Entrevista

Manolín Santander: "Hacer la chirigota es una manera de estar con mi padre"

  • No ha cumplido los 30 años y el carnavalero, sangre azul chirigotera, ha sido autor de Final en cantera y adultos, dios Momo y, ahora, legatario del compás viñero

Manolín Santander en La Caleta.

Manolín Santander en La Caleta. / Lourdes de Vicente

Manolo Santander Grosso, Manolín Santander, ni 30 años, y acumula primeros premios en la cantera. Manolo Santander Grosso, Manolín Santander, ni 30 años, y uno de los pocos autores de su generación que sabe a qué huele una Gran Final. Manolo Santander Grosso, Manolín Santander, ni 30 años, y como dios Momo doblegó a San Antonio. Manolo Santander Grosso, Manolín Santander, ni 30 años, y un legado que defender. Manolo Santander Grosso, Manolín Santander, sangre azul chirigotera.

–¿Cómo lleva el Carnaval no Carnaval?

–Pues muy tranquilo. Quizás es que a los que llevamos tanto tiempo seguido saliendo nos viene bien un año en barbecho y, sobre todo, cuando todo el mundo está en barbecho. Es diferente cuando te quitás tú solo, como me pasó a mí el año pasado, que por las circunstancias decidí no concursar. Y es diferente. Ahora se echa de menos los momentos, la gente, pero no el Concurso.

–Su primera vez fue...

–En 2005, tenía 12 años, en una agrupación muy mala, muy mala, ‘Asociación de matones aquí te pillo, aquí te mato’, la del famoso vídeo que hay por ahí que salgo hablando de chico... Yo podría haber salido en Carnaval antes pero es que mi padre no me dejaba.

–¡¿Y eso?!

–Me decía que, al menos, cuando fuera al instituto, cuando fuera mayorcito, que él no me quería exponer con 8 o 9 años... Que si me exponía que fuera yo quien lo decidiera.

–¿Y cuándo da el paso como autor?

–Por 2009 o 2010 hay un cuarteto infantil... Pero no me acuerdo. Así que la primera música en condiciones que considero que hice fue para una chirigota de Écija que no venía al concurso, sino que era de un amigo y eso... Y se la hice, así, como un juego. Bueno, para mí sigue siendo un juego, yo hago Carnaval porque me divierte, la verdad. Y, después, ya vino el Bizcocho. Ellos querían llevar una música de Cádiz pero de alguien que estuviera a su alcance, que no hubiera compuesto todavía muchas cosas. Y me llamaron a mí, y quedamos muy malamente, ni pasamos preliminares (ríe). Fue en 2016 con ‘Con más age no lo hay’ pero luego al año siguiente ya llegó El muerto, que es la que conoce todo el mundo... Y, bueno, donde me involucro mucho más es en la cantera.

–Siempre estuvo echando una manita

–Sí, al principio eso, ayudando a todo el mundo que me lo pedía hasta que ya Diego Letrán me llama y hacemos ‘La chirigota de la ilusión’ y nos llevamos el primer premio en 2018. Y, bueno, ahí voy, haciendo mis músicas y eso y cada vez a la gente le gusta más, creo que voy avanzando. Por ejemplo, el pasodoble de ‘Los burritos’ le gustó mucho a la gente y eso te motiva para seguir.

–Ahora que parece que se va a reformar el Concurso, ¿alguna reivindicación para la cantera?

–Pues creo que hay que seguir el camino que se estaba siguiendo en los dos años anteriores. Por ejemplo, súper importante, que el Concurso de niños esté fuera del Concurso de los mayores. Que abran el Concurso los niños es un acierto porque está todo el mundo enmonado de Carnaval así que los reciben con los brazos abiertos. Yo tuve la suerte de abrir el Concurso con ‘Los Purrys baby´s’ y fíjate la que se formó... Nos cambiamos aquí en el Club Caleta y esto era una Cabalgata... Fue precioso y creo que si por la noche hubiera cantado Martínez Ares, por ponerte un nombre, no hubiera tenido la cobertura que tuvo. Y luego sí pediría implicación... Nosotros, mis amigos y yo, no somos espejos de nadie pero sí te digo que lo que hicimos fue crear como una cooperativa donde cada uno se encargaba de una cosa del grupo de niños... A mí me llenaría de orgullo que pasaran por aquí el Tino, Martín, el otro y el otro para estar con nuestros niños... Que se involucre la gente, eso pido. Que con que el 3% de los autores se involucraran ya sería una cosa grandísima.

