Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Conspiración en El Cairo | Crítica

Infiltrado en la mezquita

Una imagen icónica del filme de Tarik Saleh.

Una imagen icónica del filme de Tarik Saleh.

El sueco de origen egipcio Tarik Saleh (El Cairo confidencial) empieza a hacerse un nombre en el orbe festivalero y los circuitos del world cinema más exportable con su mirada poco complaciente y crítica al país de sus raíces pasada por las claves narrativas y la estética del cine de género, más concretamente el policiaco o, como en esta Conspiración en El Cairo, el thriller de infiltración y espionaje dentro del mundo de las universidades islámicas donde se debate el rumbo y el futuro político-religioso del país.

El cineasta ensancha la pantalla, toma cierto pulso realista a las calles, se sube a los minaretes y cocina a fuego lento la relación entre un joven estudiante de origen humilde y su paulatina labor como informante (con ideas propias) a instancias de un coronel la Seguridad del Estado (Fares Fares, su actor fetiche, aquí muy caracterizado) en una operación que, sobre la base de encuentros recurrentes, intercambio de información y accidentes varios, va revelando el alto grado de corrupción que rige los designios y las cloacas del país norteafricano.

Demasiado pegado a las demandas y giros de su guion, Saleh no consigue trascender con la puesta en escena o el ritmo adecuado el trazado pre-programado de su historia, dejándose por el camino algunas cuestiones de verosimilitud, detalles o matices sobre los personajes y sus motivaciones y dilemas o cierto sentido del suspense, para entregarse con evidencia al mensaje de denuncia sobre la corrupción del sistema, la islamización de lo civil y la utilización de peones desechables en el juego de las estrategias de poder.