Un partido y un ascenso, con 90 minutos, con 120 o con una tanda de penaltis. Es lo que aguarda al Cádiz el próximo domingo a partir de las 12:00 horas, una cita en la que tendrá que cambiar muchas de sus prestaciones para plantar cara al enemigo número 1, el Athletic de Bilbao B. Las claves para ser nuevo equipo de Segunda División A.

El conjunto de Claudio Barragán tiene claro que peor que lo de San Mamés no se puede hacer; al menos, en teoría. A partir de aquí el margen de mejora es grande, enorme, tanto como llegar hasta el Cádiz de la Liga.

El primer asalto, el de tierras vascas, ha dejado de manifiesto que el conjunto cadista está obligado a quitar el balón al contrario. ¿Por qué? Si tienen calidad y velocidad y, además, se hacen con el control del esférico, a los amarillos les tocará otra vez corres detrás de los 'cachorros' con el consiguiente desgaste. Sería un buen escenario ver cómo se defiende el Athletic B si el Cádiz le ataca con sus mismas armas, las bandas.

Las transiciones también deben mejorar para aportar al equipo, nunca restar. Los cambios de orientación deben regresar como argumentos del Cádiz, tal y como demostró de manera esporádica Airam Cabrera en San Mamés. Resulta indiscutible que para quitar el balón al contrario hay que quererlo y tenerlo, dejar de ser una máquina que constantemente pierde la posesión. En los partidos contra el UCAM, la escuadra murciana fue capaz, en muchas fases, de arrebatarle el balón al Athletic B y de gozar de ocasiones que pudieron cambiar el sino de la eliminatoria.

Un último aspecto que también se echó en falta en Bilbao y cuya ausencia es imperdonable ante un filial, es la agresividad en el juego. Salvo Mantecón cuando entró en el campo, el equipo amarillo se mostró demasiado permisivo con los jóvenes del Athletic B que, como se suele decir, hicieron lo que les dio la gana evitando que se notara la mayor experiencia y veteranía del adversario.