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Fútbol | Primera Federación

El San Fernando cae de forma injusta en Castellón (1-0)

  • El equipo isleño realiza un gran partido ante el líder, cuenta con grandes oportunidades para ganar y termina sucumbiendo en una jugada desafortunada, lo que le mete en zona de descenso

Unai Naveira desplaza el balón ante dos rivales y su compañero Alfonso.

Unai Naveira desplaza el balón ante dos rivales y su compañero Alfonso. / CD Castellón

La suerte no está del lado azulino. El San Fernando volvió a mostrar su mejor versión, volvió a ser superior, volvió a merecer mucho más, y terminó perdiendo, esta vez 1-0 en Castellón. Esto parece el cuento de nunca acabar. Los isleños maniataron a un líder que venía con la vitola de arrollador, que cuenta sus partidos por goleada, pero de nada le sirvió el orden, el estar juntos, el leer el partido a las mil maravillas, si al final termina sucumbiendo cuando restan cinco minutos para el final y con un gol en propia puerta. Ver para creer.

Los isleños lo hicieron casi todo a la perfección y si el fútbol, justo e injusto en miles de ocasiones, le hubiese querido dar algo al cuadro de La Isla, esta era la ocasión porque se trató de tú a tú a un rival que te somete, porque se supo leer el partido de manera increíble, y porque se contó con ocasiones, de sobra, para lograr la victoria. Pero cuando no puede ser, no puede ser, y además es imposible.

El partido comenzó con el mayor de los sustos y el tinte de la tragedia escrito en él. Un choque fortuito al intentar rematar un balón centrado por Traoré, terminó con el impacto de la bota del jugador de Mali en la cabeza de Lillo Castellano que no reaccionaba tras el gol. El pánico se apoderó de todos y tras estar seis minutos atendido en el terreno de juego, el jugador tuvo que ser evacuado al hospital en camilla lo que, de cierta manera enfrió un choque que no despertó hasta bien transcurrido los primeros 20 minutos de juego.

Fue en ese momento en el que Traoré asistió de pecho a Julio Gracia que mandó el balón, en franca posición, a las nubes de Castellón. Los valencianos sometían a los isleños, pero sin profundidad, sin poder acabar las acciones y, lo más importante, con el temor de que en cualquier contra; Aquino, Ángel Sánchez o Cristian Herrera, pusieran a los foráneos por delante en el marcador.

Eso bien pudo ocurrir en el 23, momento en el que Nahuel Arroyo se plantaba en solitario ante Gonzalo, tras una presión, y disparaba al ‘muñeco’. El susto se apoderó del líder y envalentonó a un equipo que ya comenzaba el encuentro metido en los puestos de descenso tras la victoria del Mérida.

La primera parte tuvo alternativas, ataques locales y contras visitantes. La primera parte fue entretenida y expiró con una oportunidad del siempre presente en todos los aspectos Traoré que obligó a enviar a córner a Fouli tras recoger un balón dentro del área. El saque de esquina no se realizó porque la primera mitad tenía cumplido su tiempo.

En la segunda no bajaron las tornas. El equipo azulino lejos de meterse en su campo, volvía, una y otra vez a buscar las contras definitivas. En el 55’ fue Ángel Sánchez el que disparó desde 40 metros fuera, pero en el 66’ se produjo la jugada más clara de la segunda mitad. Aquino, que suele perdonar los regalos, se encontró tras un fallo garrafal de la zaga valenciana, en solitario encarando a Gonzalo, pero se precipitó en su disparo que se fue fuera. Era la tercera advertencia de que los isleños no se conformarían con el empate.

El ecuador de la segunda mitad fue de lo mejor del cuadro de Alfredo Santaelena que pasó de ser sometido, a someter. Los isleños se quitaron los complejos de un golpe y se vinieron arriba. A

pesar de ello, en el 71’ fue Alberto Jiménez el que la tuvo de cabeza al saque de una falta lateral y en el 75’ Víctor Ruiz sacó de debajo de los palos un remate de De Miguel. El defensa isleño volvió a ser protagonista en el 81’ en una falta directa que llevaba todos los cánticos de gol y que evitó Gonzalo con una tremenda intervención. Los isleños, a falta de nueve minutos tenían controlado al rival, y el partido.

Pero cuando no se esperaba llegó la desafortunada jugada, esa que le costaba al equipo azulino no encontrar recompensa a tanto trabajo bien hecho, a tanto esfuerzo, a tanta constancia. El gol en propia puerta hundió a un equipo que se encontró tan noqueado que vio como Kastaneer fallaba incomprensiblemente a puerta vacía un servicio del siempre peligroso De Miguel.

Pero quedaba una por llegar, una bala en la recámara. Esa fue la galopada por banda derecha de Pau Martínez y el pase al segundo palo donde entraba Biabiany. El francés no llegó al remate por un pelo y, con ello se disiparon las ilusiones de puntuar en un campo tan complicado como lo es este año Castalia.

La realidad es que se volvió a dar una grata imagen, que se volvió a merecer más, pero que se vino de vacío y en puestos de descenso. El choque ante el Mérida el próximo domingo a las ocho de la tarde tendrá tintes dramáticos.

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