–Grande será para usted el próximo Carnaval

–Pero grande... La chirigota... Salen todos menos mi padre y entro yo. Cuando quedamos para el reparto de ‘El Batallón Rebaná’ pues lo hablamos. Yo antes lo había hablado con Carlitos, con Emilio López, con Portilla, con Requena..., con mis amigos, vamos, les dije que me daba mucha pena que todo lo que hizo mi padre se guardara en un cajón después de la antología, porque mi padre no sólo hizo coplas, mi padre hizo una forma de vestir la chirigota, una forma de hablar, una forma de componer... Y Carlos me dijo, “pues eso venía a decirte yo, que yo quiero que salgas en la chirigota, no es un ultimatum ni nada pero nosotros no le vamos a hacer caso a nadie que no se llame Santander en medio del local y tú eres el que tienes todos los mimbres para seguir con la chirigota”. Y nada, hablamos con Jose (Manuel) Sánchez Reyes y con el resto de la chirigota y ni se lo pensaron. La gente llorando, abrazada a mí, con mucha emoción...

–¿Y su tío qué le dijo?

–Con mi tío hablé antes aparte. Lo llamé un día y le dije, ¿tito, puedo ir a tomar café a tu casa? Y allí me planté, estaba un montón de nervioso y no sabía cómo afrontar el decírselo. Y entonces fue él el que me dijo ¿me vas a decir lo que te pasa o no? Y le dije: “Tito, me voy de la comparsa. Me voy pero porque quiero sacar la chirigota y para mí es muy importante que tú vengas por lo importante que eres tú dentro de ella y porque es una excusa para juntarnos con papá y es una manera de estar conectados haciendo los disfraces, echando un rato en La Caleta hablando del repertorio...” Es que para mí en realidad, al final es eso, la chirigota es una manera de estar con mi padre. Y él me dijo: “siempre que quieras, yo voy a estar contigo”.

–Entiendo que todavía están ahí pensando qué van a sacar...

–La chirigota tiene el pasodoble, tiene el cuplé, tiene el disfraz, tiene nombre... Tenemos media chirigota hecha, lo que no tenemos es Carnaval . Sánchez Reyes, en el grupo de whatsapp que tenemos él, Carlos y yo, Tontines 2021, nos dice que vamos como una bala, pero es que estamos muy ilusionados y más cuando quedamos con él en el local para cantarle el pasodoble y nos dijo que le gustó mucho...

–¿Qué le pesa más del apellido Santander, el orgullo o la responsabilidad?

–Hombre, por suerte o por desgracia siempre voy a ser ‘el hijo de’ pero eso a mí no me pesa, nunca me va a pesar, aunque recoger el legado es algo de mucha responsabilidad y sé que la gente nos van a pedir una señal, una marca... Pero, ¿qué quieres que te diga?, para mí es sobre todo un orgullo ser el heredero de una estirpe.

–Su padre, desde luego, en la última entrevista que tuvimos con él ya reconocía a usted y a Carlos Pérez como herederos de su forma de ver el Carnaval

–La verdad que los últimos años las músicas de pasodoble la sacábamos juntos, vamos, la sacaba él y yo le hacía los arreglos musicales. Es que yo pienso que aunque yo sea joven sé mucho de Carnaval pero sé mucho porque me he empapado, porque me he preocupado de hablar con todos los autores, de aprender de todo el mundo, más importantes o menos, y es coger, de allí, de aquí, del otro... Es empaparte para coger cultura porque, al fin y al cabo, el Carnaval es mi cultura y cada vez que hablo de Carnaval intento hablar con propiedad y no decir ninguna tontería porque hay gente que habla y parece que ha inventado la pólvora y es que no saben lo que se hizo antes que llegaran ellos.

–¿Qué es para usted ahora el Carnaval?

–Lo que siempre ha sido. Carnaval. Ni más ni menos. Una forma de divertirme que me tomo muy en serio. Algo muy sencillo y muy complejo a la vez tanto como que doce hombres se tomen una cerveza de nueve a once para cantar tonterías a tono pero que luego saben que tienen que estar a altura cuando pisen las tablas de su teatro. Y este próximo Carnaval todo eso es aún más fuerte porque tenemos que sacar una chirigota que aspire a todo sin haber sacado nada. Tenemos esa responsabilidad.

El carnavalero Manolín Santander, momentos antes de la entrevista en el Club Caleta. El carnavalero Manolín Santander, momentos antes de la entrevista en el Club Caleta.

El carnavalero Manolín Santander, momentos antes de la entrevista en el Club Caleta. / Lourdes de Vicente

–Bueno, algo ha sacado usted ya... Le recuerdo que en 2017 competía contra su padre. ¿Hubo carga en casa con eso?

–Hombre, claro. Yo le decía: “papá, para una vez que vas a la final te voy a ganar yo” y él se cagaba en mis castas... “14 años sin ir a una final y compito con mi niño” (ríe). Pero ese es el orgullo mío y qué orgullo para mi casa. La verdad que estos últimos han sido carnavales muy bonitos, sobre todo, porque también Palmi empezaba a vivir el Carnaval de otra manera... Mi casa era un torbellino... ¡Y qué pechá de puchero!

–¿Por qué?

–Porque tenemos una manía, cada vez que cantamos en el Falla comemos puchero. Así que últimamente nos llevábamos todo el mes comiendo puchero.

–Palmira sale también para el año que viene con su comparsa, ¿no?

–Sí, sale con su comparsa y además va a escribir una comparsa infantil. La saca con su pareja, que es Manolo Cornejo. Fíjate, cuando tengan un niño se va a llamar Cornejo Santander... Como no salga chirigotera esa criatura...

–Si mira al Carnaval del año pasado, ¿qué ve?

–Un año complicado y emocionante. Con lo de Juan (Carlos Aragón) lo pasamos regular pero es que a los tres meses y pocos días se murió mi padre. Mi padre falleció un martes y yo un viernes me fui a cantar. Yo me iba a quedar en mi casa y fue mi madre la que me dijo, ¿tú crees que tu padre querría que tú te quedaras aquí en vez de disfrazarte y coger la guitarra, que es lo que te pedía siempre? Y la verdad que cambié el chip porque cuando estoy en mi casa ya lo paso bastante malamente solo como para ganar momentos... Y nada, hablé con la comparsa para decirles que iba a sacar la antología de la chirigota y cuadramos los ensayos. Y, encima, me ofrecieron el dios Momo. Eso fue muy grande para mí, creo que es lo más fuerte que he vivido en Carnaval y que sólo lo podría superar un pregón, creo yo. El Momo lo hice yo solo entero pero me rodeé de muy buena gente. Lo escribía de madrugada, me llevé un mes sin dormir. Te digo mi horario de entonces: a las cuatro ‘Los Purry’s, a las siete ‘Los burritos’, a las nueve ‘El batallón rebaná’, a las diez la comparsa, llegaba a mi casa a las doce y me ponía a escribir un poquito el pregón. Y a la mañana siguiente, a trabajar.

–¿A la comparsa la va a echar de menos?

–Claro, al mundo de la comparsa y a mi comparsa. Date cuenta que con esos hombres he vivido lo mejor de lo mejor, vamos hasta una comparsa del milenio hemos compartido, ¿no? (’Los millonarios’), hemos perdido a nuestro autor, perdí a mi padre con ellos... Lo que yo he vivido con ellos ha superado los límites de lo que es una comparsa, entonces, lo que me da pena es no estar con ellos, pero, vamos, de hecho, no voy a dejarlos. Ellos no quieren que yo me desvincule, incluso me ofrecieron hacer el doblete aunque a eso he dicho que no porque ahora tengo que estar al cien por cien con la chirigota. Pero en la antología, que no sé hasta cuándo estará, el tiempo que esté, seguiré yendo con ellos porque formo parte de ella y, bueno, me siguen llamando para todas las reunionesporque me siguen considerando uno más de la comparsa, y eso es muy bonito.

–¿Le gusta el autor que han escogido? Porque ya habrán escogido, supongo...

–Es que realmente hay varias opciones. Desde el primer momento teníamos varias cartas pero como se ha parado todo, tampoco se querían mover esas cartas porque quién sabe lo que va a pasar... Cuando haya Carnaval se sentarán con quien sea.

–¿Cuál diría que es la copla de su vida?

–La tengo súper clara. El pasodoble de presentación de ‘La maldición de la lapa negra’ porque fue el último ratito de salón que tuve con él, con la guitarrita, y tengo muy buenos recuerdos porque lo hizo en unas circunstancias muy muy chungas... Fue lo mejor que hizo en su peor momento.

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