertorio. Dejan una muy buena impresión en el Concurso.

También apostó fuerte la chirigota Los quintero, que tuvo al auténtico Jesús Quintero como cameo estelar en su presentación y que soltó dos buenos pasodobles, para una sociedad que fomenta la incultura y que tiene al libro de Belén Esteban como líder de ventas y a la lucha obrera, en defensa de los detenidos por los incidentes en el puente. Pequeño bajón en los cuplés, para los cigarros electrónicos y para la selección de fútbol de Gibraltar, mejor desarrollados que rematados. El popurrí tiene sus cositas, habrá que ver si suficientes para convencer al jurado de que tienen un pase más.

Acertaron los que esperaron hasta el final para disfrutar de unos gallitos que tienen pinta de hacer algo grande en este COAC 2014. No sólo es una comparsa fresca, rítmica, bien interpretada y musicalmente deliciosa, sino que van con las letras por delante. Sigue siendo este un Concurso de repertorios, después de todo. Consiguieron levantar al teatro pasadas las dos de la madrugada -y no es tarea fácil- con dos pasodobles de envergadura, letras para conservar en la memoria. El primero, con un giro estremecedor, fue para un joven estudiante que tiene que marcharse al extranjero y acaba muriendo en la criminal valla de Melilla, porque lo que parecía la historia de un emigrante resulta ser la triste realidad de muchos inmigrantes que buscan una oportunidad en este país. El segundo va para el prototipo de españolito, andaluz, gaditano y de su calle, tan cerrado y chovinista que no entiende que “lo mejor del mundo es el mundo sin fronteras”. Unos cuplés con más golpes en la música -otro acierto- que en la letra precedieron a un popurrí con muchísimo contenido, propio de unos gallitos sobrados de pluma y confirmados como firmes aspirantes a todo.

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