La primera lección que recibí en la facultad de Periodismo es que la objetividad no existe, que la verdad no existe. Son cientos, miles de verdades (tantas como observadores sobre el objeto se posen) las que conviven en un sólo hecho. Al periodista le toca contar todas las que pueda, incluida su propia verdad. Si hoy recuerdo esta lección es por la chirigota 'Pepe el Trola' ya que, por el contrario, utiliza cientos, miles de embustes (tantos como los observadores nos cuentan) para llegar a una verdad absoluta: La de que la ironía es el arma más efectiva de la crítica.

No, no es que la chirigota de Selu anoche tocara el cielo, no llegó tan lejos, pero siempre alcanza lugares que pocos consiguen conquistar a través de las medias verdades, de voltear el espejo o de romperlo en mil pedazos. La gracia, sin embargo, es otra verdad huidiza a la que se llega por distintos caminos. Selu siguió la senda correcta y, por momentos, se desvió. Pero queda carretera...

Medias verdades también en el coro de Martínez Mora, con su acento engañoso, borroso, pero que suena mejor en sus voces limpias. Medias verdades en las agrupaciones medias de la noche. Con repetorios que, igual, nos atrapan, igual nos repelen.

Medias verdades, medias mentiras, siempre, en todo lo que vemos, escuchamos y hacemos.

Vea los vídeos y crónicas de las agrupaciones

La boutique

Los coco

Pepe Trola

Loquito por verte

Los Quintero

La mensajera

Los reyes de abastos

Conjuro