Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

La espera | Crítica

Cortijo maldito

Víctor Clavijo, de nuevo protagonista de un filme de F. Javier Gutiérrez.

Víctor Clavijo, de nuevo protagonista de un filme de F. Javier Gutiérrez.

En el recuerdo algo lejano, 3 Días combinaba con cierto éxito géneros aparentemente poco combinables como el tremendismo andaluz, el western, el thriller y la ciencia-ficción apocalíptica en una de esas operaciones posmodernas que tenían tanto de singularidad local como de carta de visita para mayores empresas internacionales. De hecho, el cordobés F. Javier Gutiérrez probó después suerte en Hollywood con un spin-off de The Ring que no convenció ni al público ni a la crítica que sí había prestado atención a su primer largo.

Seis años después, La espera supone un regreso al terruño y también a unas pretensiones de homenaje y mezcla genérica algo menos agitada en la coctelera: la película apunta hacia el thriller de venganza en el ambiente seco, clasista y tipificado de los cortijos y cotos andaluces de los años 70, para virar luego hacia el territorio de eso que ahora llaman folk horror. En su epicentro, Víctor Clavijo sostiene de nuevo y prácticamente en solitario (y siempre mejor mudo que poniendo acento andaluz) un combate físico y psíquico contra el destino, la climatología y la fatalidad sobrevenida que lo empujan a un delirio que se materializa ya en la segunda parte como alternativa enajenada a la tentación del suicidio culposo.

Gutiérrez saca buenos réditos visuales de una producción limitada y tira de oficio aprendido y mimetizado para suplir entre brotes gore la práctica ausencia de palabra en un entorno cada vez más enrarecido. El problema es que esa deriva siniestra y diabólica que se adivina pronto se tuerce a veces por caminos rayanos en lo paródico (el anillo en el desagüe), lo que da al traste con esa escalada sulfúrica que, a la postre, no termina de eclosionar como hubiera sido deseable. Las comparaciones con La caza o Los santos inocentes, por respeto a Saura y Camus, sobran.