LXI TROFEO CARRANZA

De cabeza a la Décima

  • Dos goles con la testa abren en la recta final el camino de la victoria a un Atlético que pasa por encima del Betis en la segunda parte y ya acumula una decena de Trofeos Carranza

El Atlético de Madrid hace un hueco en sus vitrinas para la décima gran copa del Trofeo Carranza que se adjudicó anoche al imponerse al Betis gracias a una gran segunda parte, en la marcó los tres goles firmados por Giménez -que ya marcó en la final de la pasada edición- Jackson Martínez y Correa. Después de una primera mitad bastante equilibrada, el conjunto colchonero pasó por encima del cuadro sevillano en la segunda.

Diego Simeone desplegaba un once con mayoría de jugadores titulares -los había reservado en la semifinal-, todo lo contrario que Pepe Mel, que alineaba un equipo con la presencia de numerosos teóricos suplentes. A tenor de los onces de uno y otro, el rol de favorito del Atlético era todavía más indiscutible. Ahora le tocaba demostrarlo sobre el rectángulo de juego del santuario cadista.

Los colchoneros dominaron con claridad en el arranque, pero el Betis no se arredró y respondió con llegadas que trataron de inquietar al rival. El juego se equilibró porque el cuadro verdiblanco fue capaz de tener más tiempo la pelota. Sólo faltaban las ocasiones, ausentes pasado el primer cuarto de hora. Jackson Martínez, en el 18, reclamó como penalti un presunto empujón dentro del área que pareció más un piscinazo del ex del Oporto, siempre batallador en cada balón.

La falta de condimento empezaba a pasar factura a un partido que empezaba a ser más aburrido de la cuenta. Las defensas se imponían a los ataques salvo raras excepciones, como la falta sacada por Jackson Martínez en la frontal del área justo en el ecuador del primer acto. Adán atrapó con seguridad el libre directo lanzado por Koke que buscaba la escuadra pero sin demasiada fuerza. No fue gol, pero al menos sí fue el primer tiro entre los palos para animar el cotarro. En la grada se mezclaban numerosos seguidores atléticos y béticos. Tampoco faltaron algunos cadistas.

Tanto sevillanos como madrileños tocaban la pelota pero con poco riesgo, sin pases largos con los que sorprender. Poco ofrecían los finalistas del Trofeo salvo algún destello de clase de Óliver Torres, la jeraquía de Tiago, la visión de Portillo o la valentía de Rennella para enfrentarse él solo a toda la defensa. Chispazos en un duelo con poco fútbol en una primera parte tediosa, indigna de la final de un Trofeo de los trofeos venido a menos.

Una fuerte entrada de Savic sobre un adversario despertaba a los jugadores de los equipos, que a falta de fútbol se enredaban en una pequeña trifulca resuelta con cartulina amarilla para el balcánico en el minuto 37. La falta desde una lateral del área lanzada por Vargas con un centro al interior del área la despejaba con apuros Oblak en su primera intervención seria del encuentro. La única posibilidad de gol, en caso de haberla, tenía que ser a balón parado porque ni uno ni otro eran capaces de hilvanar tres pases seguidos. Fue el Betis el que estuvo a punto de marcar en la última acción del acto inicial a la salida de una falta, pero el cabezazo de Xavi Torres lo desvió lo justo el guardameta Oblak con una gran parada.

El primer tiempo volaba en medio del aburrimiento en un partido más típico de principio de pretemporada que de final de la preparación del curso que está a punto de empezar. No parecía que sólo quedaba una semana para el comienzo de la Liga.

El Atlético avisó con una penetración peligrosa al inicio de la segunda parte y un córner sacado por Koke que se paseó por el área pequeña sin hallar aliado. Cinco minutos intensos de los rojiblancos hacían presagiar un cambio de decorado en la reanudación. Koke se echaba el equipo a la espalda, imprimía más velocidad a la circulación del balón y los colchoneros llegaban al área más que en la primera mitad frente a un Betis abonado al contragolpe. Pero fue el Atlético el que vio el gol muy cerca en una contra conducida en el 56 por Óliver Torres y Griezmann que culminó e francés con un zurdazo al larguero cuando parecía que iba a centrar. Dos minutos después, Tiago cabeceaba solo fuera con todo a favor para marcar.

El Atlético iba a por el partido y Simeone lo demostraba al dar entrada al veloz Correa por Saúl. Mel, por su parte, intentaba apuntalar la medular con Digard y Dani Ceballos.

El partido se adentraba en la última media hora con todo por decidir. O uno de los dos equipos acertaba a perforar la portería contraria o la final estaba abocada a la ruleta rusa de los penaltis. Los colchoneros daban más señales en ataque, como el disparo de Correa (en el 68) que se perdía por línea de fondo.

El Betis también quería la gran copa y Mel tiraba de Rubén Castro para afrontar el sprint final. Los madrileños dominaban con claridad y en el minuto 72 conseguían abrir la lata. Óliver Torres centraba al interior del área y Giménez saltaba más que nadie para conectar un certero cabezazo que dejaba a Adán sin respuesta. La final se teñía de rojiblanco con todo merecimiento para un equipo que, desde el pitido inicial del segundo acto, había buscado el gol con ahínco ante un Betis atrincherado en su terreno.

El Atlético parecía tener controlado el partido, pero el Betis no estaba dipuesto a entregarse. Cerca estuvo de empatar tres veces de falta, la primera repelida por Oblak a punto de ser rematada en boca de gol po r Rubén Castro; la segunda con un lanzamiento de Varela que casi entraba después de rebotar en la barrera, y la tercera despejada por la zaga tras un servicio peligroso.

El Betis despertaba tras el gol recibido pero ya era tarde. El Atlético de Madrid sentenciaba otra vez de cabeza, esta vez obra de Jackson Martínez a centro de Juanfran en el minuto 86. Y para redondear, Correa hacía el tercero en el minuto 90 con un remate a bocajarro a centro de Filipe Luis.

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