Aguja de Oro al tipo de RAS para la comparsa de Tino Tovar

Los secretos del Capitán

  • Antonio Quintana y Ricardo Lores, RAS Artesanos, nos desvelan los detalles del tipo de la comparsa ‘¡Oh capitán, my capitán!’

La comparsa de Tino Tovar '¡Oh capitán, my capitán!', en el Gran Teatro Falla.

La comparsa de Tino Tovar '¡Oh capitán, my capitán!', en el Gran Teatro Falla. / Jesús Marín

Como en una peli de detectives, la pared está prácticamente tapizada de conceptos, de ideas, de posibles caminos por hilar para coser una historia... Una historia que bien ha merecido la Aguja de Oro del Carnaval 2020. Como en una peli de detectives, en el lienzo se atraviesan nombres –Juan Carlos Aragón, Manolo Santander, Enrique Villegas, Paco Alba...– también rótulos de filmes, de técnicas teatrales, de personajes –El club de los poetas muertos, Comedia del Arte, Capitán Spaventa, Carnaval de Cádiz...– Y todo cobra sentido en las cabezas de Antonio Quintana y Ricardo Lores, RAS Artesanos, a los que Tino Tovar se encomendó para dar forma a su ‘¡Oh capitán, my capitán!’, la comparsa con la que ha logrado no sólo el prestigioso galardón al tipo sino el primer premio de su modalidad en el presente COAC.

“Yo creo que la clave está en una frase que nos dijo Tino, yo no le voy a poner vallas al campo, y eso la verdad que te da mucha tranquilidad como creativo. Tino, con el que ya habíamos trabajado en tipos tan potentes como ‘Las estaciones’ o ‘Juana la loca’ ha confiado en nosotros a ese nivel, en dejarnos crear libremente. Con muchas reuniones, haciéndonos entender lo que él quería contar con la historia de ‘Oh Capitán’ y luego, nosotros, le presentamos nuestro diseño de tipo y escenografía con una presentación en la que también le contamos la historia que para nosotros tenía el personaje. Y, ya ves, creo que así es como hay que trabajar o, al menos, mira qué buenos resultados”, se congratula Antonio Quintana, que nos revela los secretos detrás de un tipo y una escenografía donde “todo tiene un sentido” y se respira “armonía”.

Fue la pasada primavera cuando empezaron a darle vueltas a la idea que, irremediablemente, estaba profundamente marcada “por la muerte, primero de Juan Carlos Aragón, pero que también era un canto al propio Carnaval”. “Tino, y nosotros estábamos de acuerdo también, no quería que fuera un tipo triste, sino alegre, como es el Carnaval, pero que evocara a todos esos poetas que hemos perdido, de ahí lo de El club de los poetas muertos, y fíjate que luego se sumó la muerte de Manolo (Santander) y a ese legado que nos han ido dejando”, recuerda Quintana que “investigando e investigando” junto a Lores –“es nuestra manera de trabajar, lo primero que hacemos tras las primeras reuniones con el autor es investigar”– llenaron una pared de su estudio de todos esos conceptos que podían cimentar la materialización de la comparsa con la que Tino Tovar regresaría a las tablas del Falla.

Boceto del tipo de '¡Oh Capitán, mi Capitán!' de RAS. Boceto del tipo de '¡Oh Capitán, mi Capitán!' de RAS.

Boceto del tipo de '¡Oh Capitán, mi Capitán!' de RAS.

“El Carnaval siempre ha tenido mucho que ver con la Comedia del Arte y, dentro de ella, encontramos al Capitán Spaventa, un personaje curiosísimo cuyas características tienen mucho que ver con nuestro Carnaval. Un tipo que defiende lo indefendible, un tanto altivo pero de gran corazón, con sus virtudes y miserias... Así que tiramos de ese concepto pero también de otro personaje de la comedia del arte, de Arlequín, para conseguir representar todo ese espíritu del Carnaval de Cádiz, su alegría, vitalidad, el humor, la crítica...”, desgrana sobre un tipo confeccionado "con todo el arte y la profesionalidad" de María Jesús Vernal, alaba.

