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El peor equipo del mundo | Crítica

Fallida comedia deportiva

Michael Fassbender, un entrenador en horas bajas en 'El peor equipo del mundo'.

Michael Fassbender, un entrenador en horas bajas en 'El peor equipo del mundo'. / D. S.

El actor y director neozelandés Taika Waititi se dio a conocer prometedoramente con las interesantes Boy (2010) y Lo que hacemos en las sombras (2014), lo que le valió saltar a Hollywood. Hubo un tiempo en el que dicho salto no implicaba una merma de facultades creativas sino -Hitchcock, Wilder, Tourneur, Lang, Siodmak o Sirk (cuyas películas alemanas, antes de huir de los nazis, ofrece estos días Filmin)- más bien lo contrario: un crecimiento. Desde hace años sucede lo contrario: supone meterse en un engranaje mucho peor -vistos los resultados- que los de los antiguos grandes estudios. La carrera de Waititi en Hollywood está ligada al hartible universo de los superhéroes Marvel: Thor: Ragnarok (2017) y Thor: Love and Thunder (2002) con alguna excepción más original como Jojo Rabbit (2019) en coproducción americano-neozelandesa, a lo que deben sumarse numerosas colaboraciones en series televisivas.

En esta línea descendente se inscribe esta comedia más blandita que amable en la que Waititi abandona el tono levemente -solo levemente- provocativo que su cine ha ido perdiendo desde sus dos primeras películas para darse a la comedia familiar de tema deportivo al estilo de Ellas dan el golpe de Penny Marshall, la excelente The Damned United de Tom Hooper, Un gran equipo de Olivier Dahan o Campeones de Javier Fesser, en las que por diversas circunstancias un entrenador ha de vérselas con un equipo digamos que singular en condiciones igualmente singulares.

Al igual que la película de Hooper -de la que está a años luz- esta se basa en hechos reales: un entrenador en modo Titanic -es decir, hundiéndose cada vez más personal y profesionalmente- se hace cargo de la desastrosa selección de fútbol de la Samoa Americana que había batido el récord de perder un partido por 31 a 0, logrando ser considerado el peor equipo del mundo. Una historia que ya contó (y mejor) el documental del mismo título de Mike Brett y Steve Jamison.

Buen rollito, superación, gags no siempre divertidos, un guión que estira la anécdota y la broma del equipo desastroso como si fuera chicle y un Fassbender que no está en sus mejores días son los ingredientes de esta comedia que aspira a ser simpática.

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