Corría la temporada 2017/18 y todo era convulso en el seno del San Fernando CD. La campaña había comenzado con Alejandro Zapata como presidente y un denominado 'grupo inversor' conformado por los sevillanos Juan Guerrero y Camilo Puerto. La temporada comenzaba con José Pérez Herrera al mando deportivo del equipo y no con muy buenos resultados ya que el San Fernando había empatado en casa ante el Villanovense (en un partido recurrido por alineación indebida por el equipo extremeño que se perdió por cero a tres), había caído en Mérida y había empatado en casa ante el Córdoba B.

Así el 6 de septiembre se anunciaba la baja de Juan Guerrero como secretario técnico y los acontecimientos comenzarían a dispararse ya que en los días sucesivos, también se prescindiría de Camilo Puerto y el entonces presidente Alejandro Zapata convocaba unas elecciones con la intención de abandonar la presidencia azulina.

Fue entonces cuando hubo un vacío de poder. Jornadas en las que nadie tomaba las riendas de un equipo que iba a la deriva, que tenía el triste final de la desaparición. Era el momento de dar un paso adelante, de que valientes cogieran el toro por los cuernos y no se encontraba la fórmula de salvar lo que se hundía sin remedio.

Apareció la figura incombustible de Manuel Gómez Fontao 'Noly', que se hizo cargo de una gestora. Era el hijo de Manuel Gómez Castro, aquel entrenador al que tanto cariño se le tiene en La Isla que incluso un complejo deportivo lleva su nombre. Noly era un aficionado ligado desde que tenía uso de razón al San Fernando, colores por los que moría.

Iba acompañado de aficionados de los buenos como Pedro Ramírez, Javi Thasio, José Mari Rodríguez o  'Chicha', pero de manera especial con Ángel Escalón, con el que mano a mano se fueron sobreponiendo a mil y un avatar, tras encontrar un club en la bancarrota, donde se carecían de documentos y papeles para seguir adelante... Una labor que les ocupaba las 24 horas del día.

El equipo no tenía dinero ni para viajar y la iniciativa de los rectores del San Fernando fue el llevar en sus coches particulares a los jugadores hasta Jerez para que el plantel pudiese coger el vuelo a Las Palmas y, de la misma forma, recogerlos al día siguiente en el aeropuerto.

Pero era un trabajo con toda la ilusión del mundo, con el aguante de una plantilla que fue ejemplar y con el trabajo de todos, especialmente de Noly, junto a Ángel Escalón y Pedro Ramírez, que parecían niños con zapatos nuevos al frente de su pasión, de su equipo de toda la vida, de sus colores.

Esto dio paso a una asamblea donde la única candidatura fue la que presentaron los que estaban, donde se nombró a la primera presidenta del San Fernando, la actual pareja de Noly, Mari Ángeles Carrillo y donde se prometían dos años de trabajo sin descanso para sacar al San Fernando del boquete económico en el que se encontraba y, sobre todo, para intentar darle un rumbo diferente al club, convertirlo en Sociedad Anónima Deportiva y buscar un grupo inversor con garantías para formar la base de un futuro prometedor.

Fue la misión. El equipo deportivamente terminó la temporada en novena posición después de coquetear con los puestos de descenso y comenzó la 2018/19 en Segunda B. Noly y los suyos garantizaron los pagos a los jugadores la temporada completa y, lo más importante, se iban solucionando las diferentes vicisitudes a base de ilusión, esfuerzo y trabajo.

El apoyo de Monchi y la necesidad de reconvertir el club en SAD, la hoja de ruta en los peores momentos

El propio Noly llegó a reconocer que el apoyo de Monchi en esos duros momentos fue fundamental, y no dejaba de insistir que la única tabla de salvación era la conversión del equipo en SAD porque, de lo contrario, el futuro era negro económicamente hablando.

Pero la promesa era la de sacar al equipo de la situación de quiebra total y de prácticamente desaparición para dar paso a otros aficionados más capacitados y, por ello, al finalizar la temporada en una asamblea, allá por el mes de mayo de 2018, presentaron la dimisión de los que tomaron las riendas de los destinos del equipo azulino.

Tras un mes de dimes y diretes, de posibles presidentes, de inversores, de rumores y fiascos, el propio Noly accedió a presentarse de presidente con prácticamente el grupo que había 'salvado' al San Fernando, pero en esta ocasión ya sin Ángel Escalón, que demandaba un descanso a tantas horas de trabajo.

La idea no era otra que la de dar continuidad a la reconversión del equipo. Por aquel entonces ya sonaba con fuerza el grupo inversor de Emiratos Árabes e incluso su máximo representante ya conocía La Isla, Bahía Sur y había presenciado, junto a Noly, un partido del equipo azulino.

En la segunda temporada al frente del conjunto isleño, Manuel Gómez vio como el San Fernando, que estuvo entre los mejores del grupo IV de la Segunda B toda la temporada, terminó en su mejor posición histórica, en octavo lugar y fue un año de grandes momentos deportivos donde el presidente azulino llegó a disfrutar como un auténtico niño, sin olvidar los problemas y las vicisitudes que conllevaba estar al mando de un equipo con poco poder adquisitivo y la de 'milagros' que se hacían mensualmente para abonar las nóminas.

Poco a poco, este grupo fue, por detrás, moviendo los hilos de un San Fernando que terminarían cogiendo en junio del 2020 y donde Noly seguía contado con un lugar en el Consejo de Administración en calidad de presidente.

Las cosas van cambiando y el puesto de presidente le dio paso al de consejero y ahora ha sido el momento de terminar su periplo en el que fue, es y será el equipo de su vida, el San Fernando.

Noly se marcha con el cariño de la afición en su bolsillo, consciente de que él fue uno de esos locos valientes que dio el paso adelante cuando la situación pasaba de complicada a definitiva. Han sido cuatro años de alegrías y problemas, de algarabía y sinsabores, pero cuatro años ligado al equipo de sus amores, ese que ahora verá desde la Curva Madariaga con los suyos y animará, sin duda alguna, sin cesar.

Con una palabra amable siempre y una predisposición exquisita, Noly forma parte, con letras mayúsculas, del San Fernando presente, el que será pasado y donde siempre quedará que cuando todo estaba perdido hubo un loco valiente que dio un paso adelante.