La pauta que se concreta en un gorro “donde explotan las coplas” porque “ahí están algunos de los miembros de ese club de los poetas muertos del Carnaval”. Un gorro hecho con jirones de coplas como Si caminito del Falla (Juan Carlos), El Vaporcito (Paco Alba), Que las piedras (Villegas), Me han dicho que el amarillo (Santander) y con un remate de matasuegras en vez de típicas plumas y cascabeles, “con los que hemos querido representar la alegría de la fiesta”.

Avanzando en el tipo encontramos un enorme antifaz cubriendo el pecho del personaje, “que encubre, digamos, sus penas” que se siguen enmascarando “con más cascabeles”, y una casaca hecha “con las cortinas del Falla”, explica Quintana que también nos llama la atención sobre “la capa corta” para tapar “la poca vergüenza” de este Capitán que no es otro que el propio Carnaval de Cádiz.

Las rodilleras del pantalón, “pues este personaje sólo se arrodilla ante la tragedia y la comedia” y un maquillaje con sonrisa abigotada completan el disfraz que se corona con un fetiche que no ha pasado desaparecibido para los aficionados, un bastón rematado en una escultura combinada con las caras de Juan Carlos Aragón, como Capitán Veneno, y Manolo Santander enfundado en la piel de ese Davy Jones caletero que capitaneaba ‘La maldición de la Lapa Negra’. “Es una joyita, la verdad que sí, e intentamos hacerla con el máximo respeto y cariño... No te puedes imaginar la reacción de Tino y de la comparsa cuando le mostramos tanto el tipo como el bastón...”, recuerda con orgullo Quintana esta guinda del tipo a la que se le podría sacar mucho partido. “Sí, podría ser una escultura bonita en homenaje a estos dos grandes de la fiesta. Nosotros estamos a disposición de lo que nos diga el Ayuntamiento si estuviera interesado, claro”, baraja.

Un cetro que se comercializa ante la demanda del público

Antes siquiera de alcanzar su forma material, Antonio Quintana y Ricardo Lores se reunieron con las viudas de Juan Carlos Aragón y Manolo Santander para pedirles permiso y explicarles la idea de homenaje que los artesanos querían rendirle en el tipo de ‘¡Oh capitán, my capitán!’, la comparsa de Tino Tovar.

Se trataba de un cetro, rematado con las efigies de ambos carnavaleros en una idea de escultura combinada con gran impacto visual. “De hecho, ya ahí hablamos de que si el objeto al final tenía recorrido ellas tendrían su porcentaje, por su puesto”. El resultado final ha sido tan bueno que no pocos aficionados se interesaron por obtener la reproducción del bastón que se comercializa en dos versiones, una reproducción exacta más destinada a coleccionistas, que comercializa RAS, y una réplica a escala de 18 centímetros que distribuye la comparsa de Tino Tovar.

El Arco del Triunfo y los obeliscos

Detalles de la escenografía. Detalles de la escenografía.

Detalles de la escenografía.

Un bastón, un tipo entero, que cobra todavía más sentido en su hábitat natural, una escenografía hecha a la medida del personaje y de la historia relatada por Tino Tovar en su comparsa. “En cierta manera, por parte de RAS, también ha sido un homenaje a esa preciosa época del arte efímero en la ciudad durante el Carnaval, con las obras de Antonio Accame a la cabeza”, revela el creador sobre el gran Arco del Triunfo y los obeliscos que dan vida a la escena de ‘¡Oh capitán, my capitán!’.

Y es que estos elementos rinden homenaje no sólo al Carnaval y a los carnavaleros sino también a diferentes colectivos que forman parte de la fiesta, a las propias modalidades, a los instrumentos, a las figuras míticas. Así, se colocan la caja y el bombo, el pito de Carnaval, el Dios Momo y la Bruja Piti, el plumero, el martillo, las alegorías de las modalidades a Concurso...

Además, el arco está flanqueado por dos obeliscos donde se recogen los nombres de aficionados que han sido el alma del Teatro Falla como María la Hierbabuena, Pepón y El Pillo; de directores como Catalán Chico y José Quintana, de postulantes como Pucherito y Miguel El Mellao; de tramoyistas como Federico Fuertes o Paco de la Vega; de artesanos como Accame y Manolo Peinado; sastres como Manolo Torres; e intérpretes como El Sopa, El Carota y Chatín; y con los nombres de los primeros premios de agrupaciones desde 1960 a nuestros días.

Una Aguja de Oro para toda una historia que hilar.

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