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Fútbol | Primera Federación

El San Fernando repite guión y desenlace (0-1)

  • La escuadra azulina se muestra muy superior al Mérida, con hasta siete claras ocasiones de gol, aunque los extremeños se llevan el premio completo con un gol en el minuto 92

Ángel Sánchez trata de conectar con el esférico rodeado de adversarios.

Ángel Sánchez trata de conectar con el esférico rodeado de adversarios. / SFCD

Si hablamos de injusticia, hablamos de lo que le ha pasado a un San Fernando que lo hizo todo para ganar un partido y terminó sucumbiendo en el único acercamiento del rival con peligro, en el tiempo de descuento. Al final, San Fernando CD, 0 - AD Mérida, 1.

El fútbol es así de ingrato. Los isleños tuvieron innumerables ocasiones para llevarse los tres puntos, fueron muy superiores a un rival que minimizó, jugó en campo contrario, tuvo más posesión, las mejores jugadas para marcar, pero terminó cayendo, una caída que se ha convertido en peligrosa, que enciende, de lleno, las luces rojas de un club que se ha metido de lleno en puestos de descenso y al que penaliza, de una manera exagerada, el no tener acierto de cara al marco contrario.

Esa es la lectura radical de un choque que no tuvo más historia que la centrada en la mala suerte, en la mala puntería en los metros finales, en el poco acierto que presenta un equipo que lo hace casi todo bien, porque le falta, definitivamente, el gol y ese es el que te da o te quita en esto del fútbol.

El partido comenzó con un Mérida envalentonado que se instaló en el campo del equipo isleño los primeros minutos de juego. Pero los de Alfredo Santaelena no se amilanaron por el hecho y, en un visto y no visto tomaron las riendas de un encuentro que se planteaba con dos aperturas, en este caso Nahuel y Biabiany, en sus bandas naturales y dos puntas, en las personas de Cristian Herrera y Aquino en busca del remate. Por detrás, Masogo y Unai trabajaban por delante de la línea de cuatro establecida por el técnico madrileño.

Las ocasiones de gol tardaron en llegar, pero llegaron. La primera de ellas, en el minuto 22, en un pase de Cristian Herrera que dejó en la frontal del área a un Nahuel que disparó con toda la intención del mundo, esa que adivinó Palomares. Cuatro después fue el propio Cristián Herrera el que recibió dentro del área algo escorado y su disparo fue repelido por el cancerbero emeritense.

Apretaban los isleños, que dominaban con claridad y en el 27’ fue Aquino el que cabeceó fuera, mientras que en el 35’ fue Masogo el que lo intentó de manera floja. En el 39’, ante la insistencia isleña, Biabiany recibió un balón interior de Aquino y su centro no encontró rematador y en el 41’ se produjo el único acercamiento foráneo en la primera mitad. Eliseo remató flojo a las manos de Fuoli una falta lateral. Con esto se cerró el primer acto.

En el segundo, los isleños hicieron méritos de sobra para haberse adelantado en el marcador e incluso para tener un resultado holgado. Bien es cierto que el Mérida adelantó en algo sus líneas, que ya presionaba en campo contrario, que no permitía la salida limpia del balón por parte de los azulinos y que amenazaba en encontrar las respuestas en cualquier contragolpe.

Pero es que, en el 62’ inexplicablemente un centro de Cristian Herrera fue rematado sin oposición por Carlos Blanco que picó en demasía el esférico, que se fue alto cuando Palomares ya estaba batido, era la primera de las cuatro grandes oportunidades que tuvieron los isleños en este segundo periodo.

En el 64’ llegó la más clara. En plena ebullición del cuadro de Santaelena, Ángel Sánchez enganchó en el punto de penalti un disparo de los que en un porcentaje altísimo tienen como resultado el gol. El cuero dio en la base del poste y, de manera sorprendente, salió fuera del marco.

Por aquellos entonces, el partido era frenético y en cualquier momento, de tanto ir a la fuente, el cántaro podía romperse, nadie esperaba el resultado fatídico media hora después. Biabiany, abierto en banda seguía haciendo de las suyas, pero en el 70’ llegaba el aviso extremeño de que algo podía ir peor. Un centro raso, con todo el peligro del mundo de Sandoval rebotó en Carlos Blanco que aparcó el susto en córner y tres minutos después llegaba la tercera clara oportunidad en un ‘pase de la muerte’ del capitán isleño, Biabiany, que no encontró respuesta en Ángel Sánchez a pesar de que el delantero controló el cuero dentro del área chica, la oposición e Bourdal fue determinante y los isleños se llevaban las manos a la cabeza.

En el 78’ llegó la cuarta, la que tuvo Pau Martínez que tocó la bola con suavidad y con toda la intención en carrera a centro de Ángel Sánchez. Cuando Palomares parecía batido, el portero sacó una mano salvadora que alejó el cuero. Era el punto de la desesperación.

Luego llegó el gol foráneo en el tiempo de descuento. Luego llegó la desesperación. Luego llegó el jarro de agua fría. Luego llegó lo inesperado. Y luego llegó la angustia al seno de un equipo que ve como el mejor juego, la mejor disposición, el tener más ocasiones y el dominar, no les vale para conseguir tres puntos y una victoria que se le resiste ya desde hace la friolera de siete jornadas.

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