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Fútbol | Primera Federación

El San Fernando por fin pone tres puntos en su casillero

  • El cuadro de Héctor Berenguel doblega a un peligroso Córdoba (3-1) que acusa en exceso la inferioridad numérica por la expulsión de Kike Márquez en el minuto 33

El azulino Biabiany protege el esférico ante la estrecha marca de un adversario.

El azulino Biabiany protege el esférico ante la estrecha marca de un adversario. / A. Quintero / SFCD

Llegó la primera. Y como llegó. El Iberoamericano de Bahía Sur rememoró sus mejores momentos y disfrutó de lo lindo con su equipo, con su trabajo, con su victoria y con sus goles. El San Fernando CD doblegó a un todopoderoso Córdoba (3-1) que tuvo que hincar la rodilla ante un cuadro azulino que supo aprovechar sus oportunidades, saber sufrir y leer el encuentro a las mil maravillas. Ya era hora de que el trabajo se fructificase en alegría.

De inicio, Héctor Berenguel cambió por completo lo que había ofrecido en las dos primeras jornadas. El técnico almeriense sorprendió, en la línea de defensa, con dos efectivos y Pau Martínez ocupó el puesto de Xavi Estacio, mientras que Carlos Blanco lo hizo en detrimento de Farrando. Pero la revolución llegó en el centro del campo. El técnico abandonó el trivote, de claro carácter defensivo, que había ofrecido hasta el momento, Fullana-Unai-David Ramos, y dejó en el banquillo a dos de ellos, para dejar en el equipo Unai Naviera. Su acompañante fue Dani Molina, que se marcó un excepcional partido. Con esto, dejó a Aquino en la media punta y las bandas fueron para Carlos León, la izquierda y Biabiany, la derecha. La otra novedad fue la presencia de un delantero centro nato, Dani Selma, en la punta de ataque.

Con esto el San Fernando recibió a un Córdoba envalentonado por su victoria en Murcia. Es cierto que los cordobeses fueron superiores en el primer tramo de partido. Los isleños mostraban una inestabilidad fruto de los resultados cosechados y los albiverdes tenían en Carracedo su estilete en la banda derecha donde superaba, una y otra vez a Víctor Ruiz. Con ello, las dos primeras y claras oportunidades de gol llegaron, en el 8 y en el 15 por esa banda, pero los centros casi goles del extremo no encontraron rematador, sobre todo el segundo en Simo.

Pero el problema quedó solucionado y a partir del primer cuarto de hora, los isleños comenzaron a desperezarse. La clave del partido estuvo, sin duda alguna, en el minuto 33 donde una terrorífica entrada de Kike Márquez a Dani Molina terminó con el jugador cordobés en el vestuario. De la falta, nació el gol y la descomposición de un Córdoba que no asimiló bien el quedarse con diez, mientras que el mismo hecho le dio alas al equipo de La Isla.

El primer tiempo expiró con el runrún de lo acontecido en anteriores partidos en sendos saques de esquina del equipo foráneo que supo solventar con seguridad una zaga azulina que, conforme pasaban los minutos se asentaba mejor en el terreno de juego.

En la segunda parte el partido pareció no dirigirse a ningún lado. En primer lugar porque los isleños no querían y en segundo porque los cordobeses no podían. La casi sentencia del choque llegó en el 57’ cuando de nuevo de una falta lateral, de nuevo con la puesta de un caramelo sobre las cabezas de los atacantes azulinos, Aquino hizo justicia a su partido para poner el cuero donde habitan las telarañas del marco de un Lluis Tarrés que solamente pudo mirar cómo se establecía el dos a cero que cerraba el choque.

Quedaba algo más de media hora, pero todo hacía indicar que los isleños no iban a dejar que el choque cogiese otro rumbo y mostraron, a partir del segundo gol una increíble consistencia. El 3-0 no hizo sino certificar la primera victoria de la temporada del equipo de Héctor Berenguel.

Es cierto que en los instantes finales del choque pareció entrarle a todos una especie de locura y que el partido, en los últimos diez minutos se convirtió en frenético. Los isleños pudieron ampliar su ventaja en el 79’ con un disparo de Dani Molina al lateral de la red, en el 82’ con un remate flojo de Aquino a pase de Biabiany, que por aquellos entonces ya hacía diabluras por la banda derecha, en el 83’ en una contra que Nahuel no terminó de ajustar y en el 92’, cuando ya imperaba el 3-1 en el marcador, en un remate de Biabiany a la salida de una nueva falta lateral, que se fue fuera por poco. Los cordobeses también dieron muestra de su calidad y de su amor propio en los instantes finales, pero ya no les llegaba para meter el miedo en el cuerpo de unos isleños que festejaron con su afición la primera victoria de la temporada esa que lo ha aupado de ser colista al inicio del partido a ser undécimos al final del mismo. Parece que se le está cogiendo el pulso a la dura y complicada campaña.

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