Fútbol | Primera Federación

El San Fernando aplaza su salvación al igualar con el Rayo Majadahonda (0-0)

Lanchi trata de salvar la entrada de un rival para marcharse con el balón.

Lanchi trata de salvar la entrada de un rival para marcharse con el balón. / Quintero / SFCD

Tendrá que esperar. Nadie dudó, ni un instante, que una temporada repleta de igualdad, llena de equipos involucrados en tan corto espacio de puntos, podría finiquitarse tres jornadas antes de su finalización. Pues el grupo 1 de la Primera RFEF tendrá aliento hasta el final, todo hace presagiar que las últimas jornadas serán de vértigo, porque así ha sido la temporada, tanto por arriba como por abajo. La jornada deja un bloque de diez equipos involucrados en la pelea de la salvación y desde el décimo clasificado a los puestos de descenso, solamente hay cuatro puntos de diferencia. Por ello, todo está por decidir y las carnes, ahora más que nunca, están en el asador.

San Fernando y Rayo Majadahonda eran conscientes de que en este tramo de la temporada todo lo que sea sumar es bueno. Una derrota te hunde, un empate te alivia y una victoria te da toda la vida del mundo. Por ese motivo principalmente, y después de ver el partido que disputaron isleños y madrileños, todo hace indicar que ambos contendientes se vieron aliviados con el punto y que, en muchas fases del partido, temieron más perder lo que se tenía que arriesgar lo que se podría haber tenido.

Eso hizo que el partido, lógicamente, no fuese bueno, sobre todo en la primera mitad, donde todo fue cautela, temor, miedo y desconfianza de uno y otro rival. Los de Majadahonda y los de La Isla no querían poner en riesgo una derrota, y las jugadas de peligro brillaron por su ausencia. Además el fuerte calor que hacía en el Iberoamericano de Bahía Sur no permitía muchas florituras, ni gastos excesivos.

Así, y aunque el partido comenzó con un pequeño susto para la parroquia isleña, que vio como a los 40 segundos del comienzo del choque Zozulya gozaba de la primera oportunidad de adelantar a los suyos, esto no fue más que un espejismo en el desierto porque durante los siguientes minutos, es decir los 26 siguientes minutos, no pasó nada de nada. En ese momento llegó el primer disparo de los azulinos a puerta en un remate debajo de Ilyas Chaira que detuvo sin muchos problemas Lucho.

Los foráneos dieron el segundo susto en el 35’ con un disparo lejano de Mario García y alguno pensó en el estadio que en estos partidos donde no ocurre nada, cualquier despiste, cualquier fallo, cualquier falta de concentración, te cuesta un gol.

Pero si alguno estuvo cerca de irse a la caseta por delante, ese fue el San Fernando. Quizás, y a la postre, la clave de no haber conseguido la victoria estuvo en la cruz que ha tenido este equipo desde el inicio de competición, la falta de puntería. Cuando la primera mitad estaba en su descuento y el tiempo sobrepasaba en dos los cuarenta y cinco reglamentarios, Gabri Martínez se marcó la jugada del partido, se internó hasta el fondo y asistió a las mil maravillas en el segundo palo a Biabiany que solamente tenía que empujar la pelota a la red, pero tras su remate, de la nada salió Lucho para hacer la parada de la mañana. En el rechace tampoco acertó Jon Cebeiro que desperdició otra inmejorable oportunidad para marcar.

Así se cerró el primer acto y, en el segundo, la cosa pareció cambiar radicalmente, conscientes ambas escuadras que una victoria tenía una tremenda recompensa. Por ello en el 47' Ilyas se plantó en solitario ante Lucho y quiso ser excesivamente generoso para regalar un gol a Gabarre que adivinó la defensa madrileña. Parecía que despertaba de tan largo sueño el equipo de Pablo Alfaro que en el 50' encontró una nueva oportunidad en un centro de Gabri Martínez que nadie terminó por rematar.

Pero el Rayo también despertaba del letargo y en el 52' si impresionante fue el disparo que se sacó Mestanza en la frontal, más impresionante fue la reacción de Perales haciendo una extraordinaria parada. En el saque de esquina, de nuevo Zozulya volvió a poner el corazón en un puño a los isleños con un remate de tacón.

A partir de estos sustos, los entrenadores, Alfredo Santaelena y Pablo Alfaro, otrora compañeros en el Sevilla, quisieron modificar sus equipos, ajustar lo desajustado y, lógicamente esto volvió a dormir un encuentro que solamente tuvo chispazos. En el 54’ en una falta que lanzó Aquino que apunto estuvo de sorprender, en el 72' en una jugada de Gabri Martínez que terminó con un centro chut que se envenenó y el balón dio en la escuadra por detrás, o en el 88' donde un pase de Juami Callejón dejó a Biabiany en franquicia pero no pudo engañar con su remate a un Lucho que no dio tregua alguna.

Corrieron los minutos, con lentitud y el calor se fue apoderando de un partido que hace que uno y otro equipo llegue a los 43 puntos junto al Algeciras, la cifra que dictamina que desde ahí todo será peligroso en las tres jornadas que restan. El próximo punto de partida, el domingo en Córdoba.

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