Carnaval de Cádiz

'OzBDC', no hay nada como el hogar

  • La historia de ‘El Mago de Oz’ sirve de inspiración a Germán García para contar el retorno de un emigrante a casa

  • Artifex y Sara Romero se encargan de insuflar vida a ‘OzBDC’

Uno de los integrantes de la comparsa 'OzBDC'.

Uno de los integrantes de la comparsa 'OzBDC'. / Julio González

“Por más triste y gris que sea nuestro hogar, la gente de carne y hueso prefiere vivir en él y no en otro sitio, aunque ese otro sitio sea muy hermoso. No hay nada como el hogar”. Dorothy lo supo al instante, en cuanto empezó a recorrer el camino de baldosas amarillas del fastuoso reino de Oz. Porque Dorothy quería volver a Kansas, a casa. Todos queremos volver a casa. German García Rendón así también lo entiende, por ello, no teme a jugar con su sello OBDC para introducirle esa pequeña zeta que nos conduce hasta el cuento de Oz que gaditaniza en la que es su nueva comparsa.

“No hay camino de baldosas amarillas, hay un camino de arena que es el que lleva a la playa de Cádiz”, explicar el autor gaditano, a medio convertir en el león cobarde de la historia popularizada en el cine por Judy Garland que, en esta ocasión, es encarnada por Julián Delgado. “Sí, soy Dorothy, pero una Dorothy que no es ni hombre ni mujer, es, simplemente, una persona, una persona que está fuera de su casa y quiere regresar”, detalla el comparsista que adelanta, para ser luego refrendado por su autor, que ‘OzBDC’ es una comparsa “feminista y sensible con el tema de la emigración y de la inmigración”, una comparsa “con un mensaje contundente como suele ser Germán”, decide.

“Así es –apostilla el creador gaditano– Dorothy es un personaje andrógino con esa intención, una persona, sin etiquetas, y en este viaje de vuelta a casa estará acompañada por el hombre de hojalata, que para llevarlo a nuestro terreno lo he convertido en un trabajador del metal; por el espantapájaros, que simboliza a la persona inmovilista y manipulable por los medios y por la sobreinformación; y por el león, donde queremos representar que la valentía solo es valentía cuando se es cobarde, cuando un cobarde decide enfrentarse a sus miedos, y miedos tenemos hoy muchos...”

De esta forma, la desbordante imaginación de García Rendón no defrauda cuando, además, la pone al servicio del mensaje y las causas que considera justas. “En el popurrí, contaremos un poco esa historia del Mago de Oz, la iremos desglosando pero a la gaditana”, refiere sentado en el set de maquillaje que Sara Romero y su equipo han montado en el gimansio de La Salle Viña.

A medio maquillar y “nervioso”, confiesa, el carnavalero tiene un primer objetivo a corto plazo con el debut de su nueva propuesta: “quitarme el mal sabor de boca del año pasado”. Para García Rendón es lo principal. “Cuando has trabajado mucho y te ocurre lo que nos ocurrió el año pasado pues la verdad que a lo mejor te sientes un poco tocado en el ego, es la verdad, pero bueno, una vez que te quitas esa espina, que me la quiero quitar hoy (por ayer), pues que pase lo que tenga que pasar... El Falla es una trituradora, sabes cómo entras pero nunca cómo sales”, reflexiona.

Julián-Dorothy, por su parte, se muestra igual de luminoso que su personaje, “sin nervios” y confiando “plenamente” en esta apuesta con moraleja “y mensaje tan bonito como actual” sobre la “universalidad del ser humano”.

María Jesús Quiñones, María del Carmen Pedrejón, Estefanía Padilla, Chari Moreno y Juanma Saavedra, los artífices del tipo diseñado por García Rendón, retocan lazos y dobladillos; las 16 personas que forman el equipo de Romero se afanan en las logradas pelucas de los leones, en las prótesis que cruzan las caras de los comparsistas; Artifex se encarga del atrezzo, “que nos han hecho un favor grandísimo y en muy poco tiempo porque tuvimos problemas con los artesanos con los que trabajábamos al principio”, agredece el autor. Todos en sus puestos, todos afanados y sin parar ni un minuto quietos. ¡Tanto por hacer! “Yo, fíjate, no paro de mirar el reloj, no veo ya la hora de tirar para el Falla”. El maravilloso mundo de Oz los espera. Y Cádiz. Que se está mejor en casa que en ningún sitio.

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