Se puede andar tranquilamente por las calles del centro. El festivo Día de Andalucía empieza sin ninguna bulla en el casco histórico. Con un público desplazado al Paseo Marítimo, la gente que se ha decidido por Cádi Cádi, local y visitante, disfruta de las ilegales que han empezado a cantar sus coplas, que no son muchas pero suficientes, y con los romanceros, que concentrados en el Barrio de la Viña, se llevan el protagonismo de la jornada.

Los cartelones eligen los rincones que rodean a la calle Virgen de la Palma y su golpe característico se escucha principalmente en la calle Cristo de la Misericordia a primeras horas de la tarde.El primer premio del concurso oficial, ‘Los lolailan de Long Island’ hace reír a los que se han acercado a su cartelón. También hacen lo propio ‘Qué menina más monina’, ‘Dr Jekyll, hola qué Hyde’, ‘Viene a esta tierra un barquito’,...

Al final de los Callejones, frente a la Salle Viña, aparece ‘Chanita Villegas’, la representante de los artistas del Carnaval, una gaditana Paquita Salas que te asegura tener una nominación en ‘Lo mejón de lo mejón’, que sufre “amenazas de directores de pacotilla” y que te consigue contratos en Uruguay y en Brasil, algo “que le cuesta menos trabajo que reservar un viernes en el Goiko Grill”. “Si me contratas ahora mismo una leyenda de ti haré, abraza el narcisismo, no te lo pienses más, soy tu mujer”, le ‘vende’ a los carnavaleros.

'Chanita Villegas', la representante de los carnavaleros, frente a la Salle Viña.

En la cercana calle de la Virgen de las Penas actúa ‘Dios mío, no te aguanto más’, la mismísima mujer del creador que vino a arreglar lo que él empezó. “Él hizo el brócoli, yo los chicharrones”, presume.Los versos se pueden escuchar sin demasiado esfuerzo, no hay aglomeraciones, y llegan hasta la parte alta de Sagasta, ya casi en el Campo del Sur. Allí ‘Anita la piedra’, una actriz porno con mucho ange, cuenta como rodó ‘Star Wars, el re-porno del Yedi’ en un romancero verde y feminista.

Mientras, por la zona más céntrica de Cádiz también se podían encontrar a algunas callejeras. Poco ambiente en la zona ‘ilegal’ de Sagasta. Allí cantaban la de ‘El espíritu de Rottenmeier’; en la Torre Tavira lo hacía ‘La liga de los hombres extraordinarios’ y esperaba la comparsa ‘Los pacientes’; en la plaza de las Flores ‘El que tuvo retuvo’, ‘De aquí a la eternidad’ o ‘Los luitinngui pitingui’; y en el Palillero ‘Los veganos’ lanzaban su dieta vegana, “que lo mejor es dejarlo para mañana”. Ya bien entrada la tarde, muchas se acercaban al Pópulo.

Porque las coplas, aunque repartidas, no faltan en ningún sitio. Y eso a pesar de que ‘Los enviados espaciales’, unos marcianos licenciados en periodismo, se vieran interrumpidos por los coches que circulaban por Hospital de Mujeres.