Reyes Magos
Nicolasito, bufón o ayuda de cámara. Por Carlos Funcia para Con la Venia.
El 'pequeño Nicolás' no es el primero que se ha colado entre las generosas costuras de este puerto de arrebatacapas que era la España de la Transición sin que nos diésesmos cuenta, o mejor aún, dándonos perfectamente cuenta, pero mirando para otro lado. La cleptocracia, el distraimiento de lo ajeno con alevosía es, de hecho, una seña de identidad española desde hace más de 500 años: ya Lázaro de Tormes lo comprendió cuando descubrió con asombro que su amo ciego descubría que tomaba más uvas de las que le correspondían: "Yo las tomaba de tres en tres y tu callabas". De modo que no es la primera vez que un Nicolasito se exhibe en medio de la pompa y el boato de los asuntos públicos. Un poco más acá, en 1735, el artisma español más importante de todos los tiempos, Diego Velázquez, terminaba su obra maestra 'La familia de Felipe IV' (de la que era pintor de cámara), más conocido como Las Meninas. Junto a la infanta Margarita, los reyes en el espejo, las meninas Agustina Sarmiento e Isabel de Velasco, la enana Maribárbola, el aposentador José Nieto y la gobernanta Marcela Ulloa, en el ángulo derecho, abajo, se encuentra Nicolasito Pertusato, un bufón al servicio de la reina que está pateando al perro 'César'. Este Nicolasito tuvo más suerte que nuestro 'pequeño Nicolás', pues llegó a ser Ayuda de Cámara y vivió en la corte hasta la edad de 65. Nicolás Pertusato nació en Alessandria della Paglia, en el Milanesado. Como nuestro pequeño Nico, pertenecía a una clase social elevada, pues su hermano Lucas formaba parte del Consejo de su Majestad, siendo Presidente del Supremo Senado de Milán. Probablemente llegó a la corte española como séquito de doña Mariana de Austria, segunda esposa de Felipe IV (o séase, como nuestro pequeño, en el segundo matrimoniio del PP, el de Rajoy). A la muerte del rey, muy poco después de asumir la regencia de su hijo Carlos II, la Reina concede a Nicolás Pertusato una 'ración de cámara'. Dicha merced consistía en enfermería y ración de criada de cámara, a lo que se añade, por decreto los mismos gajes que gozaba una criada de cámara, es decir, una asignación anual de maravedíes "y una gallina más cada día". A nuestro actual Nico le bastó con una de esas gallinas, la que ponía huevos de oro, que no la mató, que no, que le explotó en las manos por un quítame allá esas pajas.